Música y ópera

LIBROS DE KULTRUM PUBLICA SUS MEMORIAS

Oscar Peterson, el genio del piano que plantó cara a la burguesía blanca

  • Daniel Peterson, padre de Oscar, y Oscar Peterson
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VALÈNCIA. Entre el swing y el bebop se encontraba un pianista estadounidense llamado Oscar Peterson. Un genio del jazz, de los acordes, un intento de poeta frustrado y un artista que arramplaba con la fuerza de un solista, aunque siempre fuera acompañado de su banda. Un hombre que luchó porque las personas de color se subieran al escenario a tocar y cantar como lo hacían las personas blancas, y que se peleó con la burguesía blanca de los años cuarenta para reclamar su sitio en la música. Cumpliendo con el centenario del nacimiento del pianista, el próximo 15 de agosto, la editorial Libros de Kultrum publica Oscar Peterson: Mi vida en el jazz, unas memorias -traducidas por Antonio Padilla- que permiten adentrarse en la vida de este pianista de culto. 

Entre sus páginas el editor Julián Viñuales descubre a un artista atemorizado de la soledad, luchador como nadie y uno de los grandes de la escena musical estadounidense, llegando a codearse con Ella Fitzgerald, Ray Brown, Lester Young, Coleman Hawkings, Roy Eldridge, Ben Webster y Billie Holiday entre otros. Su historia, ahora, se edita por primera vez en español respetando el tono de sus memorias escritas “como un diario personal” que arrancan por su primer acercamiento al piano con tan solo cinco años hasta llegar a reflejar cuestiones políticas y personales que marcarían su carrera a partir de finales de los setenta. 

 

  • Art Tatum y Oscar Peterson -

 

“Era un artista único e incomprendido y desde Libros de Kultrum sabemos que es clave que sus memorias se traduzcan al castellano para comprender y estudiar su vida. Para hacerlo nos basamos en los documentos de la época, en su historia y su manera de repasar su vida, mientras comprendemos una visión general del artista entre las páginas”, explica Viñuales. En esta edición se contempla a un pianista apasionado de la música y de la vida y obseso por encontrar su lugar en el mundo del espectáculo. Entre el anecdotario que se repasa en sus memorias se puede ver desde su pelea en una fiesta con Billie Holiday hasta la vez en la que defendió a la gran Ella Fitzgerald ante las burlas de la prensa británica.

 

A lo largo del sus memorias, el lector va descubriendo a un artista con una lealtad férrea por sus amigos y con una visión única del mundo, mientras expone sus pensamientos con un tono casi poético que parece que no esté pensado para ser leído en voz alta. “Son unas memorias que muestran un anecdotario muy completo de su vida y sus problemas personales. No hay ningún atisbo de autocrítica a las peleas en las que se metía, pero sí reflexiona sobre el lugar que ocupaban las personas negras en Estados Unidos en los años cuarenta y cincuenta. No le importa pelear con quienes le rodean para aclarar el lugar que merecen los artistas como él”.

 

  • Ella Fitzgerald y Oscar Peterson en Londres -

 

Estas ideas se reflejan a lo largo del libro en reflexiones que escribe al crecer rodeado de racismo, el que considera que tiene como objetivo “reducir la capacidad de respuesta del otro” y que le afecta más por quienes le rodean que por él mismo. “Protege a su trío a capa y espada y no duda en pelear con la prensa británica para defender a Ella Fitzgerald, a quien tachan de vulgar por su manera de hablar. Esa lucha individual se transforma poco a poco a un acto colectivo cuando consigue que las personas de color empiecen a subirse a los escenarios cómo lo hacen los artistas blancos”. 

 

Cuando ya consigue unas condiciones más dignas para su trío, sufre una brutal embolia en el año 1993, que también queda retratada en el libro. Esta le lleva a replantearse su trío por completo, llegando a generar un nuevo grupo conocido como NATO, un cuarteto conformado por Martin Drew, Niels y Ulf Wakenius que le ayudarían a volver a los escenarios. Una vuelta dolorosa en la que no se sentiría tan seguro, ya que su mano izquierda le comenzó a fallar como secuela de la embolia. “En sus escritos vemos poco a poco como la embolia le hace pillarle miedo a los instrumentos, relata cómo no se atreve a acercarse al piano y mucho menos a sus compañeros de armas habituales. Todos los que le rodean sufren este accidente, como si les rebotara a ellos también”, y sucede con sus bolos, al querer apartarse también de la vida pública.

 

En este punto de la lectura -que va desde El nuevo cuarteto hasta Cirugía, recuperación, ¡embolia!- Peterson relata con total crudeza cómo se obsesiona con la idea de retirarse de la música y en cómo podía afectar la embolia a sus habilidades como pianista y compositor: “Siempre he pensado que, una vez alcanzado cierto nivel, ya no hace falta someterse a los arduos ensayos esenciales de los años formativos. Pero ahora ya no estaba tan seguro. Y me inquietaba al pensar en el trauma que me llevaría si nunca más llegaba a tocar con Ray y los demás”, escribe en sus notas. Tras esto llega el anuncio del nuevo cuarteto con el que, por más que girara en compañía, reflexionaría sobre la soledad del artista, que consideraba que era “un requisito obligado para las artes creativas” pero que le apenaba enormemente.

 

  • El cuarteto actual, conocido cariñosamente como el Grupo NATO -

 

“Hacia el final de sus memorias, el lector puede ver cómo Peterson reflexiona mucho sobre la individualidad del artista, sobre la dificultad para hacer amigos de verdad cuando está constantemente de gira y se vuelve aún más observador. Piensa y escribe sobre los espacios que habita, sobre los escenarios en los que se sube casi solo y sobre la importancia que tiene para él el cuarteto. Se podría decir que su figura de pianista solista solo se comprende a través del colectivo, valora enormemente a quienes trabajan con él y desarrolla enormemente su estilo personal gracias a quienes le rodean”, destaca el editor de esta obra. 

 

Para demostrarlo, Libros de Kultrum  incluye en sus memorias una lista de los temas más emblemáticos de Peterson, la selección del artista con la que quería ser recordado. Estos temas, recomendados para acompañar la lectura, se cuelan entre las páginas en las que el relato del pianista emana amor, amistad y creatividad por todos los poros. Entre capítulos de su vida se pueden ver también pequeños poemas que Peterson le escribe a sus amigos o a la soledad que siente como artista, a su familia y hasta a sus miedos. Aunque Viñuales considera que se le daban mejor las partituras que los versos, el arte y talento de Peterson es tan plural que se comprende a través de todas las artes. De quienes le rodean, de sus pensamientos y del piano del que nunca se separó, aunque en cierto punto de su vida lo viera con miedo. 

 

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