DE Barrio

Petraher, las claves de su estallido en Patraix

A partir de la generosidad de su carta y el barrio como cobijo, Catalá y Chillida han dado en el centro de la diana con su estreno.

| 03/02/2023 | 3 min, 5 seg

Es tan habitual ver cómo muchos de los locales que mejor funcionan no están en el centro, sino en las coronas alrededor de él, que ya más que una tendencia o una dinámica temporal, definitivamente estamos ante un nuevo patrón.

Si el Anuario Hedonista 2021 estaba dedicado al barrio, es el barrio el principal origen de algunos de los éxitos más arrolladores en este ciclo. Tiene poco que ver con la casualidad, sino más bien con disponer de un suelo de fieles y habituales a partir de los cuales crecer. El reverso de ese comportamiento, es el público de paso, circunstancial, desarraigado, propio de las calles que ya solo existen para circular entre comercios cuya persiana cierra a las nueve de la noche.

El barrio como cobijo y como estrategia diferencial: menos competencia, menos dumping urbano, más capacidad para diferenciar y generar renovación. De Benicalap a Patraix, abundan los ejemplos. En este último es donde ha brotado Petraher desde hace unos meses convirtiéndose en un espacio arrollador. 

Lo hace a partir de una terraza abierta hacia el Mercado de Jesús. Una propuesta bien directa que, detrás de raciones copiosas y carta abundante, ofrece la calidez de los días en los que homenajearse. 


Carlos Català y Henar Chillida, autores del proyecto, quisieron vincularse al barrio hasta el punto de darle su nombre. El de la alquería que Jaume I le entregó a su escribano hasta acabar en manos de los barones de Patraix y convertirse en su emblema. “Nace -comentan ellos- como una necesidad de crear para el barrio el concepto gastronómico que, como profesionales del gremio, pensábamos que le faltaba. Y también, como necesidad de crear un concepto que como clientes también nos gustara consumir. Hemos creado el restaurante al que nosotros iríamos, con una carta que nos guste y con unos precios que nos podamos permitir como clientes”. Català procede de empresas como Gourmet Catering y Espacios (fue jefe de sala en Contrapunto, el One Shot Reina Victoria). 

En una mañana soleada de sábado todas las constantes llevan a pensar que Petraher es la plaza de un pueblo vivo. 

Aroma a cuando el barrio era municipio independiente. 

La carta, con el sello de Álvaro Calzada (ha pasado por Contrapunto, Llisa Negra…), parece hecha para abarcar la infinidad. Con un primer bloque de sugerencias (flor de alcachofa con bechamel de blanquet o strudel patraixera), referencias como el ajoarriero, las cocas, el canelón de puchero o los arroces en llanda (o con enormes cazuelas de barro, para los melosos) reafirman que la visita no puede ser de trámite. El bao de panceta, col y cacaos o las gyozas con embutido de Requena completan la carta, a modo de piruetas. “Trabajamos -continúan- con aquellos productos que están de temporada, para tener una carta viva y en constante evolución que no nos deje aburrirnos. El secreto para nosotros está en elegir bien el producto y en permitirnos jugar un poco, experimentando nuevas mezclas que puedan resultar sorprendentes, pero siempre respetando mucho el producto”.


El interior del restaurante está hilado a partir de imágenes que homenajean la historia del viejo pueblo. El barrio, repiten, es el barrio. “Nos gusta decir que no estamos en Patraix, somos de Patraix”. 

Restaurante Petraher
c/ Beato Nicolás Factor, 8
València.

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