ALICANTE. La tecnológica alicantina Orizon prevé cerrar este ejercicio con unas ventas en torno a los seis millones de euros, lo que implicaría duplicar las obtenidas en 2022, y situar su EBITDA en un 25% sobre sus ingresos, frente al 19% anterior.
Este año Orizon da el salto con su tecnología BOA para la mejora continua del rendimiento tecnológico de las grandes organizaciones, desde los grandes sistemas centrales (mainframe) a los entornos cloud e híbridos. Para ello, la compañía se encuentra en pleno proceso de adaptación de la arquitectura de su tecnología, respaldada por el Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) por su alta capacidad innovadora, que tendrá disponible en el tercer trimestre de este año y tras una inversión 1,8 millones de euros.
Con estas cifras, Orizon da por satisfechas sus expectativas de negocio para 2023, a pesar de que inicialmente apuntaban a alrededor de los ocho millones de euros, teniendo en cuenta, apunta la compañía, dos factores clave. El primero de ellos, las “gravísimas” dificultades que hay ahora mismo en el mercado español para encontrar profesionales suficientemente cualificados para innovar en entornos tecnológicos avanzados y de nueva generación, tales como la tecnología BOA, y el segundo, la propia cultura de los departamentos de tecnología de las grandes organizaciones, “muy poco madura aún para afrontar proactivamente una estrategia robusta para asegurar el rendimiento de sus infraestructuras por las posibles consecuencias en sus organigramas”, apunta Ángel Pineda, CEO de Orizon.
Según Pineda, “nuestras primeras incursiones en los entornos cloud e híbridos con una tecnología que por fin es capaz de encontrar el origen de ineficacias y fallos del software y de resolverlos definitivamente, nos ha evidenciado el grave problema con el que se enfrentan un número sorprendentemente alto de grandes empresas en estos entornos, debido —añade Pineda--, a su tremenda complejidad, la falta de profesionales preparados para gestionarlos y, consecuentemente, la pérdida de control sobre ellos que suele descansar en terceros, muchas veces ajenos a las necesidades reales y los objetivos del negocio del cliente”.
Partiendo de estas realidades, Orizon ha decidido acometer un plan de reforzamiento de su estructura comercial y ha puesto en marcha una nueva estrategia para la creación de equipos de trabajo avanzados basada en la formación interna de los profesionales, frente a la opción de buscar perfiles cualificados en el mercado.
Según Pineda, “vemos muy difícil poder avanzar al ritmo que queremos si lo hacemos descansar en la búsqueda de talento en el mercado, ya que BOA es realmente innovadora y está basada en tecnología de vanguardia. Al margen del alto coste económico que supone buscar profesionales capaces de desarrollarla –agrega Pineda--, en muchas ocasiones esa capacidad no es tal, por lo que hemos optado por cambiar este modelo tradicional por otro basado en la propia formación interna y, aunque se trata de una opción más lenta, nos permite crear equipos de trabajo más robustos y disruptivos”.
El sobrecoste del cloud
Según el último informe anual hecho público por Orizon, realizado a partir del muestreo de una veintena de grandes empresas de los sectores de banca, seguros y utilities, las grandes organizaciones asumen sobrecostes imprevistos de en torno al 45% en sus presupuestos tecnológicos destinados a la migración a la “nube” debido a la ausencia de una política real de gestión del rendimiento de sus infraestructuras. Los costes ocultos de los servicios cloud como, por ejemplo, los asociados al procesamiento de picos inesperados y la mayor complejidad de este entorno, que exige perfiles profesionales muy especializados y escasos en el mercado, son las causas más comunes que explican esta situación.
En el sector banca y seguros, a este sobrecoste se suma el histórico que sufren las empresas que operan en este segmento (en torno a un 15%), debido a la baja calidad del software y la inexistencia de políticas para su optimización.
Además, y según se desprende de este muestreo, el resultado del proceso de migración a la nube es calificado como negativo ya que cerca del 80% de las organizaciones afirma no haber alcanzado los objetivos que se habían marcado. La totalidad de las organizaciones argumenta como causa fundamental de esta percepción el escenario de “enorme complejidad” que implica la nube. De hecho, en torno al 70% de las organizaciones admite asumir únicamente una gestión reactiva efectiva del cloud cuando aparecen problemas que afectan a la operativa, frente a una proactiva y constante. Igualmente, un porcentaje similar de organizaciones reconoce que la nube ha elevado la complejidad en el desarrollo de nuevas aplicaciones para el negocio y están replanteando sus estrategias de plazos y objetivos en este entorno.
Sin embargo, paradójicamente, el gasto en software en 2022, de acuerdo con IDC, experimentó un crecimiento interanual del 15% en Europa y llama la atención que tras el subsegmento de las plataformas de inteligencia artificial (IA), que creció un 35%, se sitúa el de las herramientas de calidad y ciclo de vida del software, que aumentó un 26%. “A pesar de ello” -apunta Pineda—, y me refiero al último de estos porcentajes, las empresas siguen teniendo muchos problemas que se derivan de la baja calidad de software ya que las soluciones de monitorización tradicionales no son capaces de ofrecer una visión completa y se limitan a detectarlos y emitir centenares de avisos y alertas, pero no identifican, analizan, correlacionan y resuelven los problemas”.
Evolución de BOA
La nueva BOA, que el CDTI ha calificado en su informe de análisis como “una herramienta completamente nueva y diferenciada con respecto a los productos existentes”, cuenta con una arquitectura nativa en cloud que posibilita su disponibilidad en los principales hiperescalares (AWS, Google Cloud y Microsoft Azure) lo que acelerará significativamente su comercialización, y también ha elevado su nivel de automatización e inteligencia. El primer módulo que estará disponible será BOA - Monitorización Online.
La nueva BOA tiene tres componentes principales. El primero, un modelo de captura de datos inspirado en el concepto data lake o lago de datos, que permite, sin instalar ningún agente y con independencia del formato de datos (estructurados, semiestructurados o no estructurados), extraer, almacenar y procesar grandes volúmenes de datos de la operación dinámica de las aplicaciones y las infraestructuras de las grandes empresas (mainframe, DB2 y otras tipologías de BBDD, herramientas de monitorización y automatización de procesos como Dynatrace y Control-M, etc. ). El segundo componente de BOA son los algoritmos que ordenan, analizan y correlacionan la información para detectar y resolver problemas. Y, tercero, su capacidad de aprendizaje y predicción.