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Historia de una catedral sonora llamada 4AD

  • Portadas de Vaughan olivier para 4AD
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VALÈNCIA. Las portadas de los discos hablaban antes de que lo hiciera la música. Las texturas, los colores, las sombras. Las imágenes que diseñaba Vaughan Olivier, visiones oníricas en las que nada era lo que parecía. Al sello del que provenían se le bautizó con un nombre que no significaba nada: 4AD. La música que llevaba esa marca podía ser etérea, misteriosa, frágil, pero, sobre todo al principio, casi siempre era sombría. 4AD nació cuando un joven londinense de clase alta hizo un pacto con un amigo para levantar una discográfica cuyos lanzamientos le dijeran al mundo cosas que él mismo hubiera dicho de saber tocar algún instrumento. Ivo Watts-Russell era más artista que empresario, pero entendió que publicar discos también podía ser una manera de hacer arte, arte hecho con la música de otros. Referencia a referencia, disco a disco, edificaron un mausoleo sonoro que acabó acogiendo un culto. 

Esto ocurrió en 1979, época de cambios y hallazgos en la que se reclamaban experimentos para conseguir que la música cambiara y que el nuevo punto de partida que había supuesto el punk no se quedara simplemente en seguir haciendo punk. Decenas de nuevos caminos estilísticos comenzaban a abrirse. Bauhaus, Modern English, The The, In Camera, Dif Juz. La primera generación de grupos que grabó con 4AD sonaba como si se hubieran escapado de un universo parecido al que habitaban los monjes presidiarios de Alien 3. Un mundo de tinieblas, violencia y, escondida en alguna parte, una neblina de belleza esperando su momento. Así empezó la historia de 4AD, un relato que consta de tres actos –tres épocas bien diferenciadas- y que el periodista Martin Aston cuenta en un libro que Contra acaba de sacar en castellano con traducción de Ibon Errazkin con el título de A contracorriente: La historia de 4AD.

  • Logo 4AD -

En las más de 700 página del ensayo de Aston se cuenta con todo detalle la evolución del sello hasta que, en 1999, Watts vendió su parte y se retiró de la música. En ese momento, 4AD ya era una empresa importante que movía mucho dinero gracias al impacto comercial de grupos como M/A/R/R/S (que en realidad no eran un grupo, eran un experimento hecho sobre los recién descubiertos samplers, cuyo éxito que se limitó a un único sencillo, el millonario “Pump Up The Volume”). Ivo se marchó porque la pasión se había convertido en un negocio y ese jamás se contó entre sus objetivos; en 4AD, la calidad primaba por encima de los beneficios. La relación con los artistas era más personal que contractual, y así acabaron algunas de ellas, con broncas y agrias decepciones, como, por ejemplo, la que mantuvo Watts con Cocteau Twins, una de sus bandas estrella. Cualquiera que trabaje en esto sabrá que el talento de un artista casi siempre es inversamente proporcional a su capacidad para sacar de quicio al medio mundo. 4AD se especializaba en almas torturadas. Kristin Hersh, de Throwing Muses fue diagnosticada como bipolar. Robin Guthrie, de Cocteau Twins acabó superado por su consumo de cocaína. Y el propio Ivo Watts, que aunque fuese el director del cotarro era casi un músico más, vivía en una especie de eterno estado depresivo.

El periodo gótico -el que va de 1979 a 1986- que hizo que 4AD tuviera su propia identidad se terminó cuando Ivo miró hacia América. Hasta ese momento, todos los grupos del sello eran británicos o europeos, no sólo lo eran, sino que sonaban como tales. Desde finales de los setenta se habían ido dando manifestaciones musicales que se olvidaban del blues para crear un sonido nuevo. 4AD jugó un papel esencial en ese proceso. Luego, en 1986, llegaron Throwing Muses, desde Boston y con raíces musicales afroamericanas. Ivo siguió culminando su vena gótica con nuevos fichajes como XYMOX o Dead Can Dance a la vez que fue interesándose por bandas que venían de la escena americana conocida entonces como college rock. Y de la mano de Throwing Muses llegaron los Pixies., que tampoco vendieron cantidades millonarias, pero marcaron un punto de inflexión en la trayectoria de la discográfica. Su rock distorsionado inspiró a bandas como Nirvana y ellos se convirtieron en un grupo de culto que, justo cuando estaba a punto de dar el salto a otra categoría, anunciaron su ruptura. Black Francis, que era el líder, tenía un ego del tamaño de Lisboa y eso no facilitaba el funcionamiento del grupo.

  • 1600 -

4AD son también The Breeders, el grupo fundado por Kim Deal, que primero fue la bajista de Pixies y luego, la lideresa de una de las bandas más populares y vendedoras de la era Lollapalooza. Pero la discográfica reinvertía el dinero ganado en grupos que siempre eran una apuesta personal. Red House Painters. Pale Saints. O Lush, el grupo británico que concilió la dulzura melódica de eso que antes se llamaba middle of the road (un pop hortera idóneo para enamorar desde la radio) con las oleadas de distorsión habituales a principios de los noventa, también tuvo su impacto en las listas británicas. Como contrapunto, una lista de nombres con discos maravillosos que hicieron historia a su manera. Nadie diría que un grupo tan poco conocido como Dif Juz llegaría a convertirse en grupo de culto nada menos que en Italia, donde incluso se llegó a discutir la idea de crear una comuna alrededor de su música. Ultra Vivid Scene grabó tres discos estupendos, tanto que su único componente, el norteamericano Kurt Ralske, fue elegido para producir dos álbumes fundamentales de Los Planetas: Pop (1996) y Una semana en el motor de un autobús

Y no olvidemos que de This Mortal Coil -el proyecto dirigido por Watts donde una serie de músicos amigos daban forma a sus ideas-, salió la celebrada versión de “Song To The Siren” cantada por Liz Fraser, voz diáfana de Cocteau Twins. Cuando David Lynch la escuchó quiso usarla en Blue Velvet. Como no tenía presupuesto, buscó un músico que le compusiera un tema original con la premisa de que fuera lo más parecida posible a aquella versión. El músico era Angelo Badalamenti y la canción resultante fue “Misteries Of Love” y la interpretó Julee Cruise. Estas y otras historias son contadas con detalles en el libro de Aston. Un relato que en su versión española cuenta con un apéndice que explica la actualidad del sello. Porque, al contrario que Creation o Factory, otros dos sellos fundamentales para la música británica de los últimos 40 años, 4AD sigue en activo. Para su catálogo graban artistas del presente como Bon Iver, Big Thief, Dry Cleaning, The National, Future Islands, U.S. Girls o Tune-Yards. La historia continúa mientras el pasado se transforma cada vez más en leyenda. 

 

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