De restaurantes y sumilleres

Mina de oro en copa y plato

Hoy es viernes de seguir de viaje y vino. En ese camino que nos hemos empeñado en hacer para reconocer al sumiller. En Bilbao y resurgiendo desde lo más profundo de la tierra, del tiempo y tan contentos. 

| 28/04/2023 | 4 min, 26 seg

Que hablamos de Mina, antigua mina que no contamina más que de felicidad. Restaurante que es un grande desde que cruzas el umbral de la puerta. Con un equipo que es la perfección soñada por acogedora bienvenida, la justa cercanía y unos ritmos y haceres de alta escuela. Y entre ellos ese Davide encargado de la bodega y de dar de beber con todo el tino. Así que nos ponemos en manos del destino, que son las suyas, y dejamos que la fiesta fluya desde la maravillosa cocina de Álvaro Garrido a cada copa que la acompaña con mucha maña. Comenzando por el aperitivo en forma de Manzanilla MAR7 (Despacho MAR7). Brisa marina llenita de sal masticable. Sabrosura que, sin llegar a madura, nos da la edad precisa. Sonrisas que se dibujan en la arena que nos espera más pronto que tarde. Y que no falte, que el jerez es nuestro sustento para mantener la alegría, de pascuas a ramos y sobre todo cada día. Y no hay tu tía a decir que no si nos lo ponen con los bocaditos iniciales. 

Vamos al lío con el Taté 2020 (Bodegas Viña Somoza). Valdeorras tinto de garnacha tintorera, mencía, merenzao y brancellao que nos encanta al desordenar la fantasía de recuerdos galos. Fuera complejos para dejarse deslizar por ríos de fruta negra y especias de monte frondoso. Olvidarse del mundo sin necesidad de pensar en nada más que en ti, que eres lo deseado y epatado con el cremoso de ajo negro e infusión de champiñón.

El Izar-Leku 2017 (Bodega Izar Leku) es sorpresa de hondarrabi zuri en forma de gurbujas finitas y gustosas. Seco y directo, muestra seriedad y diversión manteniendo la tensión. La de los juegos emocionantes y, pase lo que pase, seguir adelante. En el País Vasco querido y requerido, ese que convence en cualquier momento y ocasión. Y todo con emoción al probar la ostra Gillardeu escabechada y el salmonete ahumado al romero, coliflor y sidra.

El Contacto 2020 (Álvaro Loza Sanjurjo) nos toca sin vergüenza porque es viura de La Rioja con sus pieles. Naranjismo ilustrado del que cumple con creces y que se crece con lo de comer. Con su varietal tal cual y una formalidad llamativa. Limpito y aseado que parece de otro mundo cuando le plantas delante la sopa de txangurro y yema de huevo de caserío en salmuera y la royal de cebolla morada de Zalla y caldo de chipirón. Platazos.

De norte a sur y vuelta a casa

Con el Ximénez Spínola Exceptional Harvest 2021 (Ximénez Spínola) volvemos a los viejos tiempos de los grandes descubrimientos. Y continúa siendo de los nuestros con su pedro ximénez pasada por asoleo que le da amielados untuosos y fermosos. Con su acidez para poner el contrapunto. El equilibrio entre longitud y latitud sumando lo de ser encantador y molón con la berenjena confitada al té rojo y gamba blanca.

El Mirabrás ÉS (Bodegas Barbadillo) nos devuelve a bodega admirada y anhelada. Catedrales levantadas con la vista puesta en la playa desde las alturas. La soltura de lanzarse de cabeza a emprender aventuras basadas en ideales que lo mismo. Eternidades temporales dando la nota con profundidad. Encendiendo rescoldos que no se quedan cortos junto al deleite de las huevas de merluza con salsa de arenque.

Retornamos al txakoli con el Bat Gara (Bodegas Bat Gara). Cítricos intensos que son como cuchillos afilados. Textura de blanco terciopelo que envuelve nuestros hombros para que los saquen en ellos de la plaza. Con vuelta revuelta. Botella tan resuelta que resulta resultona y se convierte en campeona. Júbilos que son gozada cuando se alían con la trucha con salsa de mantequilla tostada y cítricos.

El Confín 2013 (Bodegas Sabinares) está aquí mismo, porque es de Arlanza con toda su bonanza. Tempranillo, garnacha, mencía y otras cosis, todas en armonía. Elegancia escondida en bosque profundo con vegetación de la buena. Subir colinas para obtener el pico preciso. Precisamente ese en el que nos encontramos tan a gusto que nos dedicamos a disfrutar de la molleja de ternera a la brasa con emulsión de especias.

El broche de postre lo pone el Jarel Moscatel Dulce 2021 (Bodegas Almijara). Malagueño que nos regala melocotones de los de no embriagar, tan solo deleitar. Gorditeces con sus amargores para que todo sea el más justo amor. El valor de hacer lo difícil muy sencillo para no empalagar lo más mínimo. Fuera empachos, porque es simetría y enseña toda su maestría con el vinagre de arroz negro, frutos rojos y cake de mantequilla y el helado de caramelo, sal de araña, nueces y lías de txakoli.

Así echamos el cierre a esta jornada bilbaína, ciudad que retomaremos prontito de paseo y copeo.

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