Por si no teníamos bastante con los famosos donuts americanos, los gofres y las magdalenas (waffles y muffins si eres un moderno), los famosos minicroissants acabados en -itos, e incluso los dulces de forma fálica, llega a la ciudad un nuevo pecado.
Está claro que una de las pocas cosas buenas que trajo la pandemia fue tiempo para desarrollar la creatividad y es que Palmiers, como muchos otros proyectos, surgió en el confinamiento.
El proyecto nace a manos de Alejandra Ugena, arquitecta y creativa de Pastelería Mora (proveedores de la Casa Real Española desde 1877), una empresa familiar de pasteleros artesanos con casi tres siglos de historia, ubicada en Ontinyent y de la que Teo Mora es nada más y nada menos que su 12ª generación. Juntos y promovidos por el amor y la pasión por el oficio decidieron desembocarse en la aventura de crear una línea paralela de la Pastelería Mora: Palmiers Original.