Hoy es viernes de volver a Perú, rememorar y honrar a los que hacen del arte del servicio un plus que cuenta mucho. En el tema del vino, claro, y en este día en Maido con la estupenda sumiller de nombre Flor Rey.
Restaurante que provoca controversias, como otros grandes limeños, pero nosotros, quesomos risueños, nos despojamos de prejuicios dispuestos a disfrutar. Así, nos encaminamos por las calles de nuestro Miraflores de aceras traviesas con nocturnidad, alevosía y bastantealegría.
Llegamos al local tenue y bullicioso donde nos espera el rinconcito de esa barra que será recreo durante unas horas. El menú lo tenemos claro, vamos a por todo. Y ante la duda vinosa aparece ella y ya está decidido que queremos lo que nos dé. Un maridaje viajero y curiosón que nos hace aprender cositas y, sobre todo, pasar un rato rebueno. Copas que casan con cada plato haciéndose compañía con sabiduría y esa amabilidad que te llena de algarabía. Y toca meterse en materia empezando con el Ca del Bosco Cuvée Prestige Brut (Ca’ Del Bosco). Gurbujillas de Franciacorta que no se cortan, porque son chardonnay, pinot bianco y pinot nero en ideal conjunción que refresca mogollón. Carbónico finito y gonito con un seco de los que nos parecen lo correcto. Festejos que se inician tan apetitosos como los aperitivos que lo acompañan: la papa amazónica, el senbei de arroz con mariscos y el pato.
Seguimos y ahora desde ese Chile que nos trae el Baetting Los Parientes Pinot Noir 2020 (Baetting). Profundidad de fondos marinos que se inspeccionan con curiosidad. Fruta a tope de colorada con floripondios que lo mismo. Todo en perfecta armonía y, qué tía, que la lía en conjunción sorprendente y resultona cuando llegan los bivalvos con espuma de mar y crujiente de algas.
No nos vamos muy lejos con el Michelini i Mufatto Balsa de Piedra Semillón 2021 (Michelini i Mufatto) porque es nacido en la Argentina. Cuerpecillo de joven que promete ser hombretón. Varietal que nos gusta tal cual, con sus melocotones jugosones y de un sabroso tostado. Sin tostarse, que es serio y comedido para lograr mantenerse bien erguido. Y vaya si lo hace ante la barbaridad de la guindara en tempura con salsa de papa nativa.
Cambiamos de tercio total, que nos vamos a pimplar un sake. El Kikusui Junmai Ginjo (Kikusui) que nos encandila con su sensible caricia. Delicadeza de lirios ondeantes por la brisa que se suma despacito haciendo que lo más natural se transforme en bonito. Lo liviano haciendo camino de los que gusta patear y besar con un nigiri de toro.
Volamos rapidito hasta Francia, que nos espera el Costières de Nîmes Cuvèe Excelence 2020 (Mas des Bressades). Viogner y uvillas varias que hacen patria como pocos. Piedros brillantes y vibrantes entre los que crecen árboles con sus frutos blancuzcos. Persistencia y calidez de la que da cariño. Fudres grandotes y lejanos que nos toman las manos para sacarnos escalofríos de emoción con la leche de tigre, cangrejo, espuma de yuca y chorizo amazónico.
Con el Zuccardi Polígonos del Valle de Uco Verdejo 2021 (Zuccardi Wines) nos situamos en Tupungato, que con ese nombre debe molar un rato. Como este verdejito que está pero que muy rico. Con su tiempo en huevos de hormigón para que haga las delicias un montón. Cítricos en su punto justo con regusto a ser gustoso, su fuerza precisa y precisamente cuando llega el sudado de mero y algas.
Sumamos países y paisajes con Italia y su Demarie Sabbia Orange 2019 (Demarie). Uva arneis y 45 días con sus pellejos. Néctar amielado que totalmente le ha dado con la textura rugosita y el deje que hace que cada trago se repita. Una y otra vez, sorbito a sorbito y con otro plato que quita el hipo, el chupe de camarones envuelto en masa xiao lon bao.
El Gratallops Black Slate 2020 (Black Slate) es casa porque viene del Priorato para hacernos pasar un buen rato. Garnacha, cariñena y un poquito de syrah con su justo y mitad de roble. Masticable y con contundencia, pero sin dejar de ser amable. Frutales grandotes y oscuros que estallan en restallante jugoso. Pasiones revoleantes con las que decimos sí a ir palante con el gyutan a la brasa, con salsa de seco, jora y frejoles.
Para darle a los postres vamos en primer lugar con el bebedizo Miskioca Yurak 2019. Fermentado, suave y sutl del propio país. Con su dulzor necesario que no se excede en exceso. Trago corto para darle al chupito y ponme otro, por favor. Porque nos llega a parecer excelso en el instante de hacer desaparecer la piña con shoyu, coco, camu camu y ron de Chiclayo.
Terminamos con la Mistela de Quebranta (Bodega Murga). Elaborada con mosto macerado de variedad llamada quebranta y destilado de la misma. Reposito para estar muchos meses siendo refresco con sus amielados nada cansados y cacao a tope de ful. Lo que podría decirse guanderful para rematar la velada con el choco-matcha, castañas y mochis.
Final feliz de los de verdad con el que despedimos recuerdos de un mágico verano que nos guardamos en el corazón hasta que se los lleve el viento. Y, mientras, atentos, que en dos semanas volveremos, pequeños.