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el dedo en el ojo 

Nomdedéu, el pistolero más rápido de Twitter

Enric Nomdedéu es uno de esos tipos que no se calla las cosas, algo que a veces le ha dado más de un problema en la red del pajarito. Ahora sus intereses están en la semana laboral de cuatro días

| 13/01/2023 | 7 min, 47 seg

VALÈNCIA. A finales del verano de 2016, el vicealcalde del Ayuntamiento de Castellón, Enric Nomdedéu, era nombrado secretario autonómico de Ocupación y Dirección General del Servef. Diplomado en Relaciones Laborales y licenciado en Ciencias del Trabajo y Ciencias Industriales, compaginó la portavocía de Compromís en el Ayuntamiento de Castellón con el cargo de diputado provincial en la anterior legislatura, entre 2011 y 2015. Desde entonces, este nacionalista epidérmico, como se definía en aquella época, al menos según publicaba Castellón Información, dio el salto a la política autonómica y creció su popularidad, sobre todo por su afición a soltar todo lo que le sale de los dedos en Twitter. 

Al jefe del Servef (Labora desde 2018) no le gustan las formas clásicas, aburridas y apolilladas de la política. Es un socarrón de manual. A veces burlándose sin disimulo, otras criticando de manera astuta, en ocasiones haciendo gala de humor fino, pero también grueso y, no en pocas ocasiones, errando el tiro cuando carga en exceso sus dedos que tuitean traspasando líneas rojas. En sus primeros años de alto cargo, la oposición encontró en Nomdedéu un filón para verter críticas hacia el Botànic. Por sus publicaciones en redes y por su ideología. Que tampoco esconde. En concreto, su lado independentista, acudiendo a actos donde se pedía la libertad de los políticos presos. Fue en 2018, y el Partido Popular pidió a Puig que cercenara su cabeza por asistir a un evento de la ANC, donde se defendía que los encarcelados por el procés eran presos políticos. 

No ha sido el único motivo por el que se ha pedido al jefe del Consell que laminara a Nomdedéu. Aunque solo uno de calado. En concreto por la imputación y un proceso de cuatro años, conocido como de los sobres. Se le acusaba, junto a otras dos personas, de un delito de malversación de fondos públicos, y a Nomdedéu también de falsedad documental, por el presunto envío en 2014 de quince cartas con propaganda electoral, en concreto con las listas de este partido a las elecciones al Parlamento Europeo, mediante sobres del consistorio y a cargo de las arcas públicas. Finalmente, el jurado consideró que no existían razones para establecer la culpabilidad de los afectados. Este asunto le supuso un gran desgaste en lo personal. Tampoco se tomó a la ligera cuando se percató de las repercusiones que tuvo otra de sus publicaciones en la red del pajarito, cuando se faltó con Eduardo Zaplana, expresidente de la Generalitat. 

El tuit sobre Zaplana

El mensaje era, siendo magnánimo, poco fino: «El País Valencià es un lugar fantástico, se escapa una vaca en Burriana, aparece una cabra en un hospital de València y hoy he visto a (Eduardo) Zaplana». A ese tuit le siguió otro en el que precisaba que «costaba reconocer» al expresidente de la Generalitat, «sin nariz y parece que la enfermedad le consume, muy deteriorado». Recuerden que Zaplana está siendo tratado por una leucemia. Independientemente de la situación procesal del que fuera ministro de Trabajo, el raje, la faltada, era desproporcionada, más propia de un hater, de un fake, y no de un miembro del Consell. Tanto la lio que borró el hilo de los mensajes  en el que también participó, a raíz del primero de ellos, la diputada de Compromís en las Corts Mireia Mollà, que aseguraba podría «morir una semana de risa» con ese tuit. 

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El propio Nomdedéu colgó otro mensaje de disculpas: «Este tweet ha molestado a algunas personas porque el president Zaplana está enfermo. Pues lamento que se lo tomen así y me disculpo». En otro tuit incidió en que no quería hacer «ninguna broma» sobre una enfermedad que ha matado a su padre y a una hermana. La consecuencia del horroroso tuit fue que se dio un tiempo para guardar sus dedos en los bolsillos y reflexionar. Era una de esas ocasiones donde el personaje se comió al político, pero Nomdedéu no es de los que se frena ante cualquier adversidad. Más bien, y eso lo reconoce, nunca dejará de ser personaje. En 2017 ocurrió lo de Zaplana. En 2018, llamó cómplices de Gürtel a los militantes del PP. Reflexionar no pareció reflexionar mucho, la verdad.

Recibió por este y otros tuits, muchas críticas. Y con su llegada a Empleo, también tuvo que ver cómo se le sacaba su pasado a pasear. En concreto, fue el diario La Razón el que publicó que fue multado varias veces por la Inspección de Trabajo al no dar de alta a trabajadores de empresas que eran clientes de la suya. Aquello ocurrió en 1991. En aquel momento, por aquella época, le hicieron una entrevista en la extinta CV Radio. Reconoció algunos hechos que se sucedieron en su empresa. Aquella fue una entrevista tensa. No se lo tomó a cachondeo. Pero, como hace siempre, lo encaja bien. No es un tipo rencoroso. No apunta muchas matrículas y el secretario autonómico volvió a encontrarse varias veces más, sin atisbo de problema, con el periodista en cuestión. Que dicho sea de paso, dicen que es muy buena persona (es lo que dice la madre de un servidor). Además de recibir de manera constructiva la crítica, dicen de Nomdedéu que es un tipo muy exigente con su equipo. Puede que tanto como él se pone el listón. Puede que en exceso. Rozando el larguero. 

La semana laboral de cuatro días

Más allá de su afición por disparar en Twitter, a Nomdedéu se le conoce por su empeño en implantar la semana laboral de cuatro días o de 32 horas. Es tan entusiasta en esto como en meterse en charcos al estilo de Elon Musk. Su objetivo, aplaudido por muchos, criticado por otros, es apoyado por Compromís y formaciones nacionales como Más País. Incluso, en 2022 se llegaron a organizar unas jornadas desde la Generalitat —Labora—, con la celebración de ponencias y mesas redondas en las que diferentes expertos en este ámbito analizaron el futuro del empleo y las experiencias sobre la reducción del tiempo de trabajo.

Durante las dos sesiones pasaron por la Cumbre Internacional de la Semana de Cuatro Días referentes políticos como la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz o la, entonces, vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra. A tope. Pero, a pesar del esfuerzo, la cosa no pirula.

De hecho, Valencia Plaza publicó que el presupuesto reservado por la Conselleria de Economía para subvencionar a empresas que implantaran la semana laboral de cuatro días este año se quedará prácticamente íntegro en las arcas públicas. Apenas un 6% de los solicitantes serán beneficiarios de estas ayudas, lo que supone algo más de treinta mil euros de los 1,5 millones de euros que incorporaron en las cuentas del presente ejercicio. «Un programa estrella que ha terminado por estrellarse», escribía la periodista Marta Gozalbo. Aquí demostró, de nuevo, que es un buen encajador, pues escribió en su red que si la periodista tenía razón en el análisis, se dice y adelante. En este sentido, el empeño va a continuar. Creen en ese programa. Consideran que, en algunos sectores, la semana laboral de 32 horas puede funcionar y si un político al que se le paga por trabajar y llevar a cabo sus políticas lo intenta, es de agradecer. Se prefiere a gente así que a otros que dicen, en su programa y en entrevistas, que no van a dormir o pactar con algunos políticos o partidos y acaban haciendo todo lo contrario. También muchos puristas siguen sin entender que le guste seguir liándola en las redes. Que para eso no se le paga. Pero es que no descansa ni en Nochebuena. «Merda! M’he perdut el discurs del Molcarca» escribía sobre el discurso navideño de Felipe VI. Fue el último tuit que leí, al cierre de este artículo. Seguro que, mientras se editaba y se publicaba este hermoso ejemplar que tienen entre sus manos, ha soltado alguna más. El personaje le puede al político. Pero podría ser al revés. De él cuentan que es un tipo listo. Mucho. Y que si hubiese moderado su discurso, sus formas, sus exabruptos, hubiera llegado muy lejos en este mundillo de la política. Pero se modera menos que cafés toma al día.

* Lea el artículo íntegramente en el número 99 (enero 2023) de la revista Plaza

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