VALÈNCIA. Las tensiones en la cadena de suministro llevan meses azotando a la industria, lo que ha derivado en un atasco sin precedentes en el comercio mundial. Una situación que ha provocado paralización en algunas obras y suspensión de la actividad de forma temporal en diferentes empresas, pero que también ha abierto el debate sobre la dependencia que tiene Occidente del mercado asiático. Algunos expertos hablan de la necesidad de relocalizar las industrias, lo que abre una ventana de oportunidades para que las empresas valencianas puedan abrir nuevos mercados.
Así lo pone de manifiesto el informe ‘El comercio exterior valenciano ante un nuevo escenario internacional en 2022: Mercados y Productos de Oportunidad’, elaborado por CaixaBank y Cámara Valencia, que analiza los retos y tensiones del escenario internacional actual provocados por los desajustes entre la oferta y demanda de bienes y la rotura de la cadena de suministros y escasez de materias primas.
Lo cierto es que en estos meses las empresas se enfrentan a un escenario que cambia rápidamente, lo que las obliga a adoptar políticas flexibles que les permitan adaptarse a los nuevos condicionantes y tendencias que marcan los intercambios comerciales internacionales. El alza de los costes del transporte marítimo, escasez de microchips -aparatos electrónicos presentes en gran parte de los bienes de consumo diarios-, y encarecimiento de las materias primas y el precio de la energía son solo algunos de los condicionantes que están agitando el mercado.
Un escenario que no parece que vaya a apaciguarse en el corto plazo. El documento plantea que estas turbulencias se van a alargar incluso hasta 2023. No obstante, Cámara Valencia y CaixaBank también ponen el foco en la posibilidad de aprovechar esta coyuntura para explorar nuevos nichos de mercado, especialmente en destinos de alto poder adquisitivo o que por cercanía con España, y en concreto con la Comunitat Valenciana, pueden minimizar los sobrecostes que en estos momentos están condicionando la actividad empresarial.
Uno de los principales hándicaps para la empresa exportadora valenciana son precisamente los elevados costes logísticos, principalmente por vía marítima. El crecimiento de la demanda de bienes, tras la paralización de la industria con el estallido de la crisis sanitaria, ha generado una grave saturación en los principales puertos comerciales como son Los Ángeles, Shanghai o Rotterdam.
A ello se suma la falta de contenedores disponibles para el transporte de mercancías, lo que ha elevado de forma exponencial los fletes marítimos, especialmente entre Europa y Asia. Así, si hace unos meses un contenedor a EEUU podía rondar los 1.000 dólares, ahora está por 9.000, mientras que a Latinoamérica ha pasado de 1.700 a 7.000 dólares.
Por el momento, las exportaciones valencianas están resistiendo y siguen al alza. Así, hasta octubre, crecieron a un ritmo interanual del 13,5%, totalizando 26.374 millones de euros, pero por debajo del 21,1% de como lo hicieron las españolas elevándose hasta los 275.310,9 millones aunque en este caso el déficit comercial se disparó un 41% por el fuerte tirón de las importaciones. Ambas cifras, tal y como sucediera con los datos de septiembre, se sitúan por encima de los niveles de antes de la pandemia.
Pero la escasez de suministro y la subida de precios de materiales como el hierro, madera o el cobre ponen en jaque a muchas compañías que se han visto obligadas a repensar sus estrategias comerciales. Y es que, como apunta el informe, la crisis sanitaria y económica mundial ha confirmado "el elevado grado de globalización e interconexión existente en todo el mundo". Una dependencia del continente asiático que, a la vista de lo acontecido, podría cambiar el orden establecido. "Se va a acelerar la tendencia hacia desviaciones de comercio como consecuencia de los acortamientos de las cadenas de valor internacionales, en respuesta al aumento generalizado de los costes de producción, de los costes de transporte y de la incertidumbre del suministro", apuntan desde Cámara Valencia y CaixaBank. Pero, ¿dónde están las oportunidades para las empresas valencianas?
De acuerdo con el informe, esta situación, como en otras crisis económicas del pasado, abre la puerta a explorar nuevos destinos que reduzcan el actual esfuerzo de la empresa exportadora para que no se vea afectada su actividad. Además de destinos ya consolidados como Francia, Alemania, Portugal, Bélgica o Países Bajos, ambas entidades destacan el potencial de Turquía, un mercado que "se está posicionando en el comercio internacional como alternativa a los mercados asiáticos".
Pero, además, los cambios en los hábitos de consumo - mayor gasto en hábitat, el uso del ecommerce, la digitalización y una mayor preocupación por la sostenibilidad- ofrecen buenas oportunidades en mercados de alto poder adquisitivo como los países del norte de Europa, Estados Unidos, Canadá y Oriente Medio.
Por cercanía, el norte de África, con Túnez, Marruecos o Egipto a la cabeza, así como África Occidental ofrecen, a su vez, una ventaja de costes para las empresas valencianas, tanto como mercados de destino como proveedores de insumos. "Los elevados costes de los fletes con Asia y la incertidumbre en el suministro de los pedidos van a incidir negativamente en los intercambios comerciales a los mercados asiáticos. No obstante, China e India seguirán siendo mercados con elevado potencial de crecimiento para productos de valor añadido medio-alto", apuntan.
Paralelamente, la rápida recuperación de la demanda, a partir de la segunda mitad de 2020, se ha traducido en una recuperación de la mayor parte de los productos exportados por las empresas valencianas. De hecho, todos los sectores de la Comunitat Valenciana exportaron más hasta octubre, salvo el de automoción, lo que convirtió a la autonomía valenciana en la cuarta región española que más exportó por detrás de Cataluña, Madrid y Andalucía.
Ante este nuevo escenario, los productos con mayores oportunidades son los agroalimentarios, que "mantendrán la senda ascendente, sobre todo en el mercado europeo y norteamericano, al aumentar su peso en la cesta de la compra", señala el informe.
Por otro lado, aunque el sector del automóvil se encuentra en un momento de retroceso temporal, tanto por la demanda como por la imposibilidad de producir ante la falta de chips, podría encontrar un hueco en el nuevo escenario mundial ampliando su nicho al mercado para elementos de transporte eléctricos y una mayor movilidad urbana.
También, las semimanufacturas del metal, las destinadas al sector de la construcción, del sector químico, podrían erigirse como proveedores alternativos a los procedentes de los países asiáticos. "Su creciente competitividad se basa, no en el precio, sino, sobre todo, en la disponibilidad, cercanía geográfica y menos incertidumbre en el suministro", destacan ambas entidades. En cambio, el notable aumento de los costes de producción que están sufriendo las empresas a nivel mundial -por materias primas, energía y transporte- podrían afectar negativamente a los planes de inversión a medio plazo, y, por ende, a las exportaciones de bienes de equipo.
Las exportaciones españolas de bienes y servicios crecieron con fuerza tras la Gran Recesión aumentando su peso en el PIB hasta el 39% en 2023, 13 puntos más que en 2008.