VALÈNCIA (EFE/Inmaculada Martínez). La compañía valenciana Air Nostrum fue la primera aerolínea española de vuelos comerciales en conseguir el certificado que define los criterios para un sistema de gestión ambiental que, dieciocho años después, se orienta al uso de energías renovables, la descarbonización y hasta la idea de un dirigible.
Son proyectos que requieren de desarrollos a largo plazo y están sometidos a exigentes regulaciones. En algún caso, su estado es muy incipiente, mientras en otros su aplicación efectiva está muy cerca.
Air Nostrum espera, en un plazo corto, tener instaladas placas fotovoltaicas para autoconsumo sobre una extensión de 10.000 m2 de cubiertas del hangar y de los pabellones de oficinas de la sede central, situada en Quart de Poblet (Valencia), que podrán verse en los despegues y aterrizajes del aeropuerto de Valencia.
Esta iniciativa forma parte de las acciones que tiene en marcha y que ha detallado la directora de Medio Ambiente y Calidad de Air Nostrum, María José Sanz, quien asegura a EFE que la compañía ya nació en 1994 con "una sensibilidad especial" en materia de medio ambiente y la dirección asumió la responsabilidad del impacto ambiental en su actividad y de su minimización.
La norma ISO 14001:2015, que define los criterios para un sistema de gestión medioambiental (SGM) que, si se implementa y mantiene de manera efectiva, puede proporcionar la seguridad de que el riesgo ambiental se está gestionando y mejorando, y que se renovará este año, fue el marco para una de las primeras iniciativas que emprendió, basada en una jornada de reforestación para mitigar el consumo de papel, que volverá a celebrarse a finales de este año.
En 2021 inició conversaciones para avanzar en el camino de la descarbonización y formar parte del desarrollo tecnológico del sector por su afán de "vanguardia".
Uno de los proyectos para un futuro más sostenible de la aviación comercial se centran en ser el lanzador de un dirigible sostenible y ha acordado con la empresa británica Hybrid Air Vehicles (HAV) el impulso de la aeronave Airlander 10.
La empresa británica que tiene previsto construirlos, Hybrid Air Vehicles (HAV), sigue trabajando en la aeronave, y Sanz especifica que fabricar y conseguir la acreditación para poder usar estos aparatos en aviación comercial "no es un trabajo sencillo". Es un proyecto, según Sanz, que se encuentra en un estado "muy embrionario".
Se trata de naves pensadas para vuelos de corto radio (menos de 500 kilómetros de distancia entre las ciudades) con unos 100 pasajeros a bordo -que coincide con la operativa de la compañía-, y la ventaja de poder unir ciudades que no dispongan de aeropuerto, lo que podría beneficiar a muchas localidades que ahora no pueden tener conexiones aéreas.
Puede aterrizar y despegar desde lugares más cercanos a las ciudades pues solo necesita una superficie plana, ya sea agua o mar, donde posarse, y el dirigible tiene un consumo de combustible un 90 % menor que el de los aviones actuales, por lo que es sostenible tanto desde el punto de vista medioambiental como económico.
En 2030 esperan tener lista la versión totalmente eléctrica del Airlander 10, con lo que las emisiones serán cero.
Los socios de Air Nostrum plantean una operación con este medio de transporte mediante un "leasing" operativo de hasta 10 aeronaves y, según aseguró el presidente de Air Nostrum, Carlos Bertomeu, en el anuncio de esta iniciativa, se exploran todas las vías que se presentan para reducir la huella de carbono porque la sostenibilidad es "irrenunciable" en el día a día de la aviación comercial.
Otro de los proyectos en marcha consiste en un avión 100 % eléctrico que reconvierte aeronaves comerciales de corto y medio alcance con una propulsión alimentada por un sistema híbrido de baterías y pilas de hidrógeno, unos trabajos en los que colabora con Dante Aeronautical y la aerolínea Volotea.
Paralelamente, ha firmado un acuerdo de colaboración con Universal Hydrogen para propulsar con hidrógeno su flota de turbohélices y, si sale adelante, tiene previsto comprar 11 kits de conversión para turbohélice para su uso en toda su flota, tanto para la actual como para la futura.
La directora de Medio Ambiente y Calidad ha advertido de que la regulación en este sector es exigente, por lo que los avances son lentos y estén sujetos a multitud de certificaciones que garanticen la seguridad de las operaciones.
Estos dos últimos proyectos se encuentran en su fase inicial, con las expectativas puestas en los próximos años.
El uso de combustible sostenible (SAF, por sus siglas en inglés) es otra de las grandes soluciones que forma parte del itinerario de Air Nostrum, y en 2021 operó su primer vuelo con una mezcla de biocombustible. Recientemente firmó un acuerdo con CEPSA para avanzar en la investigación y producción de nuevos combustibles sostenibles para la aviación, con el compromiso para 2030 de que el 10 % del combustible consumido sea SAF, si las reglas del mercado lo facilitan.
Mientras se avanza en todos estos proyectos, sigue con la reducción de emisiones en los vuelos como la reducción de combustible en las operaciones diarias con prácticas como rodar con un motor o solicitar descensos verticales, y el uso de herramientas de macrodatos ("big data") para disponer de información útil y personalizada para el ahorro de combustible a bordo.
La digitalización de las carteras de vuelo ha permitido la retirada de los aviones de información impresa desde 2019 en las flotas CRJ (la más grande de la compañía) y la disminución del peso a bordo, una medida que extenderá a la flota de turbohélices.
En 2019 tuvo lugar el primer vuelo piloto libre de plásticos y en la actualidad ha sustituido la mayoría de elementos plásticos, tras una regresión por la pandemia por la necesidad de plastificar ciertos elementos. En oficinas, ha sustituido los vasos de plástico por tazas.
Los proyectos de economía circular pasan por una fase de minimización de residuos y acaban en su segregación, tanto en las labores de mantenimiento como en vuelo y en oficinas.