VALÈNCIA. (EFE). La concejala de València Pilar Soriano (València, 1973) desvela en una entrevista con la Agencia EFE que es una fanática del arte románico, que carga pilas con las manualidades, y que escuchar música en la radio mientras pinta es su tarde de domingo ideal.
-¿Tiene tiempo para viajar?¿Qué lugares querría visitar?
-Me encanta viajar y sin parar de hacer cosas. Tengo una máxima: si madrugo para ir a trabajar, madrugo para disfrutar, y me gusta tenerlo todo planeado previamente por mí. Me gustaría ir a Perú y a los grandes parques naturales de Estados Unidos, pero requieren de un tiempo del que ahora no dispongo. Lisboa la llevo visitando veinte años. Y la última zona que he descubierto ha sido Puglia, el tacón de la bota de Italia.
-¿Cómo le surge a una química la inquietud por el arte románico?
-Desde la época del instituto. Yo soy de ciencias, me encantan los números, pero también me gusta mucho leer y esa etapa artística me llama mucho la atención. Soy una fanática, y cuando viajo visito todo lo que sea del siglo XVI hacia abajo. Yo veo una iglesia del siglo XI y se me cae la baba.
-¿Cómo se relaja del ajetreo de la gestión municipal?
-Utilizo lo que me falta en mi vida de concejal: las manos. Como química, he trabajado mucho en laboratorio usando las manos, pero ahora solo las uso para teclear. Me relaja hacer manualidades, me gusta dibujar y pintar, y ahora estoy centrada en pintar cajas de madera, que además me vienen genial para hacer regalos.
-¿Cuál sería su tarde de relax perfecta?
-Escuchando la radio, y a la vez con música y estar pintando; sería mi tarde de domingo ideal.
-¿Ese hobby le sirve para cargar pilas?
-Yo cargo pilas con las manualidades y diariamente con los pequeños detalles, como leer en el autobús. Este trabajo es muy intenso que genera muchas dificultades, y disfruto resolviéndolas, pero para tener la mente despejada hay que hacer pequeñas desconexiones.
-Como amante de la decoración, ¿es más de darse una vuelta por IKEA o por una tienda de antigüedades?
-En realidad, de todo un poco. Funcionalmente ahora voy más a grandes superficies, ero también tengo muebles que guardo de hace tiempo o piezas de cierto valor,como dos mesitas negras de diseño italiano. Me encanta montar muebles, por eso también voy a esas tiendas que te obligan a montarlos.
-¿Es de seguir la moda? ¿Es de zapato plano o de tacones?
-Me gusta la moda, pero tampoco la sigo mucho ni le hago caso. Soy muy cómoda en la ropa. El concepto de 'para presumir, hay que sufrir' no lo comparto. Sufrir, lo justito. Soy de zapato plano, pero tengo zapatos de tacón para determinadas ocasiones.
-¿El tiempo libre que tiene es para ver la televisión o para leer?
-No soy muy de ver series de televisión, ni tampoco de ver la televisión en general. Me gusta mucho la lectura, aunque ahora no tengo tanto tiempo. He tenido épocas de devorar libros, pero ahora aprovecho para leer los veinte minutos del trayecto de autobús. Es una forma disciplinada de no estar enganchada al teléfono móvil.
-¿Está enganchada a las nuevas tecnologías?
-Lo justo. No puedes vivir de espaldas a ellas. Tengo ordenador, tableta, teléfono. Estoy pendiente de ellas, pero no necesito el último modelo todo el tiempo.
-¿Y es más de Twitter, Instagram o Facebook?
-Soy de nada, pero me obligan a hacerlo. Me gustan, pero consumen una gran cantidad de tiempo e intento racionalizarlo. La rapidez de Twitter me pone nerviosa; Facebook me gusta más porque te da tiempo a reflexionar, pero me consume, e Instagram lo dejo para las fotos de viajes, pero sin entrar en la vida privada.
-¿Ser química, qué le ha aportado en política?
-Yo tenía dos vocaciones: Química y Medicina. Pero en mi año los números clausus de Medicina fueron altos y me matriculé en Química en València. He desarrollado poco la profesión, pero me gusta mucho y me ha dado muchos conocimientos aplicados después. Y a nivel político, me ha dado capacidad para analizar y resolver problemas.
-¿Se plantea seguir muchos años en política?
-Esto es una etapa más. Quizás un poco más de tiempo sí me apetece, pero no seré de las que esté veinte años. No hay cuerpo humano que resista esto al cien por cien, y cuando no están al cien por cien tienes que cambiar.