BERLÍN (EP). La canciller alemana, Angela Merkel, seguirá al frente de la mayor economía de Europa otros cuatro años tras ganar las elecciones de este domingo, pero ¿quién es realmente la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y cómo se convirtió en la mujer más poderosa del mundo?
La "chica" de Helmut Kohl, la subestimada, la versátil, la canciller del clima, la canciller de los refugiados, la reina de hielo, la canciller de las crisis,... la lista de títulos para referirse a Merkel es larga. Sin embargo, es difícil decir cuál de ellos la define mejor: quizás todos o solo algunos o cada uno en su momento.
Las proyecciones elaboradas tras las elecciones federales de este domingo en Alemania confirman la victoria de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel con un 32,9 por ciento de votos y la irrupción del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que alcanza el 13 por ciento y se sitúa como tercera fuerza política del país.
En segunda lugar está Partido Socialdemócrata (SPD), que ha obtenido un 20,6 por ciento de votos. La gran sorpresa tras la votación ha sido la decisión del SPD de renunciar a formar de nuevo gobierno con Merkel y reeditar así la grancoalición.
Por detrás de AfD están el liberal Partido Democrático Libre (10,6 por ciento), el partido La Izquierda (9,1 por ciento) y Los Verdes (8,9 por ciento), según las proyecciones sobre voto real elaboradas por la cadena de televisión pública ARD.
Estos porcentajes se traducirían en un bloque conservador liderado por la CDU y que tendría 239 escaños en una cámara de 690 asientos. El SPD se quedaría en 149 representantes, AfD tendría 94, el FDP contaría con 77, La Izquierda con 66 y Los Verdes con 65.
Con esta aritmética las opciones de mayoría pasarían por un acuerdo CDU-SPD ya descartado por los socialdemócratas o por una inédita alianza 'Jamaica' CDU/CSU-FDP-Los Verdes por los colores de la bandera del país caribeño y los que identifican a estos tres partidos.
El Partido Democrático Libre alemán (FDP) se ha ofrecido como posible socio de gobierno de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel, aunque ha planteado condiciones.
"No estamos condenados a gobernar, pero estamos naturalmente dispuestos a asumir responsabilidad política", ha afirmado el presidente de los liberales, Christian Lindner. "Todo dependerá de los contenidos", ha añadido.
La CDU y su aliado bávaro habrían ganado las elecciones con un 32,5 por ciento de votos, según la encuesta a pie de urna elaborada para la televisión pública ARD, seguidos por el Partido Socialdemócrata (SPD, 20 por ciento), AfD (13,5 por ciento), el Partido Democrático Libre (FDP, 10,5 por ciento), Los Verdes (9,5 por ciento) y La Izquierda (9 por ciento).
Con esta aritmética las opciones de mayoría pasarían por un acuerdo CDU-SPD ya descartado por los socialdemócratas o por una inédita alianza 'Jamaica', CDU-FDP-Los Verdes, conocida así por los colores negro, amarillo y verde de la bandera del país caribeño y que identifican a la vez a estos tres partidos. Esta fórmula es inédita a escala federal, pero ya existe en el estado de Schleswig-Holstein.
Los Verdes han manifestado disposición a entablar negociaciones, pero han advertido de que no serán "un aliado fácil". El carismático Lindner reconoció, en tanto, que existen grandes diferencias con Los Verdes.
El desembarco de la Alternativa para Alemania (AfD) en el Parlamento alemán marca un hito porque por primera vez en décadas volverá a sentarse un partido de tendencia ultraderechista en el edificio del Reichstag de Berlín, una sede parlamentaria cargada de historia y simbolismo.
"Me da miedo la idea de que, cuando regrese al Bundestag, por primera vez desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 un nazi hablará ante un micrófono en el Reichstag. Es algo que hay que denunciar", ha declarado el ministro alemán de Exteriores y 'número dos' del Gobierno saliente, Sigmar Gabriel, en una entrevista reciente.
El edificio del Reichstag fue inaugurado en 1894 junto a la Puerta de Brandeburgo. En 1918, tras el fin de la Primera Guerra Mundial y la abdicación del Emperador Guillermo I, fue proclamada desde allí la República de Weimar.
La sede del Parlamento también estuvo estrechamente ligada al fin de la República de Weimar. Un incendio provocado aparentemente por el comunista holandés Marinus van der Lubbe destruyó la sala plenaria en la noche del 27 de febrero de 1933 y con ello la efímera existencia de la república.
Adolf Hitler, elegido canciller alemán el 31 de julio de 1932 tras obtener un 37,3 por ciento de los votos, usó el incendio como excusa para lanzar una acción concertada contra sus rivales de cara a unas elecciones anticipadas previstas para una semana más tarde.
Hitler había logrado convencer al entonces presidente alemán Paul von Hindenburg de que convocase comicios para obtener más poder. El Partido Nacionalsocialista Alemán (NSDAP), el partido nazi, ocupaba 196 escaños en el Reichstag.
Después del incendio, líderes de la bancada comunista fueron detenidos, la prensa socialdemócrata prohibida temporalmente y fueron derogados importantes derechos fundamentales como la libertad de opinión y de asociación.
Hitler también ganó las elecciones de marzo, pero no consiguió la mayoría absoluta e impuso una ley que otorgó más competencias al Gobierno y obligó al Parlamento a aprobar otra por la cual quedaba sin poder, allanando el camino para una dictadura que sembraría el terror en Alemania y Europa y desencadenaría la Segunda Guerra Mundial.
Pero eso ya no ocurrió en el edificio del Reichstag, que no fue utilizado como sede permanente del Parlamento hasta 1999, nueve años después de la reunificación alemana y de la mudanza del Gobierno y del Parlamento federal de Bonn a Berlín.
El economista jefe de la firma suiza desgrana el impacto que los comicios germanos pueden tener sobre el resto de países europeos y los mercados financieros