Nos han quitado el colorido de los cachirulos moteando el cielo de playas y montes, pero no nos pueden arrebatar la estela de anisetes sobre la camiseta después de merendar. Durante la Cuarentena y siempre, los hornos tradicionales de València amasan serpientes, lagartijas, monos y otra fauna de harina, agua, levadura, azúcar, huevo y ralladura de cítricos. «La mona de Pascua tiene esos aromas de naranja que recuerdan a la infancia, al estar reunidos con la familia o los amigos. Momentos de felicidad». Juan José Rausell, es el presidente del Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia, el colectivo que impulsa #TodosConMona, una iniciativa que quiere hacer llegar este producto repostero típico de Semana Santa al personal sanitario involucrado en la lucha contra el COVID-19. «Las monas cuadran más que el panquemado por el punto de alegría compartida en la niñez».
La mecánica de la campaña solidaria es tan dulce como participativa: por la compra de dos monas en un horno tradicional agremiado, el establecimiento dona una a un hospital público de València. El Hospital General, el Arnau de Vilanova, el Clínico, La Fe o el Doctor Peset son los centros en los que a partir del Jueves Santo llegarán las cajas cargadas de monas para el personal. «El número de unidades repartidas dependerá de las que se vendan. No obstante, no nos importa demasiado la previsión de ventas, nos hemos comprometido con los hospitales para asegurarles las cantidades necesarias para que todos los profesionales tengan su mona», indica Rausell.