Y una reflexión en torno al corsé de listar una producción inabarcable
VALENCIA. El año que se agotará en apenas unos días ha dejado varios hitos para la música grabada, pero de ese tipo de hitos con los que la industria musical -o lo que queda de ella- no esperaba tener que defender hace apenas unos años. La industria, la concentración de las majors, su octavo cambio de modelo de negocio en lo que va de siglo, ha visto como por primera vez en España los ingresos a través de formatos digitales (con el streaming sonando como el rey del mambo) han superado por primera vez a lo conseguido en formato físico. Y, para rematar esta resituación de lo que un día fue un establishment del entretenimiento, un foco de cultura y hasta una actividad para la reflexión, The Beatles, el catálogo que parecía nunca iba a llegar a escucharse a través de los sistemas de reproducción online, ya está en los principales distribuidores de música a un clic.
Este componente, el del consumo digital de música, ha puesto patas arriba el indómito encargo de hacer listas con lo mejor del año. Hace demasiados años que la forma en la que los receptores se enfrentan a la música grabada es radicalmente distinta. Y también a la música en directo, con la fórmula de festival sosteniendo a duras penas una parte del sistema que, por aliteración de carteles y desinterés del público en la banda sonora de sus cervezas y relaciones sociales, acabará por ser tan nocivo para la percepción profesional de esta actividad como lo fue la imposición del playback en la televisión española.
La envainada del sector con respecto al consumo digital, o lo que es lo mismo, aceptar las reglas del juego comercial mucho menos boyante pero imperdible, apenas se inició hace dos años. En 2013 la industria empezó a incluir los registros comerciales digitales en las cifras de consumo hechas públicas y, para que se tenga claro lo lento que se ha realizado todo este proceso de 'adaptación al medio', tan solo hace un año que esos ingresos empezaron a recuperarse gracias a la aportación de lo obtenido digitalmente.
Sin embargo, el punto de partida lucha contra una realidad mucho más interesante y difícil de encajar desde los medios: la producción musical no sólo no cesa, no sólo no se desploma en términos de producción; la producción musical, la creación de música y la virtud de las canciones sólo se multiplica. Es el milagro de los panes y los peces derivado en gran medida por una proyección del aumento de profesionales de la producción y del acceso -tan democrático como pirata- de los creadores a sistemas de grabación profesionales, instrumentos de gamas medias a precios relativamente asequibles y todas las extensiones posibles (pedales, percusiones, microfonía, plug-ins...) convertidos en una comunidad de bienes entre los citados.
La mayor prueba es que en una sola calle de un solo polígono, como 'la principal' del Camino de la Mar de Alboraya, encontremos una población de entre 60 y 80 bandas distribuidas entre cuatro naves de locales de ensayos. Fluctúan en número, pero ¿cómo es posible que en una sola calle de un solo polígono industrial de una población de Valencia haya seis o siete veces más bandas que salas de conciertos en la capital de la región?
La música, en definitiva, vive en una constante reposición de sus posibilidades. Cuando los medios eran -en la medida que sus consejos de administración lo permitían- frontalmente críticos contra el sistema comercial que posicionaba los éxitos impuestos por la promoción de las citadas majors, llegó internet, YouTube y Spotify, por este orden, y cambiaron la forma en la que las canciones acababan por ser escuchadas. La radiofórmula resituó su imperio y las grandes estrellas en industrias mucho más raquíticas que lo deseable, como la española, se blandieron ante las exiguas posibilidades de generar un mínimo de riqueza en el sector.
Y lo digital no lo es todo. A los grandes consumidores de música se les ha planteado desde hace algunos años un paradigma que, en caso de tener la invitación a resumir 'lo mejor del año' en una lista, acaba siendo decisivo: la ingente producción de autoeditados. Aunque la autoedición ha estado siempre, es posible que en este momento -y por las razones de acceso a materiales y rutinas tecnológicas de calidad- vivamos un auténtico choque de trenes entre la libertad, la honestidad y algunos de los valores más sanos con los que puede contar la creación musical en este ámbito de la autoedición. Autoedición que significa autopromoción, autodistribución, autofinanciación y, a veces, autoconsumo. De si ese sistema de creadores tiene una insana tendencia a convertirse en gueto frente a la gran industria (que en Estados Unidos o Reino Unido, afortunadamente, sigue siendo un gigante comercial) se habló mucho y de manera interesante en el Ciclo Edita impulsado durante los meses de noviembre y diciembre en Espai Rambleta.
Con todo ello, con la devaluación del peso de la producción nacional comercial frente a los gigantes sajones, quizá más gigantes ahora que las estructuras sectoriales de países como España llevan a sus líderes en ventas, conciertos y premios pasarlas canutas, con la autoedición reinante y las inagotables alegrías que la creación musical valenciana tiene por costumbre ofrecer, esta es la guía de 30 discos sin jerarquía para aproximarse, entender y disfrutar mejor lo sucedido en 2015.
En su contra se puede decir que no la protagonizan sonidos trap, bandas como PXXR GVNG o la profunda huella sonora que se impone del masivo consumo de reggaeton y electrolatino. Las tendencias más inminentes son más complicadas de digerir en una visión reduccionista del año. En definitiva, los discos, como publicara en este mismo medio hace algunos días Rafa Cervera, "cambian tu vida, pero no el mundo", pero sobre todo lo hacen en un espacio muy ajeno al absurdo corsé de limitar lo que sucede con la música en calendario gregoriano en el que vivimos.
Publicada originalmente en la revista Plaza del mes de diciembre de 2015.
ÁLBUM: I LOVE YOU, HONEYBEAR ARTISTA: FATHER JOHN MISTY |
ÁLBUM: HASTA LA RAÍZ ARTISTA: NATALIA LAFOURCADE |
ÁLBUM: IN COLOUR ARTISTA: JAMIE XX |
ÁLBUM: UPTOWN SPECIAL ARTISTA: MARK RONSON |
ÁLBUM: CURRENTS ARTISTA: TAME IMPALA |
ÁLBUM: MUSIC COMPLETE ARTISTA: NEW ORDER |
ÁLBUM: POISON SEASON ARTISTA: DESTROYER |
ÁLBUM: TO PIMP A BUTTERFLY ARTISTA: KENDRICK LAMAR |
ÁLBUM: APEX PREDATOR - EASY MEAT ARTISTA: NAPALM DEATH |
ÁLBUM: HAIRLESS TOYS ARTISTA: RÓISÍN MURPHY |
...a partir de una sola canción
ÁLBUM: ROBE INIESTA ARTISTA: LO QUE ALETEA EN NUESTRAS CABEZAS |
ÁLBUM: VOCES DEL EXTREMO ARTISTA: NIÑO DE ELCHE |
ÁLBUM: LO MALO QUE NOS PASA ARTISTA: FRANCISCO NIXON |
ÁLBUM: LA ISLA MÍNIMA (BSO) ARTISTA: JULIO DE LA ROSA |
ÁLBUM: DADNOS PRECIPICIOS ARTISTA: EGON SODA |
ÁLBUM: AMATRIA ARTISTA: AMATRIA |
ÁLBUM: LUIS BREA Y EL MIEDO ARTISTA: LUIS BREA |
ÁLBUM: ESTUDIAS, NAVAJAS ARTISTA: PERRO |
ÁLBUM: MOST ARTISTA: HIDROGENESSE |
ÁLBUM: NOCTURNAL ARTISTA: AMARAL |
...a partir de una sola canción
ÁLBUM: MARONDA ARTISTA: VIBRACIONES |
ÁLBUM: LOS RADIADORES ARTISTA: GASOLINA, SANTOS Y CALAVERAS |
ÁLBUM: COLECCIONISTAS ARTISTA: COLECCIONISTAS |
ÁLBUM: NO ME QUIERO ENAMORAR ARTISTA: PAPAYA |
ÁLBUM: EL TEMPS DEL LLOP ARTISTA: GENER |
ÁLBUM: CAMINA CONMIGO ARTISTA: SÁEZ |
ÁLBUM: OR I BALADRE ARTISTA: MOX NOX |
ÁLBUM: TRAE TU CARA ARTISTA: CUELLO |
ÁLBUM: SIBERIAN WOLVES ARTISTA: SIBERIAN WOLVES |
ÁLBUM: ENCIENDE TU LOMO ARTISTA: BETUNIZER |