Un prototipo brotó desde hace algo más de un año en el patio de Espai Alfaro. El resultado, una vivienda que es en realidad un sistema: la industrialización aplicada a la arquitectura
VALÈNCIA. Como quien descubre un árbol que ha ido creciendo ensamblando sus piezas, enraizado a un patio en los límites de Godella, este jueves por la noche -en la inauguración de un julio con regusto a nuevo tiempo- se descorrió la tela que cubría el árbol. En realidad una casa. O más: un sistema. La sistematización de una manera de vivir. El ‘invernadero’ en cuestión se llama Espai Alfaro. El recinto completamente inesperado donde duerme, aunque despierto, el legado del escultor Andreu Alfaro; donde se expone la colección de diseño industrial sobre la electrificación de la vivienda, curada por Alfaro Hofmann. También donde el estudio Fran Silvestre Arquitectos centraliza su trabajo. Y sus campos de pruebas.
La prueba, quizá la más ambiciosa, brotó en ese patio bajo la mirada atenta de las esculturas de Alfaro. Día tras día las ‘alfaros’ podrían fijar la vista en la evolución del entramado de extremidades y cuerpos que, combinadas adecuadamente, darían forma a una especie nueva. Aunque tal vez el mayor ‘wow’ es el efecto de su resultado, el producto acabado, vamos a viajar hasta el proceso del nacimiento de NIU, las casas de construcción sistematizada de Fran Silvestre.
Entre las charlas internas del equipo de Silvestre era habitual fijarse, a lo lejos, en la convicción de contribuir al progreso arquitectónico. Habían tenido presente la comparación entre arquitectura y la producción de objetos como teléfonos móviles. Desde hace unos años, una parte del estudio comenzó a centrarse tan solo en ese propósito. La intensidad cruzó hasta este primer jueves de julio. El nacimiento de una especie.
De la hibernación debía estallar algo verdaderamente nuevo. En 2019, con la entrada en la participación de Stator Management, las piezas -al menos conceptualmente- comienzan a encajar. En 2020 las largas sesiones de investigación cristalizan en un primer prototipo en una nave industrial. Recorre la estancia el alma de algunas referencias clásicas: Walter Gropius con Fred Forbát, con Adolf Meyer y Konrad Wachsmann y su Packaged System House. Cuando algún curioso revolotea, la explicación se repite: es la vieja idea capital de economizar los tiempos y controlar a los distintos agentes de la construcción de una manera más precisa. Pablo Camarasa, integrante del estudio, recuerda las enseñanzas del autor Pablo Saiz en el libro La industrialización de la vivienda “en el que explica que desde hace 200 años se está intentando llevar a cabo esta transformación. De hecho existe la industrialización de viviendas antes de la industria, como sucede con la arquitectura tradicional japonesa”.
Se trata de la voluntad humana, desde el principio de los tiempos, de saber repetir un mismo proceso hasta alcanzar su expresión más sintética. A comienzos de 2021, al patio de Espai Alfaro le empiezan a crecer troncos y ramas en forma de una casa prototipo. Para quienes visitan el espacio camino de clase en las aulas de MArch, o buscando encontrarse con las esculturas o la colección de electrodomésticos, aquella instalación en ciernes se convierte en un spoiler. Tras experimentar con soluciones técnicas diversas, testear materiales y estudiar detenidamente el funcionamiento de todos los componentes, se aplica el aprendizaje y se precisa en el control de tiempos y operarios. Se redobla el propósito. Se repite el mantra: la sistematización de los procesos constructivos, un giro a los sistemas de edificación tradicionales.
En toda esa fase de laboratorio guiada por la ley pertinaz de la prueba/error, la pretensión original era la de rebasar la prefabricación arquitectónica. No se trataba de transportar los distintos planos de una casa hasta el lugar de implantación de la vivienda, “en el caso de NIU aquello que se sistematiza es el proceso constructivo, es decir, producimos todos los componentes de la vivienda, lo cual nos permite controlar los procesos y los tiempos y los ensamblamos in situ. El diseño busca guardar las mismas líneas que la construcción en seco que efectuamos en el estudio”.
Cuando ese prototipo en Espai Alfaro comenzó a dar señales de eureka, y todo el equipo del estudio se arremolinó en torno a él, brotó la sensación de encontrarse ante el nacimiento de una pizca de futuro. “La industrialización aplicada a la arquitectura va a funcionar igual que aplicada a otros sectores y productos, con la diferencia de que la gente está acostumbrada a comprarse un teléfono o un coche y recogerlo en el plazo de tiempo estipulado por el punto de venta, pero no está acostumbrada a que ocurra lo mismo con una vivienda, donde los tiempos de la construcción tradicional son complicados de prever con certeza”, explican desde Fran Silvestre. “Con nuestro sistema constructivo, podemos asegurar al cliente que en el plazo de cuatro meses podrá disponer de su vivienda. Asimismo, desde el punto de vista del mantenimiento, la industrialización permite detectar el error o problema en el punto exacto en el que se produce, con lo que la subsanación es mucho más respetuosa con el resto de la vivienda y mucho más fácil de solucionar”.
La ceremonia de presentación, descorriendo la tela invisible que cubría la casa NIU en el atardecer de Godella, se asemejó a una de esas sesiones en los salones de cristal de principios del siglo pasado donde se presentaba un prodigio excepcional encaminado a pertenecer a la cotidianidad. Aquella vivienda, que es en realidad un sistema, presentada en el tumulto de 2021.
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