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el cudolet / OPINIÓN

Orxata al punt en el Mercado de Colón

Foto: KIKE TABERNER
22/06/2019 - 

Arribo de un largo paseo al Mercado de Colón  por la estrecha vía de Jorge Juan. Traspaso la férrea puerta de fierro verde. Accedo al hall del recinto. Atravieso el soportal semicircular. Las palomas revolotean en las alturas. Los circulares pilares de cemento soportan las paredes de ladrillos caravista decorados con azulejos o tachuelas, simbolizando una época de esplendor y buen gusto en el Cap i Casal. La vida interna del Mercado es elogiable. Me arrimo a la balconada, reposando mis brazos en la barandilla y contemplando desde una buena panorámica casi el cien por cien del complejo, si no fuera por el nubarrón de las escaleras mecánicas, horribles, pero cumplen su función. Los mecánicos elevadores sepultan la memoria. Detrás de ellos, en el sótano, resisten los puestos de alimentos frescos o negocios gourmet de altísima calidad. Injusta ubicación en la distribución. Tras la reinauguración de la perla del Ensanche en marzo de 2003, el Mercado de Colón se ha convertido en un referente sólido en la ciudad.  La centenaria obra del arquitecto Francisco Mora, inaugurada en una Nit de Nadal de 1916, creó tal expectación entre la sociedad valenciana que las autoridades del Mercado diseñaron la figura de una reina de la fiesta en su apertura inaugural acompañada de sus de damas.

Foto: KIKE TABERNER

El renovado templo modernista de los alimentos frescos es un valor seguro por el buen hacer de los hosteleros y por la guardia y custodia de los tenderos. Los “últimos de Filipinas” mantienen viva la llama, la esencia, la naturaleza. Los pescados, las carnes, las frutas y las verduras resisten las embestidas de un mercado atomizado de supermercados. Flanqueado en sus cuatros costados por la alta alcurnia, Conde Salvatierra, Jorge Juan, Cirilo Amorós y Martínez Ferrando, vías de acceso de entrada al recinto. Colón tuvo su mercado. Los valencianos tienen el suyo. Orgulloso de vivir en una ciudad de mercados. A pie de calle y en fila india reposan los cubos acristalados. El Mercado tiene mucho que ofrecer a los paladares de los visitantes. Saludo a un hostelero del lugar, Antón Buitrón. Si no lo conoces pasa por un turista más. Nerea Monforte, compañera de viaje de Antón, ídem de lo mismo, padres de Aitana la pequeña del matrimonio.

Foto: KIKE TABERNER

Ambos gestionan profesionalmente dos de las galeras cúbicas que hacen frontera con la calle Jorge Juan. Empezaron de la nada con un carrito sirviendo horchata en la entrada del recinto en el año 2004. Hoy son los hosteleros decanos de lo que llaman planta calle. La Casa de L’Orxata,  hermana mayor, Suc de Lluna, hermana menor de esta joven empresa familiar que da trabajo estable a 25 trabajadores, en su gran mayoría mujeres. Aquí no existe la paridad. Mayoría absoluta de las féminas. La plantilla siempre con una sonrisa de palmo a palmo guardando los modales en cada una de las serviciales atenciones. Siempre que visito el Mercado coincido con Antón. Las conversaciones con el tabernero -así se muestra conmigo- son de enorme interés. Es un tío afortunado, disfruta con su trabajo. Repasamos la actualidad de la ciudad. Suelo escucharle mucho, sin interrumpirle en sus exposiciones.

Foto: KIKE TABERNER

En nuestra última charla conocí más de cerca la vida orgánica del saludable negocio que administra esta pareja bio-pedal. Los dos se reparten por igual las tareas del trabajo. Cuidan hasta el más mínimo detalle de sus locales. El i+d es su carta de presentación, reciclando un negocio envuelto con el lazo del respeto al medio ambiente y a la salud de sus clientes. Velan por ellos. Han creado la xufonsesa, el xufoalioli y una magnifica receta cervecera con los tres ingredientes mágicos de la tierra, la naranja, la xufa, y el arroz, que les recomiendo que acompañen con un plato de clotxinas con las perlas de L’ Horta. El préstamo de libros, la decoración floral, las tres lenguas presentes en sus estribillos comerciales, pequeños detalles que engrandecen el negocio. Exigentes con sus trabajadores, siempre todo a punto, como la Orxata que presentarán en sociedad el próximo jueves. “Orxata al punt” llega a sus dos locales. Usted ya puede personalizar su vaso de orxata sin azúcar añadiendo o no la cantidad de azúcar bio que quiera, y todo esto en pleno Ensanche de la ciudad, en su corazón, en el Mercado de Colón.

Foto: KIKE TABERNER

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