VALÈNCIA (EFE). La científica Pilar Mateo está convencida de que los valencianos, un pueblo de carácter abierto, "mediterráneo y alegre" y en el que prima el lema "vive y deja vivir", no han "perdido un minuto de sueño" por la posible existencia de una "madrileñofobia", una idea que considera "absurda".
"¿Fobia a las personas por venir de Madrid? ¡No, gracias!", asevera la investigadora valenciana a la Agencia EFE al ser preguntada por cómo cree que se ve Madrid desde la Comunitat Valenciana.
Mateo, que ha dedicado su vida profesional a combatir enfermedades endémicas como el mal de Chagas -contra la que inventó una pintura insecticida- o el dengue, considera que la covid-19 "no ha cambiado el carácter mediterráneo y alegre de los valencianos y nuestra forma dionisia de ver la vida", y asegura que a "nadie se le discrimina" por venir a la Comunitat Valenciana desde la capital.
"'Vive y deja vivir' es un lema muy de estas tierras. No complicamos la vida a nadie, pero nos gusta que nos dejen tranquilos", aclara.
Según Mateo, "aunque no lo parezca, la modestia intelectual y la discreción están para recordarnos a todos que nadie debería ir por el mundo, ni en el plano individual ni en el colectivo, alardeando de estar por encima del resto".
"Etimológicamente sabemos que la palabra 'absurdo' significa que hablamos de algo que no vale la pena ser escuchado, que está fuera de la razón, que no tiene lógica", indica.
A su juicio, "vivimos sin duda una época un tanto absurda, ya que hoy en día cualquier doctrina, o programa político, que se declare contrario al sentido común y a la razón parece positivo, como si fuera un gran descubrimiento a nuestro alcance".
"El charlatán de antaño se convierte, vía Twitter, en el iluminado negacionista del presente", asevera la científica e inventora valenciana.
Y añade: "Razonando sobre lo absurdo estábamos" cuando apareció "la idea de la 'Madridfobia', no solo en la periferia de la península, sino en todo el territorio nacional, anchas Castillas incluidas".
"Vaya por delante que creo que Madrid ha sido siempre una ciudad muy acogedora, cosmopolita y culturalmente muy abierta a lo foráneo", afirma Mateo.
Recuerda la "situación de pánico" que vivió Madrid hace unos años cuando "un enfermo de ébola, uno solo, y español de nacionalidad, llegó en avión para recibir tratamiento médico".
"Fue una especie de apocalipsis. Se exigió por activa y por pasiva que se devolviera al enfermo al país donde había contraído la enfermedad -rememora-. La fobia al enfermo estuvo presente a todas horas. Repasen, por favor, las hemerotecas y comprenderán lo que les digo".
Admite que, en "momentos graves", motivados por un alto índice de infectados por el coronavirus, "nadie entendía muy bien" esta idea: "Si nosotros nos veíamos forzados a la idea monacal de recogerse en casa, aislarse y esperar a que el tiempo escampara, otros pudieran hacer de las vacaciones y el turismo una fiesta lúdica en la que la participación era de obligado cumplimiento".
"Pero no se entendía ni de los nativos de la zona, ni de los visitantes cualquiera que fuera su origen", agrega.
"Los valencianos nos consideramos españoles y europeos, y con todos nos gusta llevarnos bien, es nuestra forma de ser. Y seguimos recibiendo visitantes y a nadie se le discrimina por venir de la capital", destaca.
Recuerda a los partidarios de "tan insigne idea" que, "por un lado, las obras del absurdo nunca produjeron una chispa intelectual capaz de cambiar el destino de la Humanidad, pero por desgracia los prejuicios son muy fáciles de crear pero se disuelven con mucha lentitud. Demasiada".