El analista tiene claro que en esta crisis del llamado 'oro negro' solo ganan los importadores de esta materia prima, siendo su principal exponente China
MADRID (EP). La dramática situación en la que se encuentra el petróleo comenzó con el conflicto entre la OPEP y Rusia, que desencadenó en una guerra de precios. La alianza entre la OPEP y Rusia se rompió dañándose la estabilidad dentro del mercado de precios del petróleo que se había dado durante los últimos tres años. En esta crisis del petróleo solo ganan los importadores de esta materia prima, siendo su principal exponente China.
El parón económico por el coronavirus tampoco ha ayudado donde la extensión de este en un principio ocasionó un recorte en la demanda de más de un tercio a nivel mundial. Esta bajada de demanda está provocando un exceso de oferta que provoca el abaratamiento del 'oro negro', que cada vez pierde más el supuesto brillo, lo que ocasiona serios problemas en millones de empleos y en países tremendamente dependientes de la comercialización de petróleo.
Esta ruptura entre la OPEP y Rusia ocasionó un acercamiento entre el cártel y el grupo de los 20, que a pesar de acordar un recorte de producción no consiguieron limitar la debacle del precio del petróleo. El 6 de marzo detonó el problema cuando Rusia se negó a recortar la producción propuesta por Arabia Saudí. Dicha propuesta era para solventar la caída por el freno económico que estaba produciendo el virus. Esta negativa dió lugar al efecto contrario, ya que Arabia Saudí siguió inundando de barriles el mercado de petróleo.
Después de este desastre se llegó a un acuerdo de reducción de la producción en casi una décima parte. El paso del tiempo ha puesto en evidencia esta medida, ya que ha sido mucho más importante el impacto de la pandemia. Todo ello desatando una caída sin precedentes en la demanda de petróleo debido al frenazo económico que ha sufrido la economía a nivel global.
Incluso Donald Trump ha instado a reducir la producción para incrementar el precio del petróleo. Esta intervención del presidente americano muestra las serias dificultades por la que pasa la industria del esquisto en la región. Rusia sobre este tema se ha posicionado, diciendo que el precio -y la intervención de Arabia Saudí durante los últimos años- ha beneficiado la industria petrolífera americana, y uno de los motivos de la ruptura ha sido este. Las diferentes medidas que ha ido incentivando la OPEP ha llevado a Arabia Saudí a perder la situación de privilegio con el renacer de las compañías de fracking y ser adelantada en producción de crudo por Rusia.
Pero ahora no es buen momento para la industria de esquisto estadounidense, puesto que a estos niveles las compañías perforadoras son muy vulnerables por cuanto el precio actual no les hace ir eliminando el endeudamiento que tienen a la velocidad que lo hacían a unos precios mas elevados. Esta situación llevó a tomar medidas drásticas en lo que a restricción de producción se refiere, llegando a promover un acuerdo coordinado a nivel mundial de los productores de petróleo.
En esta situación actual, la OPEP y Rusia son las que tienen mayor posibilidad de supervivencia, ya que Rusia encuentra el punto de equilibrio en los 42 dólares por barril, protegiendo el actual diferencial con estrategias de cobertura; y por su lado los países de Oriente Medio producen a un tercio del coste del esquisto estadounidense.
La industria estadounidense en esta materia es de las más perjudicadas, pero todavía está muy lejos de países totalmente dependientes de esta materia prima como son Venezuela y Nigeria, cuyos presupuestos nacionales dependen del petróleo. Esta última circunstancia podría ocasionar serios problemas en el futuro, en caso de continuar el parón económico y de seguir con unos niveles de precio del crudo tan reducidos.
Jorge López es analista de XTB