VALENCIA. Hace un año y un mes, Javier Mariscal (Valencia, 1950) hablaba por primera vez del cierre de su estudio. En la entrevista concedida a Valencia Plaza admitía haber encajado este golpe durísimo y, unos meses después, cuando la revista Plaza del mes de agosto le hacía portada confesaba, no sólo su bancarrota, sino haber tomado pastillas para superar la depresión que supuso el ocaso del grupo de trabajo parapetado bajo este apellido.
Mariscal, una de las marcas personales españolas de mayor impacto en el mundo, creador de la única mascota olímpica que ha sido capaz de superar su propio estadio de promoción, diseñador de alguno de los carteles más icónicos de las últimas décadas, identidades corporativas, logos, editoriales, protagonista de retrospectivas en Corea, Japón o Brasil, diseñador de producto, tocaba el fondo en la escalada de este tipo de declaraciones con una entrevista en la que se autodenominaba "mantero".
Ese fue el punto de partida de un brote de presencia en medios, con una audiencia sorprendida y hambrienta por conocer la historia del diseñador en la ruina. Algunos días después del titular detonante, Mariscal pedía en la ser "a los bancos" con los que mantiene las deudas que provocaron la liquidación del antiguo estudio y su nuevo status quo económico, que le perdonaran parte de los créditos. La razón, apuntaba: "han ganado mucho dinero contigo".
La presencia se empezó a traducir a finales de año en algunos proyectos, entre los que destacaba la revisión low cost de la imprescindible marca-cartel-campaña Bar-Cel-Ona. Lo que había servido para una gran ciudad décadas atrás parecía ahora servir para poblaciones medianas y pequeñas, pasando del trabajo de dibujo propio de Mariscal a una revisión 'vía Photoshop' de un concepto deteriorado. El siguiente escalón fue Mariscal Portraits, bajo la misma fórmula de la adaptación low cost de Bar-Cel-Ona pero con retratos. Él mismo lo explicaba en este vídeo:
Presentación Mariscal Portraits from Mariscal Portraits on Vimeo.
Este proyecto ha sido el desencadenante para que Miga, un colectivo de profesionales de la comunicación y el arte, hayan lanzado el proyecto Mendigart. Esta parodia con fines benéficos señala la deriva comercial y personal en la que ha entrado Mariscal, y describe que, aunque "en un principio Mariscal tasó sus retratos en 140€", finalmente los vende por 280€. La propuesta no requiere más análisis y es la siguiente:
"Mariscal intentando salir adelante con sus medios y la gente poniéndolo verde por un lado o elevándolo a categoría de gurú por otro. Nosotros somos más prácticos y de todo esto hemos terminado aprendiendo. Y es ahora cuando os proponemos una iniciativa a la que hemos denominado Mendigart".
"Resulta que nosotros también sabemos calcar fotos y nos preocupamos por los niños, pero no somos Mariscal. Así que hemos pensado en algo: durante un año podéis mandarnos por la vía que queráis (redes sociales o con un correo electrónico a [email protected] con el asunto MENDIGART) una fotografía (puede ser vuestra, de vuestros amigos, de vuestro perro o de una estrella del porno) y un texto corto (ya sea el nombre de la persona, una marca comercial o un taco). Después calcaremos el retrato en Photoshop y os lo mandaremos en el mismo formato que Mariscal (jpg A4 a 300ppp) a vuestro correo electrónico para que hagáis con él lo que os salga de los cojones".
Somos conscientes de que no somos ilustradores de reputada fama internacional. No creáis que dedicaremos mucho tiempo a hacer el retrato porque también tenemos que currar para comer. No intentaremos plagiar a Mariscal, ni mucho menos cobraros lo mismo. De hechocobraremos una centésima parte de lo que él pide por uno de sus retratos: 2,8€ vía Paypal. Con ese dinero no les vamos a pagar un colegio de puta madre a nuestros hijos, sino que ese dinero irá directamente a Educo para que niños, cuyos padres no sepan calcar fotografías, puedan acceder a una comida completa al día".
Culturplaza reúne a dos de los artistas vivos valencianos más reconocidos, dos generaciones unidas por la pasión de crear por pura diversión