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tribuna libre / OPINIÓN

Personas mayores y salud mental

11/10/2023 - 

Hace poco, las arriba firmantes tuvimos la oportunidad de participar juntas como expertas en la Convención Ciudadana sobre Salud Mental. Tras muchas horas de trabajo, el Informe resultante apunta en 372 páginas a 4 ejes y 8 acciones: sistema de atención específicos; atención y apoyo a personas con gran sufrimiento psíquico; derecho a atención personalizada, digna, segura, sin demoras, cercana y que garantice la continuidad; derecho al apoyo mutuo y derecho al trabajo; derecho a  información veraz y actualizada; promoción de salud mental y prevención de enfermedad mental; y del suicidio.

No cabe duda de la necesidad de cuidar la salud mental de las personas, y esto incluye a las personas mayores aunque a menudo no se hable de ellas, recibiendo escasa atención e inversión pública. Los estudios internacionales con datos de prevalencia de problemas de salud mental en personas mayores son escasos en nuestro país, en comparación con los realizados en otros grupos de edad.

Los trastornos mentales causan sufrimiento psicológico y emocional, suponen un gran impacto individual, social y económico y conllevan pérdida de bienestar. Veamos algunas de las consecuencias que tienen en las personas mayores:

1. Menos calidad de vida. Siguiendo a la Organización Mundial de la Salud, la salud mental es una prioridad política mundial. Datos europeos recientes muestran que únicamente un 11% de las personas mayores que sufren trastorno mental utiliza un servicio de salud mental, pero de los que sí acuden, 1 de cada 3 ha sufrido un trastorno mental en el último año, y 1 de cada 5 lo tiene actualmente, siendo los problemas más habituales, los trastornos depresivos y de ansiedad, que representan el 18% de la carga global de enfermedades (¡970 millones de casos en todo el mundo!). Pero hay más trastornos que atender: bipolar, de personalidad, obsesivo-compulsivo, de pánico, conductas autolesivas, fobias, problemas de conducta, delirios, esquizofrenia, trastorno de estrés postraumático, depresión, ansiedad, psicosis, uso/abuso de sustancias…

2. Menos años de vida y mayor discapacidad. Los trastornos mentales se sitúan en el segundo puesto en años de vida con discapacidad y suponen 125,3 millones de años de vida perdidos en el mundo (datos de 2019).  Con respecto al suicidio, según los últimos datos publicados por el INE, en 2020 fallecieron por esta causa 3.941 personas en España (casi 11 personas al día), y de ellas, 1.235 personas eran mayores de 65 años (el 30,85%).

3. Menos acceso al empleo y más pobreza. Mala salud mental se asocia con desempleo y absentismo laboral a lo largo de la vida y, por tanto, menos ingresos y más problemas económicos en la vejez.

4. Y además, mirada desde un enfoque de género, la salud mental afecta más a las mujeres a lo largo del ciclo vital. Por ejemplo, la violencia machista causa problemas de estrés postraumático que acompañan a las mujeres el resto de sus vidas y son causantes de diversas enfermedades. A su vez, las mujeres con algún problema de salud mental son más proclives a ser víctimas de maltrato. A menudo, en el interior de sus hogares y por parte de pareja y otros familiares.  

5. Más edadismo. La discriminación por edad (edadismo) es una de las discriminaciones con más efectos nocivos en la salud y en la discapacidad a largo plazo. En las personas mayores a menudo se entiende erróneamente y de un modo edadista que muchos de los problemas de salud mental son “normales de la edad avanzada” y por tanto, que “no precisan tratamiento”. Sufrir un trato edadista se relaciona con tener mayor depresión, ansiedad y estrés. En las personas mayores, a mayor autoestigma relacionado con la edad o estigma internalizado, mayores síntomas psicológicos y niveles de discapacidad, más probabilidad de muerte prematura, y menores niveles de bienestar.

El 96% de los estudios analizados por la OMS (2021) en los que se examinó la relación entre edadismo y salud mental aportan evidencia de que el edadismo influye en los trastornos psiquiátricos, tanto en la aparición, como en el mantenimiento e intensificación de la depresión a lo largo del tiempo. La OMS señala que las personas mayores con trastornos mentales reciben son estigmatizados por la sociedad y por parte de los profesionales. La depresión en la vejez se puede manifiestar como síntomas somáticos (fatiga, malestar físico, falta de energía, etc.) y conductuales (pasividad, evitación) que a menudo hacen complejo el diagnóstico diferencial. A menudo, la depresión se ve como una consecuencia “natural asociada a envejecer”, a la pérdida y a la enfermedad física y, por ello no se diagnostica ni trata. Pero no es cierto.

6. Menos atención, más psicofármacos y otras sujeciones. Según la OMS (2023), solo el 29% de las personas con psicosis y solo un tercio de las que tienen depresión recibe atención en salud mental. Para muchas de ellas, la atención se limita a recibir un psicofármaco (haloperidol, risperidona, olanzapina…), cuyo consumo a menudo se puede extender al resto de sus vidas, a pesar de que el uso de estos medicamentos debe ser limitado en dosis y duración, según las indicaciones terapéuticas (!!). Aunque los antipsicóticos se emplean mucho en personas mayores (sobre todo en aquellas con demencias, donde un 67% los consumen), no hay pruebas de su eficacia; más bien al contrario, se conocen sus efectos adversos, el riesgo de interacciones farmacológicas y un aumento del riesgo de mortalidad. Teniendo en cuenta la poca eficacia y seguridad, se impone el empleo de terapias no farmacológicas de tipo psicosocial en el tratamiento de problemas psicóticos y conductuales.  Frecuentemente, no sólo “se hace contención” a las personas con problemas de salud mental con fármacos sino también con sujeciones físicas. Demasiado frecuentemente. El Ministerio de Derechos Sociales y las Comunidades Autónomas aprobaron en junio de 2022 un modelo común para los servicios de atención a la dependencia, entre los que se incluía una atención “libre de sujeciones” en las residencias. Esperamos con ansias ese desatar.

Muchas personas mayores reciben fármacos como único tratamiento y otras muchas no reciben ningún tratamiento, pero las Guías de Práctica Clínica (NICE) recomiendan intervenciones psicológicas como primera línea de actuación para el abordaje de los problemas de salud mental. La evidencia científica muestra que el tratamiento inicial mejor para el trastorno del estado de ánimo es la psicoterapia, y mucho más eficaz que la atención médica estándar. Pero en la Comunidad Valenciana solo hay cinco profesionales de la psicología por cada 100.000 personas, mientras la OMS recomienda un mínimo de 18 por cada 100.000 habitantes. ¿Y geriatras? Solo hay 11 (ninguno en la provincia de Castellón). Según el Síndic de Greuges (datos de 2023), a la Sanidad valenciana le faltan 400 geriatras y atiende mal a 1 millón de personas mayores.

7. Cronificación. La falta de acceso a un tratamiento adecuado en salud mental se traduce en una cronificación del problema, aumento de días de hospitalización, hiperfrecuentación de servicios médicos y urgencias. Cuando una persona tiene depresión y no recibe ayuda, la probabilidad de que este problema se cronifique y complique con otros problemas de salud mental y física es elevada y los costes asociados a la atención sanitaria cuando el problema es crónico, son muy altos.

8. Derecho al buen cuidado. La falta de acceso a un tratamiento adecuado a la persona mayor supone una discriminación por edad y un perjuicio a los derechos fundamentales.

Aprovechando que hay un nuevo Gobierno, pedimos que se realicen más programas de promoción, prevención y tratamiento en salud mental y que en ellos se incluya a las personas mayores, y en especial, a las mujeres mayores. Es necesario realizar una atención a las personas mayores interdisciplinar, comunitaria y con enfoque de derechos y de género. Es necesario generar conocimiento sobre la situación epidemiológica y su evolución en la población de la Comunitat Valenciana, con especial interés a los grupos vulnerables. ¡Son ciudadanos de pleno derecho!

Sacramento Pinazo-Hernandis es doctora, profesora titular en Facultad de Psicología de la Universitat de València y presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología

Rosa Bayarri Romar es presidenta de la Federación de Salud Mental de la Comunidad Valenciana

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