Los típicos consejos que solemos leer todos los años cuando se acerca el verano sobre la importancia y necesidad de beber agua y no exponerse al sol en las horas centrales del día. Por obvios parecen absurdos, pero se impone hasta en el fútbol
Comenzó la Liga, ese evento que anualmente congrega a millones de espectadores en todo el mundo para ver partidos de fútbol entre equipos españoles. Porque aunque nuestra autoestima nacional nos haga quizá no percibirlo así, nuestra competición nacional de fútbol es la más importante a nivel global y es seguida y admirada en un gran número de países. Prueba de ello, y motivó también de cierta polémica, la reciente alianza firmada con Estados Unidos para disputar encuentros en el país americano y promocionar y difundir así el mejor fútbol del mundo.
Así de potente y relevante es el deporte del balompié -pensarán que es cursi o arcaico denominarlo así, pero es simple y llanamente el mismo nombre que traducido al inglés hemos acabado adaptando a nuestro diccionario-. Y aprovecho este apunte reivindicativo del uso de nuestra lengua para recordar otra palabra que uso habitualmente y a muchos causa cierta sorpresa: cochera, “lugar donde se encierran los coches”. A los que creemos en el valor y riqueza de la lengua española, y a veces dudamos sobre el uso de algunas de sus palabras o expresiones, les recomiendo una herramienta de gran utilidad: visiten la Fundeu (Fundación del Español Urgente), una magnífica iniciativa del BBVA y la Agencia EFE, asesorada por la RAE y dirigida por Joaquín Muller-Thyssen, donde pueden consultar multitud de asuntos relacionados con el uso correcto del español.
No piensen que me he ido por lo cerros de Úbeda, porque todo está conectado, la pausa de hidratación y las lenguas en el mundo de fútbol. Respecto a la pausa, parece ser que es una nueva modalidad de descanso o tiempo muerto que a mi me sorprendió el pasado lunes viendo el partido entre el Valencia CF y el Atlético de Madrid. Imagino que se aplicará solo en épocas de altas temperaturas porque han pensado que es necesario que los jugadores repongan líquidos. Y mi fantasía me hizo imaginar que podrían hacer esas pausas nuestros gobernantes cuando en una intervención pública defienden argumentos con falta de convicción y claridad o pretenden socavar la labor de la Justicia porque dictamina contra sus intereses e ideología, es decir, cuando superan los límites de la razonable contradicción humana. Pero el término adecuado sería “pausa de sentido común”, que viene a ser lo mismo que hidratarse para que nuestro cuerpo funcione correctamente y no perezca ante la falta de agua.
En relación con esta “hidratación o sentido común”, estos días se ha medio generado en redes una en mi modesta opinión no-polémica sobre el uso de las lenguas en Mestalla -aquí también reivindico el histórico y mítico nombre de Luis Casanova, nada más digno para equipos con solera y tradición que poner a su estadio el nombre del presidente más relevante en la historia de esa institución-; el caso es que se ha pretendido polemizar sobre el uso del castellano y el valenciano en la megafonía del campo, a raíz de la incorporación del nuevo animador o locutor -no hace falta decir speaker- que es el periodista radiofónico Manolo Mas.
Al final la realidad se impone y el natural uso de ambas lenguas, la “dolça llengua valenciana” que así la definió Miguel de Cervantes y el cada vez más importante a nivel mundial español, se utilizarán con total naturalidad y normalidad como siempre ha sucedido tanto a nivel público como privado en diferentes ámbitos de la sociedad valenciana. Sociedad que con su manera colectiva de ser y comportarse sigue demostrando que no necesita tanta pausa de hidratación porque suele llevar el sentido común o trellat de casa.