VALÈNCIA. El sueño recurrente de una banda de música puede ser, por ejemplo, sonar diferente. Encontrar la manera de distinguirse de otras bandas y encontrar así su firma. La banda valenciana Cansancio, formada por Daniel Angel (bajo), Carlos Antonaya (guitarra y sintetizadores) y Claudia Estrada (voz y letrista) evoca a este deseo con su primer álbum: Sueño Recurrente, en el que le cantan a la precariedad y a la vida entre letras absurdas.

Con temas como Hannah Montana o Estació del Nord juegan a cantar en castellano y valenciano sobre todo lo que les rodea con un toque mágico que va entre la broma y lo macarra. Fusionando sonidos dream pop y algunas melodías lo-fi se atreven a introducir en este álbum algunos ecos típicos del siglo XXI, como el sonido de la notificación de un WhatsApp o el viento que se cuela entre los andamios de la Estació del Nord. 

Todos estos sonidos toman el escenario de La Rambleta este domingo con un concierto único en el que estarán acompañados también de la artista valenciana Luna Valle dentro del ciclo Ram Sessions dedicado a las bandas emergentes valencianas que conforman la escena actual. Antes de subirse al escenario Antonaya desvela algunas de las claves de su primer trabajo en el que juegan a sonar diferentes con canciones que le cantan a lo absurdo de la vida, pero que están muy trabajadas: “Hablamos de cosas absurdas y cotidianas, sin entrar demasiado en el sentimentalismo. No nos paramos mucho a hablar de lo emocional porque nos gusta centrarnos más en el cansancio de la vida, porque al final somos también un poco eso”. 

Con una parte de la banda trasladada a Barcelona -Estrada y Angel- también escriben letras sobre estar fuera de casa y reconectar con la ciudad. “Claudia y Dani son valencianos y han vivido toda la vida aquí pero por cuestiones laborales se han mudado para perseguir nuevas oportunidades. En nuestras canciones el hogar siempre está presente pero también tenemos letras en las que se canta a ese desapego”. Lo hacen con canciones como Hostia Hermana que habla, en parte, del enfado de desplazarte de tu lugar de origen casi sin darte ni cuenta. Entre sus temas también se centran en temas menos convencionales, pero que son vox populi, como puede ser su canción las bajitas, que está dedicada a todas aquellas personas que miden menos de un metro sesenta.

En Sueños Recurrentes también juegan a irse los tres juntos a un Parque de atracciones y se imaginan que sería de la vida si tuvieran un alter ego como le pasa a Hannah Montana. “Este primer álbum surge en respuesta a dar salida a temas que teníamos en mente y que estaban listos para meter en el horno y empezar a cocer. Algunos de los temas han ido saliendo como sencillos -en respuesta a los ritmos “acelerados y exigentes” de la industria- pero dentro del álbum se engloba todo nuestro imaginario con un mismo sentido. Hemos encontrado una manera de hablar de las cosas que nos importan centrándonos en historias cercanas y cotidianas”.

Sobre el escenario presentan un repertorio tan completo y compacto “como un sandwich” que les sirve para mostrarse en todas sus facetas. Explorando sus temas originales y rescatando lanzamientos más antiguos como Metrovalencia o Dormir proponen un espectáculo enérgico en el que contradicen a su propio nombre: Cansancio, en el que en empiezan y terminan con rock para empacar las melodías y las letras que van más cargadas de intensidad, porque a veces también se esconde entre lo absurdo y lo cotidiano, aunque parezcan palabras mayores.