VALÈNCIA. Aunque el origen de The Ex se sitúa en la primera ola del punk europeo, la trascendencia cultural de esta banda holandesa es muchísimo más amplia. La proeza de The Ex no solo se cifra en los 28 álbumes que integran su discografía o los más de dos mil conciertos que acumulan en su trayectoria, sino en el hecho de que llevan 45 años manteniendo este intensísimo nivel de actividad de forma absolutamente autónoma e incorruptible.
“Sucked Out Chucked Out”, del disco Dignity of Labour (1983)
Formados en 1979 en Wormer, una pequeña ciudad situada a 13 kilómetros de Ámsterdam, y vinculados al círculos anarquistas y okupas, The Ex compartió espacio ideológico y musical con los legendarios Crass, aunque su activismo nunca alcanzó las cotas de radicalidad de sus compadres británicos. También se podría decir que tuvieron algún punto de conexión con los Chumbawamba de los primeros años, con la diferencia de que The Ex son musicalmente muy superiores y jamás cayeron en la trampa de creer que se podía “atacar al sistema” desde una gran compañía discográfica.
The Ex es una de las bandas que ha llevado más lejos su posicionamiento anticorporativista y la filosofía del Do It Yourself. Desde la otra parte del charco, el equivalente más cercano podría ser Fugazi, grupo con el que por cierto los holandeses compartieron cartel en 17 ocasiones antes de la disolución del grupo de Washington DC. Desde el primer momento, The Ex renunció a managers, roadies, agentes de prensa o cualquier otro tipo de intermediarios habituales en la industria de la música. A sus sesenta años, siguen grabando y editando sus propios discos (sin gran despliegue de medios, para poder establecer precios asequibles para el público), organizan las giras sin ayuda externa y, cuando están en carretera, se encargan de montar y desmontar su propio equipo. El músico Steve Albini (Black Flag, Shellac), productor de The Ex en diversos discos, describía al grupo con estas palabras: “Además del significado literal de sus letras o su estilo de música, lo que hace que valores a The Ex por encima de todo es su manera de ver el mundo y cómo se comportan como grupo entre ellos y con los demás”.
La evolución musical de The Ex a lo largo de los años es igualmente sorprendente: empezaron como una banda de punk prototípica que pronto agregó a esta fórmula básica el ruido, los riffs pesados y repetitivos y los sonidos industriales. De hecho, hay en su repertorio canciones que no se sitúan muy lejos musicalmente de otras bandas icónicas como Public Image Ltd., Black Flag o Swans.
“Double Order”, canción extraída del LP Catch my Shoe (2010)
Con la incorporación de la percusionista alemana Katherine Bornefeld en 1985, el grupo añadió polirritmos, ampliando sus horizontes hacia el terreno de la improvisación y el jazz de una forma muy natural y nada presuntuosa. A partir de los años 90, la estructura de The Ex -cuyo núcleo más estable a lo largo de los años está compuesto por el guitarrista Terrie Hessels; el vocalista GW Sok (a quien sustituyó Arnold de Boer a partir de 2009), Katherine Bornefeld y el guitarrista Andy Moor- se ha ampliado a menudo con otros colaboradores. El listado es enorme y muy variado: desde Sonic Youth y Shellac hasta el poeta francés Anne James Chaton. Movidos por una singular mezcla de osadía, despreocupación y confianza en su experiencia e intuición, el grupo holandés se ha metido en todo tipo de “líos”, desde montar una orquesta e improvisar sobre canciones folclóricas rusas y húngaras hasta colaborar con músicos de jazz de vanguardia como el chelista estadounidense Tom Cora.
Un grupo nómada y de estructura flexible
The Ex han tocado en más de 45 países a lo largo de su trayectoria, pero el lugar con el que más han conectado emocionalmente es Etiopía, cuna de una forma de jazz peculiar desarrollada en los años 60 y 70 del siglo pasado en la Addis Abeba cosmopolita de la época de Haile Selassie, cuando el país africano vivía un momento de apertura cultural.
Era un tiempo en el que los clubes nocturnos, orquestas estatales y bandas militares se mezclaban con músicos formados en Europa y EE. UU., creando un ambiente fértil para la experimentación. Esa mezcla de escalas etíopes y occidentales, recogida en la muy recomendable serie de discos Éthiopiques, dio como resultado un sonido muy hipnótico y diferente que no ha dejado de evolucionar en el siglo XXI gracias a proyectos como los que llevan a cabo los miembros de The Ex desde hace años.
El grupo holandés inició en 2002 un intercambio musical que se ha materializado en multitud de conciertos en Etiopía, así como en giras europeas en las que han improvisado sobre el escenario con destacados músicos africanos. La colaboración más destacada fue con el legendario saxofonista Getatchew Mekuria, que dio lugar a dos grabaciones y más de cien conciertos.
The Ex junto con el saxofonista etíope Getatchew Mekuria
En suma, The Ex es un grupo muy peculiar, que goza de prestigio en círculos melómanos y medios especializados como Wire, Pitchfork, We Jazz, etc-, y sin embargo no sería nada extraño verles tocar en una okupa ante 30 personas. La banda ha actuado en Valencia en diversas ocasiones a lo largo de los años, dejando alojada en nuestra memoria la huella de sus hipnóticos e intensos directos. La próxima ocasión -esperemos que no la última, pero quién sabe- será el 22 de septiembre en la sala 16 Toneladas, coincidiendo con la gira de su 45º aniversario.
Un sonido “totalmente antidogmático”
“Desde que empecé a hacer música y a escuchar discos, The Ex siempre han estado presentes”, comenta el baterista valenciano Marcos Junquera, quien ha tenido la oportunidad de compartir cartel con The Ex en cuatro ocasiones durante los años en los que los valencianos Betunizer estaban todavía en activo. “Lo que más me gusta de ellos es su sonido particular y totalmente antidogmático. En ellos hay punk, música africana, elementos del free jazz y música tradicional europea. Si tenéis oportunidad pegadle un ojo a la guitarra de Terry de cerca y veréis que no está construida para ser tocada de manera tradicional. No podrías ni poner un acorde simple en ella, él la toca de manera totalmente personal y libre. Un flipe”. “A nivel personal, recuerdo nuestro concierto conjunto Manchester -concluye Junquera-, y recuerdo alguna conversación con Katherina sobre mi manera de tocar. El mayor cumplido que me han hecho en mi vida”.
Versión de “¡Ay Carmela!”, una de las canciones del bando republicano español reinterpretadas por The Ex en el disco 1936, The Spanish Revolution (1986)