VALÈNCIA.Cinco días, muchas letras que aprender y muchos movimientos que aprender a la perfección. Verano tras verano la compañía valenciana La Màquina se entrena para masterizar el arte del teatro musical en menos de una semana. Lo hace con sus programas intensivos destinados a jóvenes que quieren aprender a dar vida a lo mejor del teatro musical, desde clásicos como Grease hasta otros como Wicked. Para ello, el dúo fundador de La Màquina: Rafa Cruz y Gretel Stuyck, se centran año tras año en conseguir dar con la fórmula única que les pueda acercar a generar un teatro musical de calidad en el que los jóvenes puedan aprender desde dicción hasta baile en apenas cinco días.
Un reto que han podido superar gracias a su experiencia y a su atención por cuidar siempre hasta el más mínimo detalle desde que arrancaron con el proyecto en el año 2017. “Llevamos años renovando la cartelera de nuestras clases, siempre intentando que haya calidad y novedad. Quienes llevan con nosotros muchos años quieren ver cosas nuevas así que intentamos atender a todos los públicos”, explica una de las creadoras del formato que siempre cuelga el cartel de completo y que este año ha trabajado Beetlejuice, Wicked, Cantando bajo la lluvia, La Familia Addams y Newsies durante este mes de julio.

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“Lo que más ilusión nos hace es ver caras nuevas entre quienes repiten todos los años. Hay todo tipo de perfiles y niveles y el grupo acaba convirtiéndose en una gran familia”. Dejando atrás la vergüenza consiguen que los nuevos alumnos encuentren un lugar que atiende constantemente a sus necesidades. Diego Pace, uno de los alumnos que tiene ahora catorce años, explica que esa atención tan personalizada es la que le ha hecho plantearse repetir una y otra vez año tras año. “Es increíble como lo tenemos todo montado en apenas cinco días, hagamos lo que hagamos sale todo bien. Gretel y Rafa se centran mucho en lo que fallamos cada uno y nos insisten en practicar cosas que tenemos más flojitas de manera individual”, lo que, confiesa, “hace mejorar al grupo y explorar nuestro potencial”.
Repitiendo durante tres años ha aprendido mucho sobre él mismo: sobre dicción, canto y a vocalizar que antes se le daba muy mal por los nervios. Lo hace ahora desde el disfrute gracias a lo que le han enseñado verano tras verano: “Noto que antes intentaba terminar rápido porque me ponía nervioso con los diálogos y no vocalizaba, quería quitármelo de encima cuanto antes. Ahora he aprendido a disfrutarlo y hacerlo sin prisas”. Este aprendizaje viene marcado por la atención personalizada de sus “profes”: Gretel y Rafa quienes consiguen prestar atención a cada una de las necesidades de los alumnos.

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Respecto al grupo que se genera, Cruz confiesa que las caras cambian año tras año y que su propuesta ha llegado hasta a traspasar fronteras geográficas: “Llega mucha gente de Estados Unidos o de Francia que vienen a pasar los veranos a València, los intensivos forman parte de su viaje de alguna manera y repiten entre veranos porque se lo pasan bien mientras aprenden español”, explica uno de los directores de la actividad. Junto a Stuyck comprende que uno de sus puntos fuertes es la “novedad” y seguir renovando la cartelera mientras programan algunos de sus clásicos. “Nos gusta enfrentarnos año tras año a superarnos y a generar un grupo que sepa trabajar de forma colectiva. Nos interesa que quienes se apuntan pierdan la vergüenza y aprendan a trabajar en grupo”, explica la directora de la actividad, quien señala que una de sus claves es no hacerse de “más” sobre el escenario. “Esto es un musical con el que intentamos no compararnos, quien de aquí quiera llegar a Broadway o algo más grande ya se hará su camino, aquí lo que nos interesa es mostrarnos cercanos y accesibles a los alumnos. Nos gusta mucho trabajar con un grupo que siente que avanza y que aprende clase tras clase”.
Un grupo que año tras año rebusca entre los baúles de La Màquina y que ha encontrado en el teatro un lugar ideal en el que resguardarse del calor. Un grupo, como lo comprende Pace en el que poco a poco van haciendo cada vez más piña y donde se genera una gran familia que se reúne a la hora del almuerzo a comentar sus más y sus menos: “Aprendo a moverme mejor, a bailar y además hago amigos. Me gusta mucho cómo nos ayudan Rafa y Gretel a entender cómo funciona el arte del espectáculo mientras nuestras ideas también suman”.

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