VALENCIA, (EP). Mercadona ha iniciado este verano las obras de construcción de su nuevo centro de proceso de datos (CPD) en los terrenos ubicados en la localidad leonesa de Villadangos del Páramo, donde invertirá 21 millones de euros y cuya puesta en marcha está prevista para el segundo semestre de 2018, según ha informado la compañía en un comunicado.
En concreto, la inversión estimada es de 21 millones de euros, de los cuales 6 millones de euros corresponderían a la parte de obra e instalaciones, y los 15 millones restantes al equipamiento e instalaciones informáticas.
La construcción de este nuevo centro de proceso de datos, el segundo que dispondrá la compañía tras la puesta en marcha del de Albalat dels Sorells en Valencia, se ubicará en una parcela de 7.200 metros cuadrados, de los que 2.000 metros cuadrados serán de superficie construida.
Para la puesta en marcha de este nuevo 'cerebro informático' se prevé que durante la fase de construcción de las instalaciones operen más de 40 empresas y una media de 100 trabajadores.
En el diseño y la construcción del centro, se tendrán en cuenta los niveles de redundancia necesarios, para garantizar los máximos niveles de seguridad y disponibilidad para el funcionamiento ininterrumpido de las operaciones de los más de 1.500 supermercados de la compañía, sus bloques logísticos, almacenes, y de respaldar la expansión internacional en Portugal.
El nuevo CPD se sumará a la actividad del actual en Albalat dels Sorells, y permitirá elevar la eficiencia y agilidad de los procesos de la compañía, como por ejemplo, mejoras en la gestión en tiempo real, tanto en tiendas como en la relación con productores en origen y que permite una mayor rapidez en la toma de decisiones.
Mercadona ha recordado que en 2012 puso en marcha su plan de transformación digital, con una inversión total prevista de 120 millones de euros, a través del cual la informática se pone a disposición del negocio para una mejor gestión de todos los procesos, especialmente, de los productos frescos.
La compañía presidida por Juan Roig ya fue pionera en 1982 al ser la primera empresa en poner el código de barras, visualizando que sería una herramienta indispensable para poder gestionar el negocio.
La iniciativa comienza con la adecuación de 6 entidades sociales y con la donación de 7 furgonetas de reparto.