Nace Hécate para protocolizar la protección a las mujeres y colectivos LGTBIQ+ en el ocio nocturno

VALÈNCIA. Hécate, la diosa griega de la noche y la encrucijada, la que tiende caminos y abre portales, es la “musa” de un colectivo de reciente creación cuyo objetivo es conseguir que los espacios de ocio de la ciudad de València sean más seguros e inclusivos tanto para las mujeres como para los colectivos LGTBI+. El eco mediático desencadenado en las últimas semanas a raíz de la acusación de violación contra el ex-lateral del Barça Dani Alves y las agresiones sexuales denunciadas durante la fiesta de los Premios Feroz son solo la punta del iceberg de una cultura de la violación que afecta a todos los estratos sociales y que penetra por capilaridad en todo tipo de contextos, pero muy especialmente a los relacionados con el ocio nocturno.

Col·lectiu Hécate está formado por un grupo de diseñadoras, educadoras, psicólogas, sanitarias, agentes de igualdad y abogadas que no solo aportan a este proyecto sus conocimientos en sus respectivas parcelas profesionales, sino también su experiencia personal como mujeres. Tomando como inspiración la campaña “Ask for Angela”, impulsada por la policía británica en 2016, y con el precedente del protocolo de actuación “No callem”, puesto en marcha por el Ayuntamiento de Barcelona, esta asociación sin ánimo de lucro lleva meses trabajando para conseguir que las instituciones valencianas se comprometan a tejer una red de colaboración similar con los espacios de ocio nocturno de la capital del Turia. 

Por el momento han mantenido una primera reunión con la regidora de Igualdad del Ajuntament, Lucía Beamud, para ofrecer su colaboración en el desarrollo de iniciativas de sensibilización social como la impartición de talleres o el diseño gráfico de campañas. Existe un amplio repertorio de medidas que pueden ponerse en marcha, pero desde el Colectivo Hécate consideran que la tarea más urgente es la puesta en marcha de un protocolo de actuación acompañado de una formación específica para que los trabajadores del sector nocturno, ya sean camareros, encargados de locales o miembros del equipo de seguridad, sepan cómo actuar ante los distintos niveles de agresión sexual que pueden darse en un pub, una sala de conciertos, un festival o una discoteca. 

Uno de los objetivos clave de Hécate es ayudar a comprender la dimensión real del concepto de agresión y abuso. Aunque no todas las formas de violencia sexual están tipificada en el código penal ni revisten la misma gravedad, cualquier tipo de comportamiento no consentido necesita una respuesta inmediata. En otras palabras, la inmensa mayoría de la población reacciona con estupefacción y enfado ante una violación, pero todavía cuesta asumir que tampoco es admisible que un desconocido te agarre por el brazo cuando te separas de tus amigas para ir al cuarto de baño en una discoteca. Ni que se arrincone a una mujer contra su voluntad con la coartada moral de una supuesta maniobra de seducción no solicitada. Podemos extender la cuestión a una adulación insistente y de mal gusto, si esta provoca que una persona se sienta insegura. O el mero hecho de que una cita de Tinder -por poner un ejemplo- dé indicios de una actitud potencialmente peligrosa. “Algunas conductas están tan normalizadas que muchas personas se sorprenden al darse cuenta de que han sido víctimas o perpetradores de una agresión sexual”, afirman desde este colectivo.

El origen de “Pregunta por Angela”

La campaña “Ask for Angela”, que ha servido de inspiración para multitud de iniciativas similares en otros países, comenzó en 2016 gracias a Hayley Crawford, coordinadora en prevención del uso indebido de estupefacientes y violencia sexual del consejo del Condando de Lincolnshire, en Inglaterra. Hayley lo incluyó inicialmente dentro de una campaña más amplia llamada #Nomore que lucha contra la violencia sexual en dicho condado. Aunque se piensa que el protocolo se refiere a una especie de "ángel de la guarda", la iniciativa recuerda y lleva el nombre de Angela Crompton, una mujer a la que Hayley conocía y que fue asesinada a martillazos por su marido en 2012. La campaña consistía en que todos los bares y discotecas adheridos al 'Pregunta por Ángela' exhibieran en sus puertas y baños los carteles informativos de la campaña. En el rótulo se explica cómo actuar en el caso de estar en una situación de vulnerabilidad. Si vas a la barra y preguntas por Ángela, el personal sabrá que necesitas ayuda para escapar de la situación y te pedirá un taxi o te ayudará discretamente, sin mucho alboroto.

Actualmente la iniciativa está cobrando gran relevancia en España, especialmente en Barcelona, gracias al protocolo “No callem” contra las agresiones en espacios de ocio privados, que a su vez forma parte de la actuación municipal en prevención y atención de la violencia machista en la ciudad. La Sala Apolo o Razzmatazz y los festivales Primavera Sound, Sónar y Brunch in the City son algunos de los adheridos a esta iniciativa.

“Conocí la campaña de Pregunta por Ángela cuando vivía en Londres -señala la fotógrafa, directora de arte y diseñadora y cofundadora de Hécate Irene Palacio- y, aunque al final tuvo muchos fallos, como punto de partida me pareció muy interesante, porque ofrecía un acompañamiento y una salida a una serie de situaciones que las mujeres soportamos muchas veces porque pensamos que no tenemos derecho a denunciar. Lo más bonito de este proyecto es que te da permiso a sentirte como te sientes; permite cuestionarte si te sientes segura o no”. 

El problema, según explica Palacio, es que la campaña en Reino Unido no vino acompañada de un programa de formación específico para los trabajadores del ocio nocturno. No se creó un protocolo estandarizado de actuaciones para cada tipo de agresión, y además, debido a la alta rotación laboral en este sector, muchas veces la mujer que se acercaba a la barra en busca de ayuda descubría con decepción que allí nadie sabía quién era Ángela. “Por otra parte, esa campaña se limitaba a ofrecer una salida del local, que está bien pero es insuficiente, porque hay agresiones que requieren una intervención directa por parte de los responsables del local, aunque sea llamar a la policía. Sencillamente, no se puede dejar al criterio subjetivo de la persona que está en la puerta o en la barra decidir si vale la pena intervenir o no”, opina Palacio.

“La formación a trabajadores de la noche es imprescindible para evitar cosas como la que ocurrió con la violación grupal a una chica en la discoteca Indiana de Valencia en 2019 -señala Dama Sempere, diseñadora, pintora y performer ilicitana con base en València, y también cofundadora de Hécate-. Los amigos de la chica pidieron ayuda a los miembros del equipo de seguridad, que dijeron que no era su problema y les pidieron que desalojasen el local porque tenían que cerrar. Para cuando fue la policía al día siguiente, ya se habían limpiado los baños donde se produjo la agresión, lo que impidió que se recogiesen pruebas que habrían sido decisivas. Como no se hizo, los culpables están en la calle. Esto hubiese sido muy distinto si hubiese existido un protocolo de actuación, igual que existen protocolos de incendios”. En opinión de Sempere, el caso de Dani Alves ha supuesto un antes y un después: “La discoteca donde se produjo esa violación estaba adherida a la campaña No callem de Barcelona, que es una versión mejorada del Ask for Angela original porque el Ayuntamiento se ha implicado directamente en la campaña y ha puesto recursos y formación. Por eso, en parte, este caso sí ha permitido encarcelar al agresor. A raíz de este suceso, hay asociaciones de locales de ocio de otras regiones como Aragón y Andalucía que han pedido que se implanten este tipo de protocolos”.

“Al parecer, también hay movimiento en este sentido en València -añade Irene Palacio-. Según nos han explicado en el Ayuntamiento, los locales de ocio de la ciudad también están interesados en recibir herramientas de este tipo para saber qué hacer ante este tipo de situaciones”.

El equipo de Col.lectiu Hécate se completa con Silvia Pérez, trabajadora del sector público sanitario desde hace 15 años, agente de igualdad y cocreadora del podcast de perspectiva feminista Radio Topanga; Ginebra Pastor, graduada en Magisterio en la adultez, con toda una vida dedicada a las relaciones sociales y a los clubs desde el ámbito profesional y personal; y Paula Costa, también conocida por su perfil en redes sociales "La Terapeuta Millennial", a través del que hace divulgación terapéutica.

La importancia de la prevención

“Entendemos como objetivo principal que la agresión no se produzca, por eso es prioritaria la comunicación del proyecto a través de la publicidad, carteles informativos dentro de los locales, folletos explicativos de funcionamiento del protocolo y sesiones informativas en diferentes entornos. Es decir, el triunfo del proyecto sería sin duda la disuasión; que se genere una concienciación colectiva que implique un cambio de comportamiento”, apuntan desde Hécate. “Los protocolos de prevención implican que muchas de las decisiones de funcionamiento interno de los espacios de ocio incluyan perspectiva de género: desde cómo se entra a la sala y qué política de acceso de público se aplica, hasta la revisión de las zonas oscuras del local”, subraya Irene Palacio.

La colaboración con las instituciones no es la única vía de trabajo abierta por el Col.lectiu Hécate. Tienen en mente muchas otras iniciativas, muchas de las cuales estarán relacionadas con acciones de expresión artística. Por el momento, van a empezar a trabajar de forma independiente con locales de ocio de su propio entorno. “Queremos hacer un ensayo de protocolo en algunos espacios para documentar y analizar los resultados. El objetivo último es muy ambicioso: dar una nueva perspectiva de género al entorno de la fiesta”.

No están solas en este cometido. Desde Hécate destacan también la labor de la Asociación Feminista Cultural Sotaterra, que por cierto es la co-organizadora junto a la UV del Congreso “Una mirada transversal del ocio nocturno con perspectiva de género”, que se celerará el próximo 24 de febrero en el Salón de Actos de la Universidad de Ciencias Sociales.