'DULCE HOGAR'

Pablo Rivero señala, a golpe de thriller, la presión social por la maternidad

7/05/2023 - 

VALÈNCIA. Novela a novela, Pablo Rivero se ha haciendo un hueco en el mundo de la literatura, eligiendo el thriller por bandera. “Para mí escribir thriller es como hacer de un juego mi profesión. Desde pequeño me ha gustado el misterio y las historias como los thrillers. Twin Peaks, y esas cosas. Tener la oportunidad de poder ser ahora quién crea esas historias está siendo un regalo”, cuenta el autor.

De Twin Peaks toma prestado el fuego como hilo que teje la historia de Dulce Hogar. Julia, ex azafata de vuelo, y su marido Rubén, piloto de la misma compañía, se hacen la casa de sus sueños en una lujosa urbanización con la idea de formar por fin una familia. Pero entonces, el sueño se va convirtiendo en una pesadilla turbulenta cuando empiezan a desaparecer niños, hay un incendio… Y a Julia le empieza a observar desde la distancia sin razón aparente. Rubén, ausente en la historia, marcará una serie de sospechas.

De fondo, una doble moraleja. Primero, el peligro de llevar la cultura del éxito y lo aspiracional por encima de todo. Segundo, la presión que la sociedad ejerce sobre el tabú de las no-maternidades o todo lo que se escape del esquema trabajo—coche—casa—familia. “Con la novela negra se puede hablar de temas importantes porque, al mantener en vilo al lector, les estás entreteniendo y puedes poner en foco en otras cuestiones de la sociedad”, opina Rivero.

“Los actos tienen consecuencias. Y todos miramos a veces hacia otro lado. Estos son dos pilares en la construcción de los personajes, que los hace oscuros, complejos. Algunos personajes tienen mucho poder y creen que, mirando hacia otro lado, no les pasará nada. Pero si juegas con fuego, puedes quemarte”, resume el autor.

La novela se divide en una primera parte desconcertante: “que sea original la sensación de no saber cuál de todas las bombas que pueden explotar lo hará finalmente”. Y luego, una segunda parte “inspirada en el true crime”: “normalmente yo suelo resolverlo todo de manera muy rápida. El reto de esta novela ha sido ir dosificándolo todo y mantener el interés en todo caso”.

Rivero incluye otro elemento para el thriller, un centro de presos con problemas mentales cerca de la urbanización idílica. Por una parte, “la urbanización es el caramelo envenenado. Me construyo una casa con unas vistas espectaculares, y cuando llego me doy cuento de que soy un escaparate. A veces el precio que hay pagar por ver cumplidos tus sueños es más alto del que piensas”. Por otra parte, la inclusión de personajes con enfermedades mentales, siendo este uno de los temas que van dejando de ser tabú: “a través de ellos, puedo hablar del determinismo, de cómo los medios de comunicación les juzgan antes de ser juzgado”.

Dulce Hogar refleja, a partir de la pertubación de una vida imaginada perfecta, que nadie escapa ni de los grandes males de la sociedad ni de las ambiciones que les pueden cegar.