ALICANTE. León Benavente siempre ha exigido tener el control sobre su música. "Nos lo fuimos ganando y desde el minuto uno dejamos claro que en lo artístico mandamos nosotros cuatro", ha sentenciado Luis Rodríguez, guitarrista del grupo, al hablar de fichar por un gran label, como puede ser Warner Music, con quien el grupo publicó sus dos discos anteriores, Vamos a volvernos locos (2019) y ERA (2022). Esta situación no ha cambiado ahora: "A nosotros, con 50 años, nadie va a venir a decirnos cómo hacer nuestro arte". Mucho menos ellos mismos, porque en esta línea de tomar decisiones sobre su producto artístico, es coherente que el último álbum de la banda, Nueva sinfonía sobre el caos (2024), sea el primero que haya publicado bajo su propio sello, Laventura. Un trabajo con el que los componentes de León Benavente visitarán Alicante este sábado, 22 de noviembre, con un concierto en la sala Marmarela dentro del ciclo Baltimore Live.

- Estáis girando con 'Nueva sinfonía sobre el caos', que es el álbum que sacasteis el año pasado. Es un disco breve, directo y bailable. ¿Qué perseguíais con él?

- Queríamos hacer un disco bailable, sacudirnos del sabor que nos dejó la covid, ir a un concierto y disfrutar todos juntos, también con el público, en esa especie de intercambio que nos pasa siempre. Esa es la clave de León Benavente, somos un grupo al que nos flipa tocar en directo. Y queríamos trasladar el álbum al directo

- El álbum tiene 10 temas, 33 minutos. Siempre os habéis movido, más o menos, en ese minutaje. ¿Es esa para vosotros la duración ideal de un álbum o simplemente os sale así?

- Nunca habíamos pensado en duración. Si artísticamente viéramos que es mejor un tiempo determinado, lo haríamos, pero la realidad es que no lo hemos pensado. Y 33 minutos en un momento en que la gente no saca ya ni discos, sino que va a singles, hasta me parece extensísimo.

- Los temas que más han triunfado son los adelantos. En el festín tiene 108.000 reproducciones en YouTube y Nada casi alcanza el millón en Spotify. Evidentemente, al ser avances del disco les envuelve cierto entusiasmo por la espera y mayor recorrido por el tiempo publicado. ¿Pero qué otras características dirías que tienen para haber gustado tanto?

- No tengo ni puta idea. Si lo supiera, sería multimillonario y tampoco te compartiría el secreto... Ni a ti ni a nadie. Los números últimamente parece que se utilizan como criterio de valoración, pero a mí me importa más que venga gente a vernos a los bolos. Lo de los números tiene una doble lectura, porque hay gente con mucha cantidad a la que luego no va nadie a verla.

- Una novedad es que os habéis autopublicado, ¿no? Habéis montado el sello Laventura...

- Sí, veníamos de estar con Warner Music y habíamos probado de todo: independientes, internacionales, pero nunca nos habíamos autoproducido. El nombre Laventura viene de Abraham (cantante), como todo lo que tiene que ver con las palabras en este grupo.

- ¿Y cómo ha sido esto de lanzaros a la autoproducción?

- Externalizando y currando el doble. Tienes que estar mucho más encima que cuando estás con un sello ajeno. De todas formas, nosotros siempre hemos tenido el control sobre nuestra música. En Warner teníamos libertad a la hora de crear nuestro arte. Nos lo fuimos ganando y desde el minuto uno dejamos claro que en lo artístico mandamos nosotros cuatro. A nosotros, con 50 años, nadie va a venir a decirnos cómo hacer nuestro arte.

- Sobre hacer vuestro arte, con León Benavente nutrís mucho de música la escena. Más o menos, publicáis álbum cada dos o tres años. ¿Estáis preparando algo?

- Desde que salió el disco -Nueva sinfonía sobre el caos- estamos pensando ya en el siguiente. Es nuestra forma de vivir y de disfrutar. Antes un disco tenía una vida útil o un recorrido mucho mayor que ahora, pero nosotros lo complementamos con una gira extensa.

- Gira con la que pasáis por muchas salas. Entre ellas, Marmarella este sábado en Alicante. Vosotros que conocéis bastante el panorama de España, ¿cómo veis las salas en el país?

- Es un sector que no recibe mucha ayuda y no somos conscientes de lo importantísimas que son las salas. Es donde la gente se conoce, experimenta, muestra su trabajo y su ilusión, donde donde empieza todo y ya no hablo de salas grandes. Parece que ahora está de moda los Arena y sitios gigantes, pero no, no, no, hay que apoyar a las salas.

- Sois prosalas, pero vuestro culmen en esta gira será el Movistar Arena el 10 de enero, donde caben unas 17.000 personas...

- Nosotros hemos aforado el recinto a 8.000. Es una cosa que nos apetece y que nunca habíamos hecho. Tiene un punto de responsabilidad tocar allí porque supone montar un pifostio de tela. Y hay mil detalles extramusicales. Pero hay que defender las salas, ya que sin ellas nosotros no podríamos tocar en el Movistar Arena.