CULTURA

Soporte Vital y su Isla Pérfida: cuando la madurez rescata la música

La banda vuelve a los escenarios con su nuevo trabajo

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CASTELLÓ. En los 80, Castellón vivió una explosión de bandas de pop rock, algo que queda totalmente acreditado en el mítico e indispensable recopilatorio, N-340 (1984), que contenía a la mayoría de grupos que estaban haciendo cosas por toda la provincia, y entre ellos figuraban, por derecho propio, Soporte Vital con el tema, Asomado a la ventana. En aquella banda estaban: Juan Antonio Bertolín, Juan Vicente Miguel, José Luís Miguel y el vocalista y letrista, con el que hablamos hoy, Guillermo Cabanes. Castellón Plaza charla con Cabanes, no por un regreso a la actualidad puntual de un concierto nostálgico y chimpún; no, sino porque vuelven a los escenarios con un nuevo trabajo: Isla Perfida, algo que agradecemos mucho los que nos gusta el material nuevo.

Es por la noche y el teléfono suena, es Guillermo Cabanes para hablar de uno de los proyectos de su vida. En 1982 nació Soporte Vital, una banda de poca vida pero grandes y emotivos momentos. Estamos asistiendo a un momento bonito de la música en Castellón, los grupos que despuntaron a finales de los 70, y sobre todo en los 80, están regresando a los escenarios, yo tuve el honor de hablar con José Luís Lorente de Cinema. Y ahora, al otro lado del auricular, tengo a Cabanes de Soporte Vital.

La amistad, ese vehículo esencial en la vida de todo el mundo, especialmente en la juventud y adolescencia, fue el motor para crear Soporte Vital. “Éramos amigos de aquella época – apunta, Cabanes, que además siempre hemos estado vinculados al mundo de la música, pero en aquella época estábamos vinculados a la orquesta de pols y púa, que es como la rondalla evolucionada, de Vila-real, unos tocaban la guitarra, otros el laúd. Eran dos hermanos y yo, lo hacíamos como actividad cultural cuando íbamos al instituto. Y a partir de ahí, nos compramos instrumentos eléctricos y empezamos a tocar; tú, toca esto, el otro lo otro, y  el que no tocaba nada: pues tú toca la batería (risas) y ese fue el principio”, recuerda.

Soporte Vital facturaban un pop sencillito que fue cogiendo cuerpo con los años (y con la experiencia), con teclados, lo que lo hacía algo más ambiental. “Lo claro en aquella época era que no tenías nada claro (risas). Era ver qué salía. Teníamos claro que era un grupo tirando a rock, que con los años nos hemos hecho más durillos, algo que no se podía esperar (risas) en aquella éramos más pop, estábamos muy influenciados por la música que se hacía en aquella época, que era Radio Futura, Police, Héroes de Silencio, y a partir de ahí salió un pop muy fresco, muy light, influía que éramos muy jóvenes y que teníamos conocimientos muy básicos de instrumentales. Y salía lo que salía básicamente (risas)”

El interés del mundo sanitario

Soporte Vital es un nombre que se queda a la primera y tiene que ver con el interés que suscitaba el mundo sanitario a nuestro interlocutor, que finalmente acabó trabajando en el sector, aunque no fue la primera opción. “Eso también viene de mí, primero hubo un impasse, hubo un tiempo que el teclista (José Luís) y yo estuvimos en algunos grupos de aquí, de Vila-real, estuvimos picoteando en grupos que empezaban en aquella época”, señala. 

La escena, como ahora, parecía grande pero era pequeña, y en ella todas las bandas y músicos se conocían. “Estuvimos tocando con los miembros, que después hicieron Cuentos Chinos. Hubo un tiempo al principio que nos llamamos Sky, y creo que hubo un momento que nos llamamos, Quinta Dimensión. Hicimos alguna actuación con esos nombres. Y como yo siempre he estado en el mundo sanitario, llegó un momento en que pasamos a hacer algo más estable y pusimos Soporte Vital por el tema sanitario”

El tema, Asomado a la ventana, quizás el mas reconocido del combo, se grabó ad hoc para un recopilatorio que marcó a una generación de Castellón: N-340. Soporte Vital estuvieron entre la pléyade de bandas tras una selección de canciones. “El N-340 fue un proyecto que partió de la Diputación de Castellón, pero no recuerdo quiénes fueron los promotores. Recuerdo, tampoco había muchos grupos, pero se hizo una especie de casting entre los grupos y salimos elegidos juntos a los otros, enviamos una maqueta. Fue un casting de enviar una maqueta grabada. Y como en ese disco coincidimos con Morcillo, ya hicimos actuaciones conjuntas”

Debido a la fama que consiguió el grupo por su aparición en ese recopilatorio y la buena conexión con Morcillo, tuvieron varias actuaciones por la provincia de Castellón. “Lo que estaba guay era que cenábamos juntos (con Morcillo y la banda) antes del concierto, además ellos ya eran los guerreros que han sido siempre, y nosotros éramos chiquitos más jovencitos, éramos más niños de misa (risas). Éramos todos diferentes pero compartíamos escenario y comíamos juntos”, recuerda con cariño. 

La primera maqueta

A rebufo de todo aquello estos jóvenes se meten a grabar una primera maqueta para moverla por sellos y promotores, algo básico para que, al menos, te escucharan. Aquellos chicos viajan a València a grabar la maqueta en un lugar de cuyo nombre no se acuerdan. “Esa maqueta la grabamos en un estudio muy modesto en València, que no recuerdo ni el nombre, estaba en un sexto piso, porque fue el previo a la grabación del minielepé, que fue una cosa más estructurada con Miguel Ángel en medio. Así que esa maqueta previa nos sirvió para enseñarle el material a Miguel Ángel y a Discos Medicinales, que era la promotora que luego nos movió el minielepé”

Aquel trabajo sonoro, el primero de la banda, carecía de nombre. “La maqueta no tenía ni nombre. Esa maqueta fue el impasse de hacer un pop ultra básico de gente que empieza, a una cosita más aseada, ya con Miguel Ángel como productor, que ya nos guiaba a hacer un sonido más depurado”, añade. Cabanes contaba con 18 años cuando se metió en ese estudio de nombre olvidado que estaba situado en un sexto piso. Era prácticamente un niño e iba a grabar unas canciones, algo casi prohibitivo para el común de los jóvenes de su edad. “En aquella época hacer una maqueta era algo alucinante, nosotros estábamos dentro del mundo de la cultura, que podríamos tildar de muy especial, que no lo podía hacer todo el mundo: irte a València a grabar una maqueta, hacer tus composiciones, comprarte una guitarra con los ahorros de dos años y que tardaba en llegar dos meses”, rememora.

Soporte Vital recorrían el camino con fe en su música y con la alegría de estar haciendo lo que querían, habían realizado conciertos con Morcillo y además habían grabado cuatro canciones en un estudio. Su siguiente paso era registrar un minielepé, algo más serio, profesional y definido. El salto definitivo. 

En 1986 se encierran en los Estudios Tabalet, donde años atrás habían grabado sus maxis gente como La Morgue y donde más tarde registrarían sus primeras canciones Seguridad Social. El minielepé se llamó El Hombre Bobo, aunque ese no iba a ser el título original, pero en su camino se cruzaron, aunque ellos no lo sepan, La Unión. “Cuando compusimos las canciones del mini, una de ellas era El hombre lobo, pero resulta que coincidió con el lanzamiento de La Unión de El Hombre Lobo en París. Y entonces, nuestro promotor, nos dijo que esto podía llevar a confusión y teníamos la canción hecha, y era la que le daba título al minielepé. Así que dijo, Hombre bobo, pero si escuchas la letra está hablando del hombre lobo, aún así quedó gracioso”, cuenta la anécdota entre risas. 

Los Estudios Tabalet

Los Estudios Tabalet impresionaron a estos chavales que comenzaban en esto de la música. “Nosotros éramos chiquitos muy jovencitos, provincianos, de pueblo, porque en aquella época tú te ibas a un estudio como ese, y veías una cinta de grabación de rollo de 15 pistas y alucinabas, y te creías que estabas en un cohete para ir a la luna. Ahí en el estudio con los auriculares, en el estudio tú solo tocando. Fue una experiencia fantástica, fantástica”

Pongamos en contexto, estamos en 1986, lejos, muy lejos, de la era digital. Todo era analógico, y cuando la situación, por difícil o imposible, lo requería, también era artesano. “Para que veas cómo eran las cosas de antes, de qué estamos hablando, del sabor de las cosas antiguas. En ese minielepé volvimos a grabar la canción de Asomado a la ventana, que esa canción fue la que metimos en el N-340, la regrabamos, pero la gracia está que cuando la grabamos para el N-340, había una doble entrada que el batería no había manera, no había manera (hace el sonido de la batería) y cuando estábamos grabando, a mitad se cortaba”, explica.

“Al final el técnico de sonido dijo: no hay problema, cogió el redoble que había grabado el batería, cogió la cinta de 15 pistas y, me acuerdo, delante de nosotros, no sé cómo hizo unas marcas con un carboncillo, hizo dos marcas, coge las tijeras y hace chas-chas, y corta dos centímetros de cinta, las empalma con celo (se ríe al recordarlo) y sale el redoble que estaba bien. Y luego Juanvi tuvo que aprender a hacer el redoble que salía ahí, y desde la segunda vez que lo grabamos tuvo que aprender a hacerlo después de haber cortado una cinta de 15 pistas”, recuerda.

De la disolución al regreso

Soporte Vital se disuelven en 1988 por algo bastante típico del momento que les tocó. “Al final se disolvió porque todos nos fuimos a nuestros estudios principales, excepto Juanvi que dejó de tocar la batería pero siguió en el mundo de la música como técnico de sonido, y tiene un estudio de grabación que se llama La Guarida, que es donde hemos grabado nuestro minielepé actual”

35 años sin tocar juntos en público hasta el 11 diciembre 2020. Y todo arranca en el cumpleaños de Cabanes. En su 50 cumpleaños hizo una fiesta e invitó al resto de Soporte Vital, y allí les picó el gusanillo de volver a hacer algo juntos. “Al cabo de un año los hermanos, Juanvi y José Luís, nos llamaron a Toni y a mí, porque no teníamos ningún contacto, nos sentamos con una botellita de vino, unas papas y unas aceitunas y nos plantearon la posibilidad de volver. A partir de ahí comenzamos. Actuamos en diciembre del 2020 en el Auditorio de Vila-real  y nosotros estábamos ensayando año y medio antes, que es lo que necesitábamos para volver a coger el ritmo mínimamente de los instrumentos y repasar el repertorio, que empezábamos de cero”

Y ese fue el regreso a los escenario, cuatro años más tarde han publicado, Isla Perfida. “El minielepé lo grabamos en 2024. Queríamos tener un estilo definido, una forma de tocar definida, no nos sentíamos preparados para inmortalizar canciones hasta al cabo de cuatro años de haber hecho nuestro primer concierto, cinco y medio desde que cogimos los instrumentos. De alguna forma ya notábamos que era más que aceptable, que lo hacíamos bastante bien y con un punto de personalidad, y ahí es cuando vimos que ya sonaba de una forma que nos sintiéramos orgullosos”

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