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Minuto y resultado de la Declaració de Palma, el puente cultural de València, Mallorca y Barcelona

El Institut Valencià de Cultura echa a andar su primera coproducción, cocinada a destajo por la burocracia de esta legislatura

27/11/2018 - 

VALÈNCIA. El fin de semana pasado el Teatre Principal de València acogió la doble sesión de teatro Les darreres paraules/La nit de Catalina Homar, una producción del Teatre Principal de Palma que recogía dos monólogos escritos por los célebres Carme Riera y José Carlos Llop. Que una producción balear recale en un escenario público de València no es algo normal. El clima político de los gobiernos de Cataluña, Comunitat Valenciana y Baleares nunca se habían sincronizado hasta esta legislatura. Y entonces el amor surgió de inmediato. La Declaració de Palma fue un acuerdo tildado de “histórico” entre las tres administraciones en el que se prometían una colaboración activa en materia cultural, incluyendo también el patrimonio cultural y la política lingüística. El acto, que se celebró en Palma el 20 de febrero del año pasado, ha acabado no siendo tanto una acuerdo multilateral sino una suma de las bilateralidades que cada administración ha creído mejor, al menos en materia de programación y producción cultural.

La Declaració de Palma ha sumado a los tres territorios en materia más política que artística. La primera reunión de la que se sacó un acuerdo fue a tan solo dos meses de la primera firma. Desde Reus, los responsables de Patrimonio se reunieron para tratar temas como la creación de un “parque cultural” en el Río Senia (frontera entre la Comunitat y Cataluña) o la colaboración para presentar candidaturas a la UNESCO de elementos patrimoniales comunes, entre otras cosas. Nada se sabe de si se ha materializado de alguna manera los puntos de los que se hablaron. La segunda foto fue entre los responsables de política lingüística de las tres comunidad es autónomas hace apenas unos meses, el pasado julio, en el que volvieron a suscribir las ganas de colaborar entre ellas y de reforzar la reivindicación coordinada de los derechos lingüísticos.

En el ámbito puramente artístico-cultural, el acercamiento bilateral Palma-Barcelona ya echó a andar y lleva camino recorrido, mientras que València, hasta ahora ha sido poco más que espectadora. Ese poco más ha sido, en primer lugar, el aterrizaje de la obra del Institut Valencià de Cultura Happy end durante un fin de semana en el gran teatro mallorquín, semanas antes de firmar la declaración, y el viaje de vuelta que ha hecho a través de Les darreres paraules/La nit de Catalina Homar. Gran parte de la rueda de prensa del pasado martes fue la declaración política de que esta colaboración iba por buen camino y suponía todo un cambio de rumbo: “Hay un cambio de voluntad política por compartir una cultura y una lengua que es común en los tres territorios, pero es que además es más rentable económicamente porque las obras no nacen y mueren en un único teatro, sino que tiene la capacidad de girar en varios territorios; es una oportunidad de invertir mejor el dinero que destinamos a producir obras propias”, decía Carles Forteza, director del Teatre Principal de Palma. Pero mientras el mismo anunciaba que ya está coproduciendo obras con el Festival Grec y el Teatre Nacional de Catalunya, València se quedaba con un simple “interés por llevar a Palma la obra de Tirant”, que se estrenará en febrero de 2019 en el Rialto. 

¿Cuáles han sido las razones por las que se ha producido este desfase? Pues desde el IVC se achaca al largo proceso de transición CulturArts-Institut y a la tardía incorporación de los directores generales. Sin embargo, las cosas parecen ir -siempre bilateralmente- viento en popa. Al interés de Palma en que llegue Tirant el próximo año, se ha de añadir un proyecto de coproducción con el Teatre Nacional de Catalunya para poner a punto una obra de Paco Zarzoso, todo un hito tratándose de un creador local. El proyecto se pondrá en marcha a lo largo del 2019 y principios del 2020 y se estima rodar por las tres capitales. Se espera de esto ser el pistoletazo de salida para proyectos más allá de viajes esporádicos de ida y vuelta. El principio de una gran amistad.

Sin embargo, el clima político puede ser determinante en esta firme voluntad. Porque el camino se ha empezado a andar con una situación insólita hasta ahora en democracia, y el próximo mayo esta sincronía de sensibilidades puede desaparecer. Ciudadanos ya criticó la Declaración tachándola de tener “el objetivo de reforzar la idea de los Países Catalanes e imponer la unidad de la lengua”, según dijo en su día Fernando Giner. El PP también se ha posicionado frontalmente a lo que entiende un “traspaso de dinero a entidades catalanistas”, refieriéndose al Institut Ramón Llull. La paralización del engranaje de la Declaració de Palma, que empieza ahora ha funcionar con algo más de ritmo, puede convertirse en un debate ideológico más en las elecciones autonómicas que se prevén para mayo de 2019. Desde el IVC esperan que el principio de colaboración y de compartir cultura se imponga sobre lemas políticos, pero tampoco niegan que todo puede pasar.

La internacionalización, un objetivo más allá de tres autonomías

La idea de llevar la cultura local más lejos de las fronteras autonómicas no se queda en la Declaració de Palma. Uno de los siete ejes del Plan Estratégico Fes Cultura es el llamado Plan de Internacionalización de las Industrias Culturales y Creativas, con el que la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, trabaja desde mediados de 2016. 

Este plan ha puesto el foco en dos direcciones: en primer lugar, en Barcelona a través del Institut Ramón Llull. Tras el acuerdo de colaboración que se firmó en junio de 2017, la Generalitat, directamente desde los presupuestos, ha destinado este año 91.500 euros; y para el próximo ejercicio, el presupuesto se elevaría hasta los 175.000 euros. Esto ha servido, entre otras cosas, para que las editoriales valencianas formaran parte del panel del organismo en la Feria del Libro Infantil de Bolonia; pero el camino que se considera lógico, según contó Carmen Amoraga para Cultur Plaza hace un año, “es acabar formando parte de la Fundació Ramón Llull como gobierno”.

El acuerdo que se ha hecho más de rogar ha sido con el Instituto Cervantes, ya que estaba pendiente de la nueva dirección de la institución. Finalmente en julio se rubricó el compromiso bilateral y hace tan sólo una semana se anunció que la Conselleria invertiría 80.500 en acciones de promoción del sector del libro valenciano "por todo el mundo" a través de las 76 sedes que tiene el Instituto Cervantes, así como de las siete universidades españolas y europeas que participan en el programa de lectorados valencianos. 

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