VALÈNCIA. Pepe Cosín, decano del Colegio de Diseñadores de Interior de la Comunitat Valenciana (CDICV), llegó hace un año con una misión: poner en la agenda pública la profesión. Y en ello están. Su llegada al decanato coincidía con la salida de la entidad de Las Naves, una etapa compleja que les obligó a reconfigurarse y, de alguna manera, a redefinir su posición en la ciudad. Física y socialmente. Ahora operan desde el número 28 de Gran Vía Germanías, un nuevo espacio que coincide con una renovada ambición. Por supuesto, con la candidatura de Valencia a Capital Mundial del Diseño en el horizonte, que desde el CDICV se ha impulsado junto con otras asociaciones profesionales y empresas. Hablamos con Pepe Cosín.
-Ha pasado un año desde que llegó al decanato del colegio, ¿cuál es el reto inmediato del sector?
-El reto sigue siendo recuperar el orgullo de pertenencia y a muchos de los colegiados que, debido a la crisis, dejaron de estar. También queremos que la profesión del interiorista esté más reconocida tanto a nivel social como dentro de las instituciones. Probablemente, el quedarnos sin local tras la salida de Las Naves, nos descentró a nivel social. Nos queda mucha labor que hacer, justo ahora que la sociedad experimenta un boom más claro sobre el interiorismo, en un momento en el que en ciertos sectores ya no hay ninguna duda de la necesidad de este. El objetivo sigue siendo aunar a los profesionales.
-Efectivamente, si hubiéramos hecho esta entrevista hace algo más de un año habría sido en Las Naves, ¿cómo les ha afectado este cambio?
-Fue una sorpresa esa salida de Las Naves, cuando creemos que cumplíamos todos los objetivos. A nivel político se decidió otra cosa y nos pilló de sorpresa. Esto nos ha hecho buscar otro espacio para no tener que depender de los cambios políticos. Ahora tenemos una autonomía y seguimos con esta labor. La nueva junta ha entrado con ganas y tenemos muchos proyectos, también junto la ADCV, la otra fuerza del diseño. Estamos poniendo mucha energía en la candidatura de València como Capital Mundial del Diseño.
-El Ayuntamiento de València ofreció a distintas entidades vinculadas al diseño unos bajos para desarrollar su actividad, como consecuencia de la salida de Las Naves, ¿en qué punto está este proyecto?
-Estamos esperando la formación del nuevo Ayuntamiento para retomar esas conversaciones. Visitamos algunos locales en Velluters y hemos elegido, pero supongo que ahora con la nueva formación se volverá a arrancar. Esperamos poder desarrollar allí más actividades, de hecho ya hemos hablado con la escuela de diseño para generar un espacio más volcado en la sociedad. Ahora falta concretar los próximos pasos.
-¿Cuál es la percepción social que quieren cambiar de la profesión?
-Al final el diseño es calidad de vida. Hoy la sociedad está más preparada para entender que no es algo frívolo o superficial, para saber todo lo que implica. Desde nuestro punto de vista no existe una frontera con la arquitectura. Se puede pensar que el diseñador de interiores llega después del arquitecto y no es así: deben llegar a la vez. Nunca encontraremos una buena arquitectura si no ha contemplado el interiorismo. Ahora vemos la mirada de un interiorista en espacios como un supermercado o un hospital, que hasta hace poco parecían excluidos de nuestro servicio. La necesidad de diseño ha hecho que estemos más vigentes que nunca, aunque el cliente todavía no sabe distinguir todo lo que podemos darle.
-¿Cuál es la ambición del colegio?
-La ambición es total, pasa por ser un colectivo de referencia. Igual que la asociación de diseñadores ha conseguido que se hagan concursos más claros a la hora de contratar el tema gráfico, uno de los objetivos es que a la hora de los equipamientos de hábitat, tanto de oficinas como de hospitales, se cuente con nuestro colectivo como medio para que el resultado sea óptimo.
-En la jornada sobre diseño en el Congreso de los Diputados dijo: "porque estamos aquí cabe la esperanza", ¿esa esperanza en qué se ha materializado?
-Creo que esto ha derivado en que, cuando a un grupo de diseñadores se nos ocurre presentar la candidatura de València 2022, hayamos recibido el apoyo del Ayuntamiento y de la Generalitat. Algo ha cambiado y todos hemos contribuido a esto. Nos ha dado mucho ánimo que, después de muchos años peleando con instituciones para que reconozcan el diseño, esta vez nos hayan abierto las puertas. Por esto creo que es un momento de esperanza. Aquellas iniciativas que llevó Ana Botella al Congreso de los Diputados o la jornada que celebramos en Bruselas ha hecho que las entidades públicas estén más receptivas y valoren el diseño. Somos un país creativo que no ha sabido explotar toda su creatividad. Esto es un valor que hay que poner sobre la mesa, potenciarlo. Es una fuerza económica muy importante, una herramienta que nadie puede eludir.
-Ha habido avances en inclusión del diseño en la administración, con la entrada en Les Corts en una jornada apoyada por todos los partidos; sin embargo hay una cara B, la de las malas prácticas o un Premio Nacional que sigue sin salir, ¿cuál es la urgencia que debe atacar la administración?
-Se han dado pasitos. A nivel local, por ejemplo, ya está establecido que se va a hacer un Archivo del Diseño. El objetivo por nuestra parte es que este archivo esté acogido en una sede que abarque todas las ramas del diseño, tanto industrial como gráfico o interiorismo. Es vital que una ciudad como València cuente con este espacio, donde se generen otras actividades culturales, de difusión y para potenciar a la industria. Este es uno de los objetivos.
-Precisamente una de las promesas del nuevo gobierno es generar el Museu del Disseny.
-Con este espacio se podría mostrar desde fondos propios hasta acoger exposiciones que giran por todo el mundo y que en València no pueden parar porque no tienen un espacio natural. Potenciar el diseño es potenciar la industria.
-Dijo en la jornada sobre diseño en el Parlamento Europeo: “El diseño en la industria ya no es futuro, es un presente atronador y cargado de razón”.
-Tenemos una industria como la hotelera o la restauración que, no hace falta que lo defienda, cuenta con grandes profesionales del diseño. También está el exceso de moda en interiorismo, sí, pero es cierto que esa mirada desde el diseño ya está hasta en espacios como supermercados, que fijan la experiencia de compra, ese confort, como leitmotiv. Todo esto se desarrolla bajo una mirada de la cultura del proyecto y del diseño. Ahí el interiorismo es una pieza fundamental. De hecho hay casos en los que es protagonista. En fundamental que lo que se proponga tenga calado, que cumpla sus objetivos y se mantenga en el tiempo, que no caiga en una moda pasajera.
-¿Es 'perdurar' la clave de un buen diseño de interior?
-Sí. La belleza del diseño la muestra el tiempo. Algo nuevo va vinculado a la ilusión del propietario, del promotor y los agentes que intervienen, pero, ¿cómo está después de seis meses o seis años? El tiempo lo pone en su lugar. Como en cualquier profesión, hay proyectos más efímeros y otros más sólidos.
-En pocas semanas se celebrará una nueva edición de feria Hábitat. Me ha resultado curioso que una de las mesas que han propuesto trata sobre la relación entre diseño y plataformas como Instagram, ¿por qué es importante abordar esta cuestión?
-Es importante hacer una reflexión, de hecho la charla tiene un punto provocativo: ¿diseñas o Instagram? Las redes sociales han puesto en valor el interiorismo pero ese exceso también nos lleva a estereotipos. Ahora es más dogmático, hay una línea que se estila y encaja con Instagram, que es la imagen que se busca. Instagram ejerce cierta tiranía en el interiorismo. Nosotros defendemos que eso se lleve al suelo, a la realidad, y no caer en esos estereotipos fáciles o banales.
-De hecho, por ejemplo, en el sector gastronómico también se busca ahora que los platos sean 'instagrameables', algo que quizá encorseta.
-Da una visión muy estrecha cuando la riqueza que tiene el diseño es la amplitud, cuando cada individuo y cada espacio es diferente. El profesional tiene que potenciar eso. Yo, que soy profesor de máster, noto que la gente joven tiene una influencia excesiva de esas redes. Hay una estética, bastante superficial, que está marcando el camino cuando el interiorismo es mucho más, es la proporción o el espacio. Casi lo reducimos al atrezzo. Lo bueno es ver un proyecto en persona y que te guste más. Visitarlo es otra sensación distinta.
-El Colegio es una de las entidades impulsoras de la candidatura de València como Capital Mundial del Diseño, ¿por qué es interesante/útil que así sea?
-Es una oportunidad para situar València y todo su potencial de diseño en el ámbito internacional y, por otra parte, para mejorar la ciudad. Esa serie de iniciativas que se contemplan en el dossier va a quedar en la ciudad, son actividades que tienen visión de futuro. Se trata de conceder a la ciudad un carácter propio y esa candidatura nos puede ayudar a conseguir todos esos objetivos vinculados al diseño. En cualquier caso, ya hemos conseguido muchas cosas, sumar los esfuerzos de tantas empresas privadas y generar sinergias con las administraciones. Estamos esperanzados.
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