Teatro y danza

Un manual para proteger a la autoría teatral

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VALÈNCIA. Por fin hay un norte claro para quienes escriben teatro. Tras dos años de trabajo conjunto, seis asociaciones de dramaturgas y dramaturgos de distintos territorios del Estado —entre ellas, AVEET (Associació Valenciana d’Escriptores i Escriptors Teatrals)— han presentado un documento común que establece un marco laboral digno para la creación dramatúrgica. Se trata del Manual de Buenas Prácticas en las Artes Escénicas, una herramienta compuesta por dos documentos clave que busca informar, orientar y proteger los derechos de quienes escriben para la escena.

El germen de la iniciativa surgió en 2018, en un encuentro informal promovido por la Asociación de Autoras y Autores de Teatro (AAT) en el contexto del Salón Internacional del Libro Teatral. Allí coincidieron representantes de las asociaciones territoriales, que comenzaron a intercambiar ideas sobre la necesidad de articular herramientas conjuntas. En 2022, se consolidó el objetivo común: redactar un manual que sistematizara principios y procedimientos para profesionalizar los encargos dramatúrgicos y mejorar las condiciones del sector.

El primer documento del manual recoge los principios fundamentales del ejercicio dramatúrgico: que escribir es un trabajo y debe ser remunerado; que esa remuneración debe ser digna y compatible con los derechos de autor; y que ningún encargo debe iniciarse sin un contrato que lo regule. “Si no puedes pagarlo, no hagas ese encargo”, recuerda uno de los apartados. Además, se insiste en que el autor es el titular exclusivo de los derechos morales y patrimoniales de su obra, tal como establece la Ley de Propiedad Intelectual.

El texto también ofrece definiciones jurídicas sobre autoría, derechos derivados y modalidades de explotación, y remarca la importancia de establecer un marco transparente y horizontal entre todas las partes implicadas: autoría, producción, dirección, instituciones, festivales o teatros. Todo ello con un objetivo: “abandonar la precariedad generalizada y mejorar la calidad de la creación teatral en beneficio de todos”.

Un encargo en cuatro actos

El segundo documento, bajo el título Brújula para encargos dramatúrgicos, despliega una guía práctica que descompone el proceso de encargo en cuatro actos. El primero plantea las preguntas básicas que autor y productor deben abordar antes de comenzar a trabajar: ¿cuál es el tema?, ¿quiénes son los intérpretes?, ¿qué condiciones escénicas condicionarán la escritura?, ¿cómo será la metodología de trabajo?, ¿cuál será la retribución?

A ello le sigue el segundo acto: el contrato. El manual insiste en que “nunca se debe empezar a escribir sin contrato” y ofrece modelos consensuados que diferencian entre contrato de escritura por encargo y contrato de comunicación pública, para el caso de obras ya escritas. “Muchas veces se nos dice que no hace falta pagar porque la obra ya está escrita. Es falso”, advierte el documento.

El tercer acto se centra en el proceso de escritura, y pone el foco en la necesidad de mantener una comunicación fluida entre todas las partes, evitar cambios unilaterales y consensuar cualquier modificación. El cuarto, y último, aborda el proceso de ensayos, donde también se subraya el derecho del autor a participar, pactar su grado de implicación y, si se le solicita asistencia dramatúrgica, recibir una retribución adicional.

El manual no pretende sustituir la negociación entre partes, pero sí ofrecer un punto de partida común que desactive los malentendidos y los abusos normalizados. “Muchas veces el desconocimiento, tanto por parte de dramaturgos jóvenes como de compañías pequeñas o instituciones, hace que se firmen acuerdos poco claros o que no se contemplen derechos básicos”, explican desde la AVEET.

El trabajo conjunto ha sido coordinado por la ACD (Associació Catalana de Dramatúrgia), la ADIB, la AVEET, la DREM (Asociación de Dramaturgos de la Región de Murcia), la asociación gallega DramaturGA y la AELC (Associació d’Escriptors en Llengua Catalana). Durante el proceso se han tenido en cuenta experiencias de asociaciones europeas como la Scottish Society of Playwrights, la irlandesa Match in the Dark, la Dramatist Guild of America o la histórica SACD francesa.

Asociarse para cambiar las reglas

Uno de los mensajes clave del manual es que el asociacionismo importa. Además de ofrecer asesoría legal y formación continua, las asociaciones han logrado consolidar un espacio de interlocución con las instituciones públicas y con otros agentes del sector. “La duda que has tenido hoy puede ser un aprendizaje útil no solo para tu futuro, sino para el saneamiento de toda la profesión”, concluye el documento.

En enero de 2024, las asociaciones autorales sumaban alrededor de 650 miembros: un 35% autoras y un 65% autores. La AVEET, impulsora de esta iniciativa desde la Comunitat Valenciana, fue la primera en constituirse en 2013, en los años más duros tras la crisis de 2008. Hoy, una década después, esa apuesta por construir colectividad y proteger el oficio teatral da un paso más con esta brújula compartida. Una guía para no perder el rumbo en un oficio en el que, demasiado a menudo, todo empieza sin mapa.

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