Nace La Salà, un nuevo espacio para feminizar y abrir al mundo la música en directo en València

VALÈNCIA. En València faltan gestoras culturales. Este es un hecho que, salvo en el sector de las galerías de arte, tiene respaldo empírico: los principales activos culturales y programaciones de la ciudad (ya sean en instituciones públicas o privadas) son manejadas por hombres. En septiembre, la balanza se inclinará algo: La Salà será el único local de música en directo de toda la ciudad gestionado por mujeres, y tendrá un espíritu eminentemente político, en el que la música se abrirá al mundo. Además, algo también insólito en la ciudad: el lugar donde ocurre la música se declara abiertamente un espacio que apuesta "por la diversidad, la confianza, el amor, la solidaridad, el respeto, la libertad y la creatividad" y contrario "a cualquier forma de fascismo".

La Salà, que tenía prevista la apertura en abril y finalmente se pondrá en marcha en septiembre, se ubicará en el local que antes ocupaba la Sala Wah Wah. Annabel Nadal (de Suport Produccions) y Macarena Salas (que forma parte de Las Hijas de la Cumbia) toman el relevo de una de las salas más míticas de la ciudad de la manera menos conservadora posible. El alma del nuevo proyecto se desmarca, no solo de lo vivido anteriormente en el local de la calle Ramón Campoamor sino de todo el mapa de salas locales: el valenciano (y en femenino) será la lengua vehicular de La Salà, cuyo menú musical dará la vuelta al mundo a través de géneros como la cumbia, el reggae el hip hop, balkan, y otras músicas del mundo. "Queremos que València se abra a las músicas de los pueblos de aquí y de todo el mundo, algo a lo que la escena ha vivido de espalda hasta ahora", explica Nadal a este diario. Las responsables también aspiran a albergar espectáculos de otras disciplinas como el teatro o la danza.

El 100% del equipo que trabajará en La Salà son mujeres, y muchas de ellas buenas amigas. Además, en la programación que han configurado hasta ahora, "más de un 50% de las bandas que actuarán están encabezados por mujeres". "No es márqueting, llevamos años promoviendo conciertos de grupos de mujeres y poniendo en valor iniciativas como los puntos violeta. Las personas implicadas enn el proyecto tenemos la intención y la formación de cuidar del ambiente que se cree y también de cuidar a las trabajadoras", comenta una de las responsables del proyecto.

"Todo lo popular que pueda ser"

La apertura de la sala, retrasada más de cinco meses, será, como todo lo que ocurre en la cultura en estos tiempos, diferente a lo previsto. Los tremendos bailoteos de las músicas exóticas tendrán que hacerse con un aforo limitado, en sillas y respetando las medidas sanitarias. La Salà se pensó como "una sala popular" con precios accesibles, la situación actual y las reducciones de aforo lo permitirán a medias. Este propósito no entra en conflicto con otra de los pilares que quieren definir el proyecto: el de traer a València un abanico de propuestas nacionales e internacionales que complementen el apoyo a la escena local. Los ritmos latinoamericanos sonarán tan genuinos como serán los grupos que se suban al escenario. "Queremos mantener una programación que haga que la gente vaya a la sala a descubrir música, queremos crear un ambiente, una marca", subraya Annabel Nadal.

La Salà tiene muchos pilares, pero todos configuran un todo: un espacio que aporte una programación y un proyecto que sume un camino sonoro diferente, en un momento en el que la agenda musical, con el cierre de locales de escenas periféricas como Umbral, es más homogénea que nunca. Esta vez, ellas se encargan de hacerlo.