VALÈNCIA. Pensar en un cuadro de Hopper es pensar en las miradas perdidas, en los personajes humanos reflexionando sobre cuestiones aparentemente existenciales. Pero el artistas tiene otras rarezas. Por ejemplo, Rooms by the Sea: una habitación vacía con una puerta que se abre al mar, dejando entrar la luz del sol en esa habitación y en otra habitación detrás de ella. No hay nadie en ellas y la proximidad del mar, que es un abismo tras la puerta de la habitación, genera una extrañeza que coloca a Hopper en el surrealismo.
Esa habitación al lado del mar es la inspiración de la escena de la producción de Willy Decker de El holandes errante, que el Palau de les Arts estrena como ópera por primera vez. El título es uno de los más esperados de la temporada, en un teatro de ópera que siempre ha guardado una relación cercana con Wagner.
El holandés errante tal vez sea primera gran obra maestra de Richard Wagner, por tanto, un paso necesario para el acercamiento al público de la obra del compositor alemán. “Era una asignatura pendiente”, reconocía en la rueda de prensa de presentación Jesús Iglesias Noriega, director artístico del teatro: "Es un título ideal para quienes quieran introducirse en Wagner. No es su obra más compleja, y recoge aún algo de la tradición italiana (incluso el bel canto) pero ya anticipa mucho de lo que será después".
James Gaffigan, director musical, contará con la Orquestra de la Comunitat Valenciana, el Cor de la Generalitat y el Coro de la Comunidad de Madrid, además de un reparto liderado por Nicholas Brownlee en el papel del Holandés y Elisabet Strid como Senta. “Esta ópera es una imagen fija en su desarrollo. No es el Wagner de Tristán e Isolda o El anillo del nibelungo, pero en ella se perciben ya algunas de sus futuras obsesiones. Es una etapa diferente, no mejor ni peor, pero me interesa mucho detenerme en ella”.
En ese sentido, Gaffigan defiende una aproximación que no caiga en los tópicos sobre el repertorio wagneriano: “A veces se asocia Wagner con un sonido denso y pesado, pero no creo que esta ópera deba analizarse así. El holandés errante tiene una orquestación enérgica y transparente, con melodías que permanecen en la memoria años después de escucharla”.
- ‘El holandés errante’ -
¿Qué significa ser “una voz wagneriana”?
El Holandés de Nicholas Brownlee es uno de los roles más exigentes del repertorio, no solo por la potencia vocal que requiere, sino también por su carga dramática. Jesús Iglesias Noriega presentó al bajobarítono como "una de las voces wagnerianas del momento". Pero, ¿qué significa eso (y qué no)?: “Se tiende a pensar que los cantantes de Wagner deben ser altos y corpulentos. Pero no es siempre el caso. Lo esencial es la dicción, porque el alemán es un idioma que, cuando se canta con claridad, resulta increíblemente bello”. En cuanto a la dificultad vocal, el maestro insistió en la exigencia de este repertorio: “Cuando comienzas a cantar Wagner, es difícil volver atrás. Nicholas Brownlee, por ejemplo, tiene una fuerza y un color vocal extraordinarios".
También para la Orquestra este es un reto: la producción son dos horas y quince minutos sin pausas; pero es que Wagner siempre requiere resistencia y preparación: “Es como prepararse para una maratón. No lo encuentro difícil, lo disfruto, pero el trabajo con la orquesta debe hacerse de manera progresiva”.
Más allá de lo musical, El holandés errante también plantea un reto en la escena. Stefan Heinrichs, responsable de la dirección escénica de la reposición, defendió el espacio misterioso que ocupa la propuesta de Wagner a traves de esta producción: “Los personajes, salvo el Holandés, pertenecen a dos mundos: el doméstico, con la casa, la familia y la sociedad; y el sobrenatural, con el mar y la naturaleza. En nuestra escenografía, generamos un punto de encuentro entre ambos universos”. Estos dos espacios son representados por un cuadro gigante del mar, en el centro de una gran habitación, y una puerta que da al mar, al mar de Hopper. Heinrichs, de hecho, va más allá con su propuesta: "Si con mi trabajo busco una explicación a lo que propone Wagner, la obra implosionará. Nuestro trabajo no es hacer posible lo imposible; tenemos que hacer que sea real"