VALÈNCIA. La catástrofe podría haberse evitado con más inversión. Es la reflexión que compartió el pasado jueves en Valencia Plaza el exdirector técnico de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Federico Bonet, sobre el dantesco episodio que ha castigado la provincia de Valencia en los últimos seis días. La Dana ha provocado el desbordamiento de barrancos y ríos a su paso por las comarcas de Requena-Utiel, la Hoya de Buñol, la Ribera Alta y l'Horta Sud. Un desastre que ha evidenciado la necesidad de contar con infraestructuras hidráulicas adecuadas; especialmente, en los municipios más afectados por este evento climatológico.
Lo cierto es que Aldaia, Xirivella, Torrent y Paiporta llevan años reclamando obras a las administraciones superiores para evitar inundaciones y, de este modo, mitigar sus efectos sobre la población. Sin embargo y, a pesar de las múltiples solicitudes por parte de los ayuntamientos tanto al Gobierno de España como a la Generalitat Valenciana, el avance de los proyectos ha sido lento, dejando a estas localidades en una situación de desamparo ante episodios de lluvias intensas.
El punto crítico se encuentra en el Barranco del Poyo, considerado como una zona de riesgo por las inundaciones en la región. La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, tiene allí obras pendientes contra las riadas, incluidas las previstas en un plan de 2009 por 221 millones de euros, y que no se han ejecutado debido a la falta de financiación. Una demora que ha desesperado a los ayuntamientos de l'Horta Sud, cuyos municipios se encuentran en estos momentos anegados por el lodo y prácticamente incomunicados.
No obstante, cabe recordar que, de forma reciente, se ha presentado un proyecto para mejorar la capacidad hidráulica de este barranco, donde se han identificado problemas en un tramo de aproximadamente tres kilómetros que carece de la capacidad adecuada para drenar el agua. Para esta obra, se ha destinado una inversión de 118.780,63 euros, aunque la cantidad es significativamente menor comparada con las necesidades del área.
Por su parte, el Barranco de la Saleta también ha sido objeto de un ambicioso proyecto de encauzamiento, que abarca desde la autovía A-3 hasta el nuevo cauce del río Turia y cuyo objetivo radica en reducir el riesgo por inundación en los municipios de Aldaia y Xirivella. "Tras 40 años pidiendo el desvío", según afirman fuentes del Ayuntamiento de Aldaia consultadas por este diario, la obra, que se divide en tres tramos, prevé una inversión total de aproximadamente 47 millones de euros, financiados en parte por fondos europeos.
Sin embargo, según han asegurado, en una reciente reunión entre el alcalde, Guillermo Luján y representantes de la Conselleria de Medio Ambiente, se comunicó que un informe desfavorable emitido por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico había retrasado la ejecución del desvío del barranco. Estas mismas fuentes han explicado que, pese a esta objeción inicial, las autoridades responsables se han mostrado dispuestas a modificar el informe, lo que ha generado un leve optimismo en la administración local. "En teoría, cuando la resolución ambiental sea favorable, podrá licitarse la ejecución de la obra", han apuntado.
En ese sentido, desde el Ayuntamiento de Aldaia, han subrayado la importancia de contar cuanto antes con este desvío, "puesto que podría salvarnos de catástrofes como la que acabamos de vivir". Desde Xirivella, fuentes municipales también han manifestado a este diario la urgencia de ejecutar la obra, puesto que no solo evitaría futuras inundaciones, sino que mejoraría la seguridad. Asimismo, el Ayuntamiento de Xirivella ha recordado que también lleva solicitando el desvío del Barranco de la Saleta "desde hace casi 40 años". Pero, pese al largo historial de peticiones, esta infraestructura ha enfrentado múltiples retrasos debido a los problemas de financiación y la falta de coordinación administrativa para encargar su ejecución.
La virulencia de la Dana se ha cebado especialmente con los municipios de Torrent y Paiporta. Precisamente, en esta última localidad, la cifra de víctimas mortales ha ascendido a 62. Desde hace años, sus ayuntamientos reclaman sin éxito la implementación de proyectos hidráulicos para controlar las aguas del Barranco del Poyo y el Barranco de l'Horteta, con el objetivo de reducir el riesgo de inundaciones que afectan tanto a áreas urbanas como rurales. En el caso de Torrent, el Barranco de l'Horteta, un afluente del Poyo, se desbordó en varios tramos y afectó a urbanizaciones cercanas a la zona.
Pero, sin duda, el daño más visible fue la ruptura de parte del puente que sostiene la autovía entre València y el municipio, dejándolo completamente aislado. Desde el ayuntamiento, lamentan a este diario que sus esfuerzos por limpiar el barranco y controlar la vegetación "siempre son en vano". "Cada año, aprobamos en el Pleno municipal una moción para instar a la CHJ a que ejecute tareas de limpieza en esta zona o nos permita hacerlo a nosotros", explican estas mismas fuentes. Sin embargo, aseguran que la CHJ ha denegado sus repetidas peticiones de intervención, por lo que anualmente se agravan la acumulación de maleza y obstrucciones en el cauce.
Paiporta, por su parte, aunque implementa desde 2019 el Plan Territorial Municipal de Emergencias y el Plan de Acción frente al Riesgo de Inundaciones, sus esfuerzos han quedado limitados ante las fuertes lluvias de los últimos días. Con calles anegadas y daños palpables en la infraestructura urbana, "la necesidad de las obras en el Barranco del Poyo se vuelve cada vez más urgente", señalan fuentes municipales.
De hecho, el ayuntamiento solicitó el pasado mes de septiembre mejoras en la capacidad de drenaje del barranco para mitigar el riesgo de inundaciones en viviendas y áreas comerciales. Pero, una vez más, la falta de acción coordinada entre las administraciones superiores y la insuficiente financiación han agravado la situación, mientras municipios como Paiporta continúan viendo cómo sus demandas por disponer de estas infraestructuras se dilatan en el tiempo.