Llegamos a la última semana del año, a la Nochevieja, donde hacemos balance de lo bueno y malo, que cantaba Mecano. Aunque tenemos mucho enfrente por lo que preocuparnos, con el coronavirus que no termina de desaparecer de nuestras vidas, no puedo resistirme a echar la vista atrás y reflexionar sobre lo que nos está pasando en España y la Comunitat Valenciana especialmente. Pero no ni con ánimo vengativo, que es como la izquierda de este país entiende el estudio de la Historia, ni melancólico de que todo tiempo pasado fue mejor. Prefiero tomar lecciones de lo vivido y aprender para construir un futuro mejor, que siempre está por llegar.
Aprovecho la bonita tradición española (nacida, no en Madrid como he escuchado estos días por Internet de fuentes mal informadas, sino de los cosecheros del Vinalopó, la mejor uva del mundo) de despedir el año con doce uvas la suerte con la esperanza de que se cumplan estos deseos para el próximo 2022.
1.- Salud. Tiene que ser lo primero. Cuando creíamos que la vacunación masiva efectuada en España espantaba el fantasma de la covid-19, la variante omicron la ha vuelto a situar en niveles altamente preocupantes. Espero que esta última ola sea, de verdad, la última y que a finales del próximo año no tengamos que vivir con restricciones ni con miedo de ser felices y disfrutar de la vida.
2.- Respeto. A los ciudadanos. Debe ser el primer mandamiento de todo gobernante y, me fastidia decirlo, pero es de lo que menos enseña el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tratar a los españoles como adultos, explicándoles de verdad lo que ocurre y que no se invente comités científicos ni cuentos para cada medida que haya que tomarse por el bien público. Los españoles han demostrado más responsabilidades que los gobernantes.
3.- Previsión. Para adelantarse a los acontecimientos y que nunca sobrepasen la acción de las administraciones. Por desgracia, llevamos dos años en el que la pandemia ha ido por delante del Gobierno de España y de la Generalitat Valenciana, que han actuado tarde y mal. Baste como último ejemplo, el colapso en los centros de salud y hospitales de los últimos días por las pruebas PCR.
4.- Diálogo. No podremos salir de esta situación si no hay una verdadera intención de unión, sobre todo entre los principales partidos políticos. Más le valdría a Ximo Puig mirar la gestión que hace Carlos Mazón en la Diputación de Alicante, que año tras año aprueba los presupuestos de la institución con unanimidad. Esto es construir.
5.- Trabajo. Con la actuación unida de las administraciones, tenemos que ser capaces de darle la vuelta a la situación económica y proyectar la Comunitat Valenciana y España hacia el futuro, con marcos laborales adaptados a los nuevos tiempos tecnológicos. No nos podemos permitir continuar con un desempleo estructural en el entorno del 10%, con picos del 15%. Es inasumible como sociedad.
6.- Menos factura de la luz. Debemos abrir de verdad el debate de la factura energética y el modelo de país. Sin complejos. Apostando por energías limpias, claro, pero manteniendo un equilibrio entre todos los tipos de producción energética que nos impide depender de terceros países y que reduzcan de verdad lo que pagamos todos, industria y particulares, en el recibo eléctrico.
7.- Agua para todos. Llevamos años manteniendo esta cuestión sin terminar de cerrarlo nunca. Desde el Partido Popular creíamos haberlo terminado con la firma del memorándum del trasvase Tajo-Segura, pero los socialistas lo volvieron a abrir para destruir los consensos entre autonomías e imponer una política hídrica irracional, que pone en peligro miles de puestos de trabajo en Alicante y el propio futuro del territorio en términos medioambientales.
8.- Gestión. No puede ser que la ideología se ponga por delante de los intereses de los ciudadanos. Los datos y los hechos por delante de las teorías. Me refiero a la atrocidad de la reversión en la gestión de los hospitales públicos, caso último el de Torrevieja. Ya teníamos el (mal) ejemplo de la Ribera, pero es una pena que el PSPV se deje retorcer el brazo por sus socios nacionalistas y podemitas.
9.- Mirar por el bien común. Todo va en relación, pero es innegable que hay que distinguir prioridades, máximo en estos tiempos tan difíciles. Por eso, deseo un Gobierno de España y una Generalitat Valenciana que mire de verdad lo que interesa a los ciudadanos, no a sus pactos de despacho y sus necesidades políticas. Por eso se aprueba una tasa turística que ni empresarios ni trabajadores del sector turístico han pedido. Bastante castigados están como para ponerles más piedras en la mochila.
10.- Ni una menos. La violencia machista existe. No la voy a negar. Deseo de verdad que en el próximo 2022 ninguna mujer muera a manos de parejas, ex parejas o sufran simplemente por el hecho de ejercer su libertad. Hay que desarrollar verdaderas medidas de igualdad, prevención y protección de las víctimas, alejar estas actuaciones del debate político y poner a la mujer en el centro.
11.- Casado y Mazón, presidentes. Solo veo cumpliendo estos anteriores deseos si de verdad hay gobiernos al servicio de todos. El proyecto socialista, encarnado por Pedro Sánchez y Ximo Puig, está agotado, artificialmente sostenido dando a nacionalistas y comunistas todo lo que les piden. Así no vamos a la vuelta de la esquina, por eso deseo que tengan un mínimo de lógica y dejen hablar a la ciudadanía. Sin duda, es imprescindible que Pablo Casado y Carlos Mazón gobiernen España y la Comunitat Valenciana para poner en marcha todas las medidas que nos llevarán a un modelo de Estado unido, fuerte y próspero.
12.- Felicidad para todos. Permítanme que utilice mi último deseo de modo personal. Que tengamos el próximo año paz, armonía y esa felicidad por la que luchamos día a día. Que la alcancemos la mayoría de las jornadas.
Con todo esto, les deseo un gran 2022. Nos seguimos leyendo.