VALENCIA. Ya es 2017 y tras más de un año y medio de legislatura las grandes incógnitas alrededor de la reversión de las privatizaciones sanitarias siguen sin tenerse claras. Ya ha pasado más de un año desde que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunciara la recuperación del hospital de Dénia, gestionado al 65% por DKV y al 35% por Ribera Salud.
Sin embargo, nada se sabe sobre cuál va a ser la solución final. Sanidad se ha lavado las manos con el tema, que depositó en manos de Hacienda por el coste que puede suponer la reversión. Pero nada se sabe del informe que a priori había encargado el Instituto Valenciano de Finanzas sobre la valoración de la participación de Marina Salud.
Las liquidaciones tampoco facilitan el asunto por los elevados importes. De hecho la intención es llegar a un acuerdo de intercambio. No obstante, es evidente que nadie mueve ficha, que DKV podría haber vendido a Ribera Salud su parte y que las pretensiones del presidente de la Generalitat llevan mucho tiempo bloqueadas.
Cómo se afrontará la reversión del Hospital de Alzira, gestionado por Ribera Salud, tampoco parece tener explicación, sobre todo por cómo afectará a la parte laboral, donde más de un millar de trabajadores no saben qué pasará. El CSIF lamentaba la semana pasada no saber cuál era el futuro de la plantilla, que variará dependiendo de la forma que se afronte la sucesión.
Evidentemente, lo más riguroso sería que los puestos se sacaran a concurso para cumplir con los criterios de publicidad, mérito y capacidad pero son muchos los puestos de trabajo que quedan en el aire, y a priori parecía no estar en los planes de Sanidad despedir a todo el personal laboral de golpe.
En cuanto al personal, el año se ha terminado con otras incógnitas por despejar, como la nueva regulación del 'bolsín' de los hospitales sanitarios que tantos quebraderos ha traído este año por las amenazas en el Hospital Clínico. Una polémica que partía porque el personal que entrara fuera el de la bolsa y no escogido a dedo en plazas de larga duración.
Todo esto se gesta en un año que ha sido intenso para la consellera de Sanidad -también por la polémica con su marido postulándose para gerente de Egevasa y otros polémicos nombramientos-, donde se ha incluido el posicionarse en contra de la visión del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con el apoyo a Pedro Sánchez. Una posición que causó un fuerte malestar entre pesos pesados muy próximos al presidente de la Generalitat.
Por este motivo, ya se barajan algunos nombres alternativos como la portavoz adjunta del grupo socialista en Les Corts, Ana Barceló o incluso la exministra precisamente de Sanidad Leire Pajín. ¿Conseguirá Montón desbloquear todos estos asuntos y afianzarse en el cargo?