VALÈNCIA (EFE). El recién creado Observatorio Valenciano de Resiliencia Climática y Gestión de la Dana (RESCLI) pide, desde la sociedad civil y sin adscribirse a ninguna administración, un modelo de reconstrucción basado en el marco internacional de prevención, igualdad y participación.
El Observatorio nace con el objetivo de evaluar e incidir en las políticas públicas de reconstrucción para que estén basadas en criterios científicos, sociales y ambientales y respondan a los desafíos climáticos actuales y futuros.
Contará con la participación de un grupo interdisciplinar de expertos en ámbitos como la gestión de emergencias, derecho ambiental, salud pública, hidrología, urbanismo sostenible y economía ambiental.
Además, buscará incorporar la voz de las personas afectadas, asegurando que sus experiencias y necesidades estén presentes en las propuestas de futuro, ha informado el Observatorio en un comunicado.
Este grupo busca aunar el amplio conocimiento del territorio de expertos locales con la experiencia de expertos internacionales que han trabajado en otros procesos de reconstrucción, proyectando la aspiración de crear un modelo que pueda servir de referencia en eventos posteriores.
La experta en catástrofes Carmen Grau, que será una de las coordinadoras e investigadoras en el Observatorio y que es natural de uno de los pueblos afectados por la Dana, explica a EFE que la iniciativa surgió hablando con personas damnificadas, expertos, académicos y técnicos.
"Había que vigilar todo el proceso que acontece cuando ocurre un desastre de esta magnitud; es muy importante que durante esa reconstrucción se tomen en cuenta criterios fundamentales para fortalecer ese territorio para que no vuelva a ocurrir y enmendar los errores. Desde esa preocupación, y teniendo en cuenta la necesidad de reforzar la resiliencia climática y el cambio climático, decidimos crear el Observatorio", añade Grau.
La tragedia vivida el pasado 29 de octubre ha evidenciado que las políticas públicas deben ir más allá de medidas de urgencia e incorporar una visión a largo plazo que garantice una adaptación territorial y social sostenible, teniendo en cuenta a los colectivos más vulnerables, argumentan desde la entidad.
Este Observatorio se compromete no solo a fiscalizar las propuestas que se están poniendo sobre la mesa ahora mismo, sino también a promover una cultura de la resiliencia a través de la educación y la formación ciudadana para actuar frente a emergencias futuras.
A juicio del Observatorio, la transparencia, la colaboración internacional y la participación local serán claves para un futuro resiliente.
El futuro del territorio valenciano depende de cómo se aborde la reconstrucción y RESCLI pide a las administraciones basar las políticas públicas en directrices establecidas por los organismos internacionales, así como en los conocimientos de los expertos locales.
La Agenda 2030, que las administraciones públicas se han comprometido a cumplir, hace hincapié en la resiliencia, la reducción de la vulnerabilidad y la gestión multisectorial de los riesgos.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) subrayan la importancia de integrar políticas climáticas, educativas y de protección de los ecosistemas, a la vez que se refuerza la cooperación internacional.
El Marco de Sendai (2015-2030), aprobado por Naciones Unidas, ofrece las bases para una gestión integral de los riesgos y desastres, con un enfoque hacia la reconstrucción mejorada.
RESCLI enfatiza que una correcta planificación y organización de la gestión permitirá adelantarse a los problemas y conflictos que conllevan los procesos de reconstrucción de desastres.
En ese sentido, el Observatorio plantea que la participación ciudadana y comunicación transparente, la reconstrucción igualitaria e inclusiva y la planificación para hacer que el territorio sea más resiliente son algunas de las claves que deben guiar las políticas públicas posdana.
Asegura que para llevar adelante su labor, abre las puertas a organizaciones, asociaciones, grupos de trabajo y personas expertas que puedan contribuir a monitorizar que el modelo de reconstrucción sea justo, participativo y sostenible.