VALÈNCIA. Creo que jamás en la vida ni siquiera soñé con tener un acceso a la lectura, tanto de tebeos como de libros, como el que tengo ahora. Sin embargo, si bien es práctico tener todo al alcance, tampoco es tan gratificante haber perdido la lectura reiterativa. Volver una y otra vez a los mismos cómics, repetir novelas que te gustasen, etc… Aquello te hacía un gran conocedor de cada obra. Ahora es distinto, desgraciadamente, en la bulimia del exceso de oferta lo que queda solo es lo que consigues recordar.
En esta dinámica, si una obra me dejó huella en su día fue Lydie, del guionista Zidrou y el dibujante Jordi Lafebre. Editado por Norma, el cómic contaba el vacío dejado por una niña que murió al nacer. Era especialmente conmovedora, pero muy triste. Y lo mismo ocurre ahora con No te vayas, de Jordan Crane, lanzada por La Cúpula, que de alguna manera transcurre por caminos semejantes, aunque en diferente plano. Creo que no la voy a olvidar porque toca fibras muy sensibles de todo aquel que haya vivido.
El álbum lo publicó en Estados Unidos Fantagraphics en el verano de 2022, pero llevaba más de dos décadas gestándose. Es un tebeo que ha madurado con el tiempo, aunque parezca un tópico, porque ha ido evolucionando con su autor durante todos estos años. En una entrevista en Publishers Weekly Crane ha llegado a reconocer que no podría haber terminado esta historia cuando la empezó, hace más de veinte años, porque era una persona “muy unidimensional en ese momento”.
La historia no tiene un argumento convencional, está hecha con retales de recuerdos y pensamientos paranoicos mezclados con las alucinaciones que produce la lectura. Una mujer sale de su casa y su pareja, como tarda, empieza a sospechar que ha podido pasarle algo. Antes han tenido una pequeña discusión y entretanto han llegado noticias de dos muertes, la de un perro familiar y la de un primo por leucemia. Durante el estrés de la situación, con esas ideas rondando la cabeza, aparecen viejos fantasmas del pasado y situaciones muy duras, también algunas hermosas, ante la posibilidad de perder a su compañera.
El propósito tampoco era muy meditado, Crane se puso con ella tras una de sus largas series, Uptight, que contiene algunos de estos flashes. No obstante, la premisa de la que parte No te vayas es real. Antes de los teléfonos móviles, en el Día de Acción de Gracias, su mujer Rebecca salió a comprar algo para la cena y tardó en regresar. A él, la preocupación le resultó tan insoportable que acabó casi dando por hecho que había muerto. No fue algo testimonial, en otra ocasión se le volvió a repetir el mismo pánico, como una crisis de ansiedad recurrente. Ahora reconoce que le pasa frecuentemente incluso con sus amigos, que puede estar en la cocina cortando un apio y le vienen pensamientos de que tal o cual persona puede que haya muerto. Por eso se decidió a dibujar sobre ello.
Lo más duro que se introduce en esta fase de delirios son las escenas imaginadas de una novela, Interpreter of Maladies, de Jhumpa Lahiri, que trata sobre la pérdida de un hijo y la tragedia de no poder gestar. Posiblemente, una de las mayores desgracias que puede enfrentar una pareja al margen de enfermedades terminales. Un luto eterno muy difícil de superar y que seguramente les marque para el resto de su vida. Las discusiones en torno a ese problema son tremendamente reales, muy dolorosas, y por eso difícil de olvidar para el lector que las entienda.
Hay que mencionar la insistencia del autor en estos temas. En la anterior obra que sacó La Cúpula, Último sábado de soledad, un cómic sin palabras y verbales extremadamente corto, hablaba de lo mismo. En este caso era un viudo que acudía una mañana a depositar flores en la tumba de su mujer. La saga Uptight arrancaba igual, con accidentes de tráfico.
Una de las referencias citadas por el autor para No te vayas es Chejov, ese tipo de cuentos breves con protagonistas en escenarios cotidianos, aunque sus autores de cabecera son Hergé, Jaime Hernández, Moebius, Mazzucchelli, Geof Darrow y Otomo, según confesó en una entrevista en The Comics Journal. Visualmente, se trata de un dibujo en verde y negro. En un principio, cuando No te vayas se publicó por entregas, se hizo en blanco y negro, y hay alguna reseña que critica este uso del verde, sin embargo, es muy apropiado. La mayor parte de las escenas son oníricas, paranoias, sueños y ficción, de manera que esa dosis de irrealidad está muy bien servida con ese color. Algo que ayuda, como decíamos al principio, a lo más importante, no olvidar.