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Médicos en plena formación ante el reto de sus vidas

21/04/2020 - 

VALÈNCIA (EFE). La pandemia generada por la COVID-19 ha hecho que médicos como Sofía y Ángel, que se encuentran en plena formación, se tengan que adaptar al trabajo en el hospital y asumir más responsabilidades, una estudiando un máster de Medicina Preventiva y Salud Pública, y el segundo como MIR de cuarto año.

Sofía, estudiante del máster y médica de carrera, utiliza un nombre ficticio para declarar a EFE que, como residente de formación obligatoria de Medicina Preventiva en el Hospital General de València, al principio de la pandemia tuvo que reincorporarse en el centro "deprisa y corriendo".

"Creo que nadie se esperaba esta situación, entonces al principio hubo mucha carga asistencial, y en nuestro centro una adjunta dio positivo en coronavirus, así que los residentes tuvimos que asumir más cargas y responsabilidades", explica.

Sofía compagina sus estudios con el trabajo, ya que el máster continúa de manera virtual: "Nos encontramos con días de trabajo de 13 horas, con clases 'online', trabajos y el Trabajo Final de Máster (TFM), y eso está siendo un poco agotador".

En el hospital, los sanitarios de Medicina Preventiva no están en contacto directo con los pacientes, pero sí hacen llamadas a los contactos de los ingresados que han dado positivo en la COVID-19 para prevenir la infección.

"Ahora lo que llevamos es el tema del aislamiento en casa, cómo gestionarlo, qué hacer cuando empiecen a sentir síntomas y saber con quién han estado y en qué condiciones. Lo mejor es mantener la distancia, que la persona que esté en cuarentena se quede aislada de la casa y que intente no tocar aquellos objetos que pueden ser utilizados por el resto de los miembros", comenta.

Por su parte, Ángel es MIR de cuarto año en el mismo hospital de València, trabaja con Sofía desde el inicio de la pandemia y explica que al principio estaba en un hospital de Castelló, haciendo labores "sobre todo de epidemiología".

"Yo me encargaba mucho de llamar a contactos de pacientes que habían dado positivo en coronavirus, en ese momento eran pocos, sobre todo en Castellón, pero a los pocos días de decretar el estado de alarma me llamaron para que volviera a València, y ahí había mucho más trabajo, ya no era un caso cada dos días", continúa.

Ángel recuerda que al principio era "un caos", debido a que "era una cosa nueva", no había prácticamente nada montado y en esas semanas tuvieron que adaptar el hospital a la pandemia. "Lo peor ha sido la incertidumbre, porque tampoco sabías hasta qué punto era grave ni si lo que llevabas era suficiente para los pacientes", aclara.

Ambos valoran la cooperación entre servicios que se ha realizado en el centro hospitalario: "Al principio hicieron una unidad de coronavirus, formada por especialistas de (Medicina) interna, de neumología, de infecciosas, de preventiva... Y esa coordinación ha ayudado mucho a que fuera mejor", explican a EFE.

Como agradecimiento, Ángel comenta que en el hospital hay muchas personas que llevan comida a los médicos, incluso algunas tiendas también, "pero muy pocas veces nos ha llegado a los de preventiva", se ríe.

En cuanto a la prevención del virus, ambos reiteran la necesidad de lavarse las manos "de manera continua", debido a que "no sirve de nada llevar la mascarilla si no se usa bien".

"Yo he visto a gente con la mascarilla mal puesta, con la barbilla descubierta o la nariz, o incluso tocándose la cara tras haber estado en el metro, y así se puede contagiar", lamenta Ángel.

¿Y a nivel personal? Sofía y Ángel afirman que se han visto "obligados" a asumir mucha más responsabilidad de lo que les "tocaba por contrato", pero explican que, gracias a ello, han adquirido más experiencia de la que se podrían imaginar: "Hemos aprendido mucho, pero no es la mejor situación", concluye Ángel. 

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