Los principales índices PMI de actividad empresarial han superado sus catastróficos niveles aunque pasando a otros aun muy bajos como advierte el experto
MADRID. El repunte general de los principales índices PMI de actividad empresarial -que han superado sus catastróficos niveles aunque pasando a otros todavía muy bajos- y la relajación de las medidas de confinamiento han dado tranquilidad a los mercados y han hecho elevar, impulsados por las acciones, los activos de riesgo en todo el mundo.
Un nuevo factor de riesgo surgió a finales de la semana pasada, con la tensión entre EE UU y China dando un giro a peor cuando la administración Trump intensificó su retórica en contra del nuevo proyecto de ley de Seguridad Nacional para Hong Kong.
El día festivo que Estados Unidos vivió antes de ayer con motivo del Memorial Day (Día de los Caídos) y el hecho de que no haya puesto en marcha hasta ahora medidas de represalia específicas ha permitido que los activos de riesgo y las divisas de mercados emergentes hayan comenzado la semana bien respaldadas. Esta semana los datos más importantes serán los de la inflación de mayo de la Eurozona – que se publicarán el viernes-, que permitirán entrever el relativo daño causado en la oferta frente a la demanda de la economía de la Eurozona.
Los datos de abril arrojaron un aumento récord de solicitudes de desempleo, aunque los datos no llegaron a cumplir las peores expectativas. La caída de las ventas al por menor también también batió récord en abril (más del 22%). Estos débiles datos, junto a la negativa del Banco de Inglaterra a descartar posibles tasas negativas en un futuro, han limitado el repunte de la libra esterlina. Dado que la mayoría de los índices de actividad económica muestran una mejora de la actividad desde finales de abril -equivalente a, aproximadamente, la mitad de las pérdidas sufridas-, creemos que, desde estos niveles, habrá poca corrección de la libra a corto plazo.
La propuesta franco-alemana de poner en marcha un programa de 500.000 millones de euros para financiar la recuperación de la pandemia, además de las medidas ya adoptadas por el BCE, ha dado un buen respaldo al euro. Todavía es muy pronto, pero el importante repunte de los indicadores PMI de actividad empresarial de la zona euro (aunque hasta niveles aún muy bajos) ofrece una perspectiva positiva sobre el impacto de los diversos programas de apoyo estatal y el cese de las medidas de confinamiento más duras. En concreto, el índice IFO alemán de confianza empresarial ha mostrado unos resultados considerablemente más altos de lo esperado (este indicador fue uno de los primeros en señalar la profundidad de la recesión de 2008).
El mercado laboral de Estados Unidos aún no ha tocado fondo. Los datos de nuevas -y continuas- solicitudes semanales de desempleo han aumentado una vez más por encima de lo esperado, apuntando a una tasa de desempleo que se aproxima al 20%. El Congreso aseguró que las ayudas por desempleo seguirán siendo bastante generosas a corto plazo, algo que debería proteger la demanda general. Sin embargo, el daño a las empresas será sustancial. Los datos de desempleo volverán a ser clave esta semana. Los economistas pronostican una relativa estabilización, debido a que la rotación laboral parece estar tomando una cierta bidireccionalidad y algunas empresas están empezando a recontratar a los trabajadores despedidos. Dada la respuesta de EE UU ante la crisis -peor que la europea- y una mayor probabilidad de sufrir daños a medio plazo en su mercado laboral, seguimos creyendo que el dólar se resentirá a medio plazo.
Enrique Díaz-Álvarez es director de Riesgos de Ebury