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el tintero / OPINIÓN

Ómicron, el puente y la Navidad

Cuando empezábamos a hablar del Covid en pasado o como algo que asoló nuestras vidas hace unos meses, resulta que en unos días y por una variante con origen en Sudáfrica parece que todo pueda volver a ponerse patas arriba

1/12/2021 - 

Desde hace años se utiliza la expresión para definir este tiempo que nos ha tocado vivir como una “época de cambios” más que un cambio de época. Porque estamos constantemente asistiendo a cambios, revoluciones y sobresaltos en todos los frentes. La política en medio mundo se ha visto asaltada por los populismos, principalmente en Hispanoamérica donde los antaño países ricos y donde imperaba el bienestar llevan lustros sumidos en caos y pobreza, Europa también ha vivido la entrada de nuevas formaciones políticas, pero por ahora el orden democrático y la economía de mercado, no ha llegado a sucumbir al nuevo comunismo. Las tecnologías de la información han sido uno de los ámbitos donde mayores transformaciones han cambiado nuestro modo de vida y nuestro comportamiento cotidiano junto a ello la economía global y el crecimiento de China ha cambiado las reglas del juego, el terrorismo islamista ha llegado al corazón del mundo occidental dejando miles de muertos y amenazando nuestra seguridad. Sólo faltaba una pandemia mundial que aterrara a medio mundo y nos encerrara en nuestras casas.

El Covid se acerca a los dos años de vida con nosotros, y creo que algún día se podrá estudiar como un fenómeno que implantó casi de manera de oficial el miedo y el pánico en la sociedad, casi con mayor efectividad que el propio terrorismo. Ojalá algún día esto sea historia y ojalá se pueda recopilar las cifras de muertos durante el tiempo en que el Covid estuvo presente poniéndolas en relación con las cifras de muertos de otras gripes de similar contagio, para entender la “magnitud” de esta denominada pandemia que amenaza con dominar y controlar al mundo libre cada cierto tiempo a base de medidas restrictivas, prohibitivas y de implantar el miedo en las personas. En este final de 2021 empezamos a utilizar dos palabras: normalidad y recuperación, y hace apenas una semana apareció otra palabra maldita: Ómicrón, para poner en duda todo lo que creíamos estar recuperando.

Estamos inmersos en lo que parecía una recuperación tanto de libertades sociales como de la actividad económica, la mayoría de las personas que trabajan en el sector de la hostelería, la restauración y la actividad turística hablan de unas previsiones muy esperanzadoras: reservas hasta enero o incluso marzo, llenos en hoteles, ventas que superan las cifras pre-Covid y de repente Ómicron y hasta el cercano puente de la Constitución y la Inmaculada puede verse afectado por el pánico que las informaciones generan en la sociedad. Hace unos días escuchaba a un epidemiólogo decir que las medidas de cerrar fronteras eran excesivas y no efectivas, o al menos no más que hacer más pruebas PCR a todos, pero qué más da si los gobiernos prefieren tomar decisiones más efectistas que efectivas y así generar de nuevo incertidumbre y caos en la economía.

  

La cantidad de eventos y actos públicos de todo tipo y condición que se llevan celebrando desde hace unas semanas, con clara actitud de recuperar el tiempo perdido y también de reencontrarnos y de festejar y compartir, empiezan a parecer un hito que pueda estar en otra macabra cuenta atrás por si las restricciones vuelven a marcar la actualidad legislativa. Espero y deseo que la experiencia de casi dos años junto a la eficaz vacunación masiva no nos haga retroceder en el tiempo y volver a medidas que incluso los tribunales han reconocido como inconstitucionales. El Covid no ha desaparecido y no va a desaparecer, para ello existe una vacuna que deberá actualizarse y que como en tantas otras enfermedades será suministrada para generarnos defensas o anticuerpos y en caso de contagiarnos (como ya ha ocurrido) pasar la enfermedad sin grandes sobresaltos y sin saturar la atención hospitalaria que era el motivo fundamental que se alegó para encerrarnos durante meses en nuestros hogares. No creo que sea bueno jugar constantemente con la amenaza y el miedo para que la gente sienta que la libertad de movimiento o reunión es casi un privilegio que en cualquier momento y vía decreto le es cancelado. Ojala en una semana hayan disfrutado de un puente donde y como quieran y estén planeando sus celebraciones navideñas junto a los suyos.

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