VALÈNCIA. Uno de los principales objetivos de Bioparc es mostrar la rica biodiversidad de nuestro planeta y conocer la impresionante variedad de estrategias de supervivencia. Además, si esta información viene de la mano de las mejores noticias, como son nuevos nacimientos, la satisfacción para todo el equipo del parque es máxima.
En este caso, las últimas alegrías llegan de dos especies muy similares y que muchas personas confunden, las mangostas enanas y rayadas, que han tenido nuevas camadas. Ambas especies están incluidas en la lista roja de la UICN (Unión Internacional parta la Conservación de la Naturaleza), por el momento con “preocupación menor”, siendo la principal amenaza a la que se enfrentan en la naturaleza la destrucción de su hábitat.
El grupo de mangostas rayadas (Mungos mungo) de Bioparc es de los más numerosos en España con 57 individuos, en esta ocasión han nacido dos camadas, una de 2 crías y otra de 13. Tras el parto, las crías permanecen en el nido alrededor de 2 semanas y es a partir de entonces cuando podemos verlas en la zona de la sabana, cerca del aviario y del Kopje, donde se encuentran los leones.
Las mangostas enanas (Helogale parvula undulata) habitan en la espectacular recreación de un termitero en la zona de la sabana de Bioparc, junto a la madriguera del oricteropo. La reciente camada es de 2 crías y el recinto cerrado de la vista del público de forma temporal para no alterar la crianza de las recién llegadas.
Aunque tienen un aspecto similar y comparten la organización en comunidades colaborativas, se trata de dos especies muy diferentes. El mayor tamaño y el característico dibujo de las rayadas permite reconocerlas fácilmente. Pero lo más interesante es que han desarrollado estrategias reproductivas muy distintas, donde la jerarquía es determinante.
En el caso de las mangostas enanas, el puesto de mayor rango lo ocupa la hembra de mayor edad, seguida de su compañero, con el que suele permanecer de por vida y constituyen la única pareja fértil de todo el grupo. El resto de hembras están inhibidas, puesto que la dominante libera unas hormonas en su orina que supone una señal para que pierdan su capacidad reproductora. Los otros miembros de la colonia participan en el cuidado y alimentación de los pequeños.
Con lo que respecta a las magostas rayadas, la jerarquía la otorga el tamaño y la edad del individuo. Hay un macho dominante y varias hembras reproductoras que suelen sincronizar sus partos. De este modo aumenta la supervivencia de las crías ya que las cuidan todas juntas, incluso cualquier hembra con leche disponible puede amamantar a los recién nacidos. Las madres se reparten el trabajo, mientras alguna se queda al cuidado de las crías otras salen a buscar comida. Pero no solo las madres participan en esta labor, los machos subordinados hacen turnos de guardia, por si acecha algún depredador y también ayudan a buscar comida y a cuidar de los pequeños.