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EL CUDOLET / OPINIÓN

Memorias de València: el gran olvido, Décimo Junio Bruto

12/10/2019 - 

El calendario festivo no ha dado tregua a la alterada semana que ha disfrutado intermitentemente de dos días de asueto. No hubo acueducto, tampoco puente. El miércoles sacamos músculo, hoy lo exaltamos. El sorteo no fue propicio en el bombo del calendario laboral de los trabajadores. Días atrás leía la noticia de un gemellaggio entre dos ciudades. Ambos pueblos se abrazaron por su mismo pasado reconociéndose mutuamente en el presente. Sentí cierta envidia, sana por cierto. Roma reconocía el acento eterno de Sagunt. Lo oficializaba. Lo rotulaba. Distinguía a la capital de Morvedre. Descubría sus raíces. Casi todos hemos visitado alguna vez el rehabilitado escenario de la representación de obras y tragedias clásicas. Los saguntinos disfrutan al descubierto de su bello monumento, los valencianos nos conformamos con caminar desde el sótano pisando el cristalino suelo de nuestros restos romanos, me refiero al subterráneo e imponente Centro Arqueológico de l’Almoina, 

Excavado por los socialistas, inaugurado por los populares, el complejo histórico fue tiempo atrás el segundo mejor museo de Europa, visita obligada en la ruta interior capitalina. Allí descansan las ruinas romanas de la ciudad de origen, la de nuestros ancestros. Los datos históricos sitúan la fundación de Valentia en el 138 a.C. Los valencianos le debemos mucho al Imperio Romano, nacimos amamantados por el deseo feroz de una loba. Me viene a la mente una malsonante pintada en las paredes del viejo Mestalla, tras la vista del equipo Giallorossi en la gira europea blanquinegra de la temporada 90-91 “Roma no fue una loba fue una Zorra. Roma 2-Lecce 3”. A Roma se le debe un respeto, hasta en el fútbol. 

A Jaime I de Aragón se le venera, mantenemos vivo su recuerdo, ensalzamos su cruzada. A Décimo Junio Bruto tan solo se le reconoce por su labor fundacional con una sencilla placa en el callejero de la memoria, membrana que da vida a su testimonial plaza, a espaldas de Basílica. No somos justos con la historia. A veces siento que València es ciudad tras su bautismo cristiano. El 9 d’ Octubre es una fiesta comunitaria institucionalizada en la antigua capital del Reino. Hoy somos una comunidad integrada en la España plurinacional, sin Carta Magna, sin inversiones. No me cansaré de repetirlo, València es la ciudad eterna de la fiesta debiendo celebrar su natalicio. Sagunto y Xinzo de Limia municipio de la provincia de Ourense recrean con vitalidad el espíritu romano. 

Los saguntinos celebran el festival “Ludi de la Romanidad“ con múltiples actos, los gallegos disfrutan de su pasado bajo el paraguas de la Fiesta del Olvido recreando las aventuras militares de Décimo Junio Bruto. Por respeto a nuestra historia deberíamos desfilar con orgullo el estandarte de la abundancia, e incorporar al mapa festivo una recreación histórica de la Valentia romana pensada para el día 22 de enero, día D, de San Vicent Mártir, martirizado por los romanos. Y, si fuera poco ahora que disponemos de una televisión muda, cuestionada, sin apenas audiencia y creada desde la impaciencia que nos caracteriza, relanzar en común con la gallega el paralizado proyecto cinematográfico “Galaicus” daría una bocanada de aire fresco al comunitario medio audiovisual. A pocos días de celebrarse el Festival de Cine del Mediterráneo, fechas propicias para que las autoridades culturales valencianas propongan la idea, mientras dure la Mostra, a algún productor de cine que le pueda interesar dar vida a las hazañas de Décimo Junio Bruto.

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