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Las Fallas a través de los ojos de los artistas invitados del Burning Man

Karen Cusolito y Arlo Leibowitz pasan sus primeros días en Valencia, rodeados de unas construcciones de las que le son más ajenas las vallas que los ninots

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VALENCIA. Esta es la historia de un holandés y una americana. Apenas llevan unos días en Valencia, donde están viviendo sus primeras Fallas. Arlo Leibowitz y Karen Cusolito, los artistas invitados del Burning Man, no han necesitado mucho más tiempo para darse cuenta de que las similitudes entre un festival y otro son tantas como sus diferencias. Con la agenda repleta de visitas a algunos de los talleres de Ciutat Fallera o una conferencia en el IVAM, sacan tiempo para pasearse por una ciudad en modo (pre) plantà y catar unos buñuelos y en la horchetería El Collado, donde aprovecharon para reflexionar sobre la relación entre esas dos fiestas separadas al nacer.

Antes de la merienda, una visita a la falla Plaza del Mercado, la primera comisión censada en Valencia. Allí disfrutaron de un tour improvisado en torno al monumento de la mano del propio Vicente Manuel Martínez Aparici, que firma este año la obra para la histórica comisión. Allí ya comenzaron a intuir que las piezas que aquí se plantan poco tienen que ver con aquellas que construyen en el desierto de Nevada, al menos las fallas de 2016. “¡Qué colores!”, exclama la americana que, cámara en mano, no pierde detalle de un montaje que tiene como testigo de excepción las portadas del Mercado Central y la Lonja. “Es muy interesante que una pieza tan colorida se encuentre entre edificios históricos, es el choque de dos lenguajes totalmente diferentes”, que también destacó la "inquietante" presencia de numerosas empresas privadas patrocinadoras.

Vallas y arte

Las vallas. Ese curioso elemento que, apilado días antes del inicio de los festejos, anuncia a los valencianos que por quince días su ciudad va a convertirse en el caos mejor organizado del mundo. Una barrera que se ha convertido -para suerte o desgracia de muchos- en parte del paisaje festero del cap i casal y que ha supuesto uno de los grandes choques culturales para los artistas invitados. “El hecho de que haya una valla que bordee el arte es una gran diferencia con el Burning Man, donde muchas de las piezas se basan en la participación. No hay espectadores, si no estás participando no está pasando”, explica Cusolito, que ha formado parte en una veintena de ocasiones en el festival americano.

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