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L’Etno mira a los entornos rurales sin paternalismo

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VALÈNCIA. Rural, sóc rural, món plural, fes-t’ho mirar. Estas palabras las firma la rapera valenciana Tesa en un tema que miraba al mundo rural desde lo contemporáneo. Fuera prejuicios. La canción demuestra que el tema sigue latente, una mirada necesaria a aquellos municipios lejanos de las grandes urbes, espacios con sus características propias alejados de clichés y, también, de visiones románticas. Este punto de partida, el de mirar a lo rural alejándose de paternalismos, marca la nueva propuesta expositiva del Museu d’Etnologia de València-L’Etno, que explora la pérdida de población de los municipios rurales y el impacto que está produciendo la llegada de nuevos habitantes.

El proyecto lleva por título Solsida, que remite al derrumbe de piedras de un margen, unas piedras que dejan de sujetar la tierra pero que no desaparecen, una “metáfora” que habla de los cambios en la segunda mitad del siglo XX en unas comunidades que han ido decreciendo por los cambios en la industrialización, la concentración de servicios o las oportunidades tanto laborales como formativas en las grandes ciudades.

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“Lo rural no es algo diferente, es una parte de lo que somos y una parte importante para el futuro de los que vivimos y habitamos las ciudades, forma parte de nuestra sociedad y sus problemas son nuestros, y por ello tenemos la obligación de implicarnos en su conocimiento y en su reconocimiento”, explicó Joan Seguí, director del museo, durante la presentación de la exposición, en la que estuvo acompañado por el diputado de Cultura, Paco Teruel, así como por Asunción García, miembro del grupo que ha comisariado la muestra.

“Esta exposición no habla solo del territorio, también de las personas que lo habitan”, señaló García. En este sentido, el relato se salpica por objetos que remiten a la experiencia personal e íntima de los habitantes, información de contexto y una acercamiento socioeconómico así como una mirada desde las artes visuales gracias a la colaboración del del creador Fermín Sales. En este sentido, se entretejen referencias al ámbito festivo o religioso o a las políticas de gestión de los espacios abandonados, una mirada global que quiere reforzar la idea de un espacio rural diverso.

 

Solsida, diseñada como espacio de contrastes, del éxodo rural y también de la identidad que genera, refleja también que el Museu Valencià d’Etnologia sigue realizando su labor de reflexión sobre cuestiones que forman parte del día a día de nuestra sociedad”, declaró Teruel durante la presentación. “Estas comunidades han sufrido unas transformaciones sociales y económicas, y consideramos que es interesante reflexionar sobre ello, no solo por la cuestión de la despoblación, sino porque hablamos de espacios y personas que consideramos que han sido muy importantes para la definición de museos como este”, añadió Seguí.
 

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