VALÈNCIA. La innovación se ha convertido en una palanca de crecimiento para las empresas consecuencia de una sociedad más competitiva y globalizada con un mercado cada vez más atomizado. "Sin I+D no habrá empresas del futuro competitivas o no serán españolas", advierte Raúl Natividad, vicepresidente de la comisión de I+D+i de la CEOE y fundador de AVS Consulting.
Una asignatura pendiente en España que gastó el 1,2% del PIB en Investigación y Desarrollo, una cifra muy inferior a la de otros países como Alemania que alcanza el 3% e incluso de la media europea, situada en el 2,1%. " No hay una apuesta real. De cara a decir que la I+D es importante no hay ningún político que lo niegue, pero el problema es que cuesta tomar decisiones. Hablan mucho, pero luego sobre el papel nada porque están preocupados en la percepción del ciudadano en este momento", asegura para incidir en que "la única forma de vencer el uso político de la I+D es con un Pacto de Estado".
"La I+D es el pilar que va a garantizar los empleos del futuro: las sociedades que realicen investigación y desarrollo serán capaces de generar empleos que sean competitivos el día de mañana. La sociedad debe de comprender que si no se apoya la I+D nuestra industria no será competitiva y perderemos empleo y tendremos un deterioro de la calidad de vida y de la riqueza. Habrá menos empleo y eso acabará afectando también a las pensiones. La única forma de vencer el uso político de la palabra I+D es a través de un Pacto de Estado que obligue a mantener unos presupuestos y a ejecutarlos", recalca.
Un acuerdo que vaya más allá de ideologías y que incluya que el gasto público en esta partida alcance el 3%. No es su única petición. También aboga por fijar unas prioridades tecnológicas del país y mejorar la capacidad de transferencia de conocimientos desde los centros tecnológicos y la universidad a las empresas. "Hay que avanzar en nuevos modelos de trabajo. Creo que se tiene que avanzar en su gestión y eficacia", argumenta. Un compromiso que debe plasmarse, de forma paralela, con formación. "Es una pena que se demanden nuevas titulaciones y, en cambio, salgan profesionales de las universidades y no encuentren trabajo. Es un lujo que no nos podemos permitir", subraya.
Y es que, aunque destaca la apuesta de las empresas españolas por la I+D, no ve el mismo grado de compromiso por parte de la Administración. "En España hay empresas que son muy competitivas, pero si se compara el sistema tecnológico español con el alemán nosotros no estamos en la misma división. Tenemos que apostar más por la I+D porque si no cada vez estaremos más alejados. La realidad es que Francia y Alemania cuando vino la crisis intensificaron el gasto público en esta partida para compensar la caída de la inversión privada. En cambio, en España se redujo el gasto público en I+D. Esa es la diferencia", apostilla.
Eso sí, puntualiza que algunas pymes, debido a su tamaño y capital, no apuestan por la innovación porque priorizan otros aspectos que son más tangibles. "Tenemos un problema de tamaño comparado con otros. El problema es el tiempo, pero tengo mucha confianza en el empresariado", afirma.
Raúl Natividad conoce bien el sector. La consultora que fundó hace más de 20 años, AVS Consulting, lleva asesorando a empresas en materia de incentivos fiscales y obtención de financiación sobre actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica. Una trayectoria con especial vinculación con el sector de la automoción. Con sede en València y oficinas en Madrid y Barcelona, es líder a nivel nacional en la obtención de Calificativos Vinculantes para la Agencia Tributaria para la aplicación de deducciones fiscales por actividades de I+D+i. Durante 2018, gestionó incentivos públicos por un valor de 67 millones de euros de inversión industrial en la Comunitat Valenciana, una cifra que asciende a los 155 en los últimos tres años.
"Cada vez es más difícil el acceso por la concurrencia competitiva. En España tenemos un problema. Una de las cosas que más nos preocupa es la estabilidad del sistema fiscal para I+D basado en la confianza con la Agencia Tributaria", explica. En ocasiones, indica, existen discrepancias entre la agencia de acreditación ENAC y el Ministerio a la hora de conceder deducciones fiscales, unas trabas que comprometen el desarrollo de este tipo de incentivos.
A su juicio, deben existir avances en el marco normativo que permitan diversificar las fuentes de financiación al margen del recurso al crédito bancario, ampliando, por un lado, la implicación pública en las operaciones de financiación y, por otro, facilitando el acceso de los proyectos a los mercados de capitales mediante un incremento de las garantías públicas y privadas. "Al final, la banca interviene de forma muy efectiva a la hora de acercar las ayudas del Ministerio a la empresa. Las entidades financieras son eficientes en materia de cobertura, mientras que desde el Ministerio son especialistas en la valoración de proyectos. Así que el sentido común dice que estos dos agentes deben trabajar de forma complementaria para dar una solución global a la empresa y crear unos incentivos más eficaces", incide.
Conocedor de la realidad que vive el sector de la automoción ante la irrupción del vehículo eléctrico, Natividad lamenta la "demonización" que se ha hecho con el diésel. "La sustitución de fuentes energéticas como el diésel por el coche eléctrico es algo que nadie pone en tela de juicio. Hay todo un interés político por abanderar el tema de la baterías. Estaría muy bien tener una planta de baterías en la Comunitat Valenciana, pero no pensemos que vamos a salvar el sector de la automoción en los próximos 15 años con una planta de baterías. Yo creo que hay que apoyar al conjunto de la industria, atender sus necesidades y apoyar la diversificación, pero sin olvidar lo que tenemos", asegura.
En un momento de concentración y especialización mundial en el sector de la automoción, considera que las políticas arancelarias del presidente estadounidense, Donald Trump, perjudican, y mucho, a multinacionales como Ford y, en concreto, a su planta de Almussafes, en Valencia. "Nadie puede garantizar que la planta de Ford esté aquí dentro de 15 años. Ese riesgo existe y el sector convive con esa incertidumbre, pero es complicado que ocurra porque hay muchos intereses y el gobierno valenciano está muy encima ayudando", puntualiza.
Una incertidumbre que tiene en vilo a una potente industria. "Solo las industrias de componentes son las que garantizan que Ford se quede aquí y nadie más. La competitividad de su planta y la industria de componentes garantizan su permanencia. Lo más importante son esas empresas tractoras valencianas", concluye.