Entrevista

Música y ópera

Mark Elder, nuevo director musical de Les Arts: "Quiero generar curiosidad"

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 VALÈNCIA. El 1 de septiembre de 2025 está marcado en rojo en el calendario de Mark Elder. Será entonces cuando el prestigioso director de orquesta asumirá la dirección musical del Palau de les Arts, ocupando el cargo que hasta ahora asumía James Gaffigan. El británico se pondrá al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana (OCV) hasta la Temporada 2028-2029, un reto que asume tras más de dos décadas al frente de la Orquesta Hallé de Mánchester, la punta del iceberg de una trayectoria que le ha llevado a pasar por algunas de las formaciones y auditorios más prestigiosos del mundo. Elder se muda a una València de la que ya tiene alguna pista, no en vano conoce a su predecesor y ya ha trabajado con la OCV, pero que también, seguro, le dará alguna sorpresa. 

- Después de estar más de dos décadas al frente de la Orquesta Hallé de Manchester, ¿cómo afronta esta nueva etapa?
 

-Durante un tiempo, antes de irme de Manchester, pensaba en la importancia de decidir cuándo irme. Mucha gente me decía: tú morirás aquí. Y yo decía: no, tengo que hacer otra cosa, tengo que buscar otro periodo diferente en mi vida. No sabía cómo sería, pero siempre decía que no sería como director musical. Sin embargo, cuando Jesús [Iglesias Noriega] me propuso el puesto de director empecé a reflexionar, a darle vueltas, y acabé aceptando porque es una orquesta muy especial. Cuando he trabajado con esta orquesta he disfrutado mucho, he visto cómo han subido de nivel. Aparte de esto, la ciudad me encanta y tengo mucho interés en conocer al público de aquí también. 
 

-No sé si para usted esta nueva etapa en Les Arts es una oportunidad para, desde luego no empezar desde cero, pero quizá probar cosas diferentes

-Sí, la verdad es que me siento muy calmado al empezar esta nueva relación. ¿Por qué? Porque el trabajo previo que he hecho con esta orquesta ya me da la confianza de que vamos a conseguir hacer algo deslumbrante. Hace mucho tiempo, cuando tenía unos 20 años, no daba tantos conciertos y cuando lo hacía pensaba: ¿cuándo llegan los cantantes? La ópera es realmente mi forma de vida y es algo que comparto con Jesús, por supuesto.

- ¿Hay algún compositor o algún estilo que quiera reivindicar o que crea que falta en Les Arts?

 

-En este momento de mi vida hay piezas que quiero hacer, quizá no por primera vez, tal vez por segunda, pero quiero hacerlas mejor que antes. Me gustaría ofrecer al público distintos estilos. Por ejemplo, si haces a Wagner tiene que sonar totalmente diferente a si haces a Verdi, o el estilo francés del italiano. El estilo es una cuestión que me interesa mucho y en la que hago hincapié. Todavía tenemos pendientes muchas decisiones sobre el repertorio, no lo tenemos cerrado, pero sí que quiero introducir piezas nuevas y generar curiosidad.

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- Conoce a la Orquestra de la Comunitat Valenciana, ¿cómo fue su experiencia y qué radiografía hace de su estado actual? 

-La verdad es que no sabía muy bien qué esperar la primera vez que vine, pero fue una grata sorpresa encontrarme a personas tan dispuestas, trabajadoras y apasionadas. Se les veía con muchas ganas de tocar así que mi única labor fue integrarlas, hacer que funcionaran bien como conjunto. Dentro de la orquesta veo que hay diferentes estilos, también diferentes nacionalidades, pero lo que ya hemos hecho juntos me da mucha confianza de cara al futuro. Fueron también muy pacientes con la disposición que yo quería, con los violines primeros a la izquierda y los violines segundos a la derecha, que es una cosa que ha sido siempre así hasta que Stokowski lo cambió. 

-Uno de los asuntos que quizá han quedado pendientes en los últimos años es la internacionalización, no sé si es algo que el nuevo director musical ve como prioritario.

-Sí, creo que vendría muy bien a esta orquesta adoptar un perfil más internacional. Y, de hecho, son suficientemente buenos como para hacerlo, eso lo doy por hecho. Pero estamos en una fase inicial de nuestra relación y quizá es un poco pronto, pero es algo que tengo previsto hablar con ellos. Las capacidades están ahí. 

— Hablamos de la orquesta, pero, ¿qué me dice del Cor de la Generalitat?

- Lo conozco, ya trabajamos en la Sinfonía de los salmos de Stravinski, una pieza preciosa. La impresión que tuve cuando trabajé con ellos fue que estaban muy bien preparados, quiero hacer más cosas con ellos. Para mí es una situación poco habitual el hecho de que ellos no formen parte de la compañía, que sean un coro independiente y no están dentro de la orquesta. Pero, sí, desde luego tengo ganas de trabajar con ellos, piezas italianas, por ejemplo. Es cierto que cantar en otros idiomas supone un gran reto, pero aún así sí que me gustaría.
 
 

-En estos últimos años desde Les Arts se ha trabajado intensamente por llegar a nuevos públicos, muy especialmente a las nuevas generaciones, ¿cuál es la clave para enamorarlos?

-El reto es llegar a distintos públicos, pero no solo a las generaciones jóvenes, sino a todas las edades, porque siempre habrá gente que diga: la ópera no es para mí, esto no es lo mío. Yo, si hablara español, me dirigiría al público directamente como lo he hecho siempre, porque a mí me gusta hablar con la gente. Con los jóvenes hay que trabajar desde muy pronto, hay que exponerles a distintos estilos y hacer que les guste tanto el teatro teatro como la ópera. Yo llevo toda la vida intentando cambiar la edad del público que viene a escucharnos y puedo decir que es algo que se puede hacer, pero que cuesta tiempo y energía.
 

-Usted no viene de familia de tradición musical, ¿cómo recuerda ese primer acercamiento?

- La vida en familia en mi casa era un poco locura porque éramos seis hijos, siempre había mucho ruido de fondo. Recuerdo que de muy pequeño yo me ponía a cantar al vestirme por las mañanas, me inventaba canciones mientras saltaba en la cama. Mi madre, que vio esa pasión mía, pensó que era una buena idea enviarme a una escuela musical. En la catedral empecé a formar parte del coro, lo que fue un entrenamiento fantástico, tanto a nivel musical como para la vida. Mi padre también estaba contento de que fuera al coro porque era un hombre muy religioso, pero yo no estaba tan interesado en la religión, sino en la parte artística que podía ofrecer. Como corista estuve cantando música inglesa de los siglos XV y XVI. Estoy muy agradecido porque es una música que de otra manera probablemente no habría conocido, y es una música fantástica. Cuando llegó la adolescencia fue cuando acepté que yo no podía vivir sin la música. Mi padre se quedó en shock porque pensaba que iba para cura, pero no podía ser otra cosa en esta vida que no fuera músico. Tampoco me considero lo suficientemente inteligente como para ser académico [ríe].
 
-Y llegó la ópera.
 
- Dediqué toda mi adolescencia a descubrir la música y, también, a aprender sobre actuación. La imagen de la ópera llegó un poco más adelante, estaba ahí para cuando llegué a Cambridge. Fue realmente increíble. Hacerme director de orquesta fue la culminación natural de todo ese proceso que yo había llevado a lo largo de toda mi vida. Cuando tenía algo más de 20 años me fui como director a Australia. Doy gracias, no sé si al destino o qué, porque toda esa experiencia no la podría haber obtenido en Europa. De hecho, yo dirigí en la segunda noche tras la inauguración de la ópera de Sidney, en 1973, cuando ni siquiera el edificio estaba terminado. Recuerdo que hacía mucho viento, fue muy divertido porque la reina [Isabel II] estaba todo el rato preocupada por el vestido. La ópera de Sidney tuvo un gran impacto en Australia, tanto visual como en su sociedad, siento que hay muchos paralelismos con València. Además de que, según me han dicho, las dos son ciudades con mucho viento.
  
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