El profesor del CUNEF tiene claro que Mario Draghi, presidente del BCE, no anunciara nuevos estímulos monetarios en la reunión de este jueves
MADRID. A pesar de que las expectativas del crecimiento de la zona euro para 2016 han empeorado (del 1,7% al 1,6%) y las de inflación también han caído (del 0,5% al 0,2%), que nadie espere hoy que Mario Draghi sorprenda con sus palabras en la reunión mensual del Banco Central Europeo (BCE). En este sentido, recordemos que en la pasada reunión del mes del 10 de Marzo, el BCE puso en marcha gran parte de su artillería con anuncio de importantes medidas que incrementaron el tono de política monetaria expansiva con el objetivo de incrementar el crecimiento de la zona euro y disuadir el fantasma de la deflación.
Es muy probable que el BCE anuncien las cuatro fechas y los detalles más relevantes sobre la medida de política monetaria TLTRO II más conocida en la jerga monetaria como “subastas de barra libre”. Subastas de liquidez en las que los bancos obtienen financiación a un coste del -0.4%, es decir, con beneficio y sin coste alguno, con la condición de que dicho dinero fluya a la economía real en forma de créditos a las empresas y las familias.
Existen algunos focos de incertidumbre que no acompañan en la efectividad de los estímulos como son Brexit, la presión de los bajos tipos de interés sobre la rentabilidad de las entidades bancarias, la desaceleración del crecimiento de las economías emergentes, la situación de Grecia y el crecimiento de los movimientos populistas en España y Alemania.
Las críticas de Alemania no ayudan al objetivo perseguido por el BCE. Alemania y Holanda cuentan con un superávit por cuenta corriente del 7,7% y del 9,7% del PIB, respectivamente y deberían acompañar a Draghi con la adopción de políticas fiscales que ayudaran a estimular el crecimiento del conjunto de la zona euro.
El programa de compra de deuda corporativa, que tiene previsto implementarse este mes de junio, afectará tanto a la formación de los precios en los mercado como a la composición de las cartera de los inversores. En tal caso, esto supone para las empresas un estímulo al conseguir acceder a la financiación a un coste menor. Este programa de compra de deuda corporativa puede provocar que empresas con su matriz en el extranjero, pero con filial en la zona euro, puedan realizar emisiones en euros y por lo tanto beneficiarse de dicho programa. Lo que puede provocar un “efecto llamada” de empresas de países no pertenecientes a la zona euro a que realicen emisiones de deuda en euros.
Carlos Salvador es profesor del CUNEF