Algún día se darán cuenta los políticos que no pueden hacer lo que les venga en gana y que deben de pensar como meros ciudadanos en lugar de complicar la vida a los que les pagan su sueldo . Hubo unos años en los que brotaban como setas mobiliario urbano por doquier bajo no se sabe bien qué criterio ni qué intereses se movían detrás. Ahora parece que vuelve la misma fiebre
VALENCIA. Si damos por sentado que Valencia se ha convertido en un destino importante para los turistas, vengan de donde vengan, y para los miles de valencianos que habitan, trabajan y disfrutan de su ciudad, convendrán conmigo la necesidad de tener una calles y aceras accesibles y limpias. Vaya por delante que apoyamos la política de los nuevos gobernantes en todo lo relativo a hacernos más agradable la urbe y dejar de tragarnos la contaminación que producen los vehículos, especialmente los públicos. Es por ello que no podemos pasar por alto asuntos que nos llaman la atención por su incongruencia y desidia.
Como pueden ver en las fotos, de repente y por arte de magia aparecen unos artilugios extraños en medio de las aceras y calzadas que ocupan un importante espacio público con sus respectivas publicidades. Por si no teníamos bastante con las valles, totems, y demás mobiliario urbano, ahora nos lo colocan delante de nuestras narices cuando vamos andando por la ciudad, teniendo que sortearlos incluso bajarse de las aceras. Pero no contentos con fastidiar al ciudadano de a pie, también han colocado un armatoste de estos en plena vía de circulación en la plaza de la Porta de la Mar, dificultando el tráfico y dañando la imagen del monumento. ¿Han valorado que un golpe o caída de un viandante por culpa de dicho artilugio o de un automóvil puede pedirles responsabilidades al ayuntamiento?. A ellos que más les da, al final pagamos los de siempre.
Hace tiempo denuncié desde estas páginas el famoso trenecito de grandes dimensiones que circula por el río bajo una concesión municipal ( esperemos que éste sí que pague) contaminado de lo lindo. Allí sigue. Los autobuses de la EMT que circulan por el centro de Valencia, la mayoría tiene 20 años de antigüedad y contaminan más de cien veces que un vehículo de ahora. Ya sé que me van a decir que están en ello y que han renovado alguno. Perfecto. Pero mientras tanto, les podrían aleccionar a sus conductores que no vayan todos juntos a modo de gran caravana - como les gusta- y así darían un cierto respiro al transeúnte. Ahora que está tan de moda convertir la ciudad en un Smart City, lo menos que pueden hacer sus gobernantes es atajar los males anteriores y no tomar decisiones para complicar la vida al ciudadano que ya tienen bastante.